Capítulo 11.

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Jos se encontraba tomándome entre sus brazos. Esto era más incómodo aun cuando él estaba sin decir nada. ¿Se supone que él debía decir algo? Creo que soy yo la que debe disculparse.

Lo siento... ― Dijimos al unísono. ― No enserio perdón... ― Reímos al darnos cuenta de que estábamos hablando al mismo tiempo.

Nuestras miradas se cruzaron sin querer. Estaba perdida en su mirada, en sus ojos ¿Tan enamorada estoy de él? Una sonrisa decoraba mi rostro en este momento, una estúpida sonrisa de enamorada.

Sin decir una sola palabra más me soltó. Su expresión es confusa, como si estuviera dudando en decirme algo.

Melissa... ― Habló. ― ¿En serio estas...? ¿En verdad estas enamorada? ― Preguntó con voz ronca.

No sé cómo responder a su pregunta, no puedo mentirle, no me gusta mentir, pero tampoco puedo decirle la verdad.

La puerta se abrió sin previo aviso, la madre de Jos se encontraba tras ella. Una sonrisa se dibujó en su rostro al vernos.

Siento interrumpir chicos. ― Se disculpó. ― Melissa, ¿Te quedarás a cenar? ―Me preguntó aun con una sonrisa en el rostro.

Eh, no creo...

Si, se quedará a comer, en un minuto bajamos, gracias mamá. ― Me interrumpió.

Su madre lo miró confusa. Le sonreí para tratar disimular mi igual confusión hacia su actitud. Ella asintió y salió de la habitación.

Lo miré confundida y me sonrió.

Tenía que decirlo, si te vas ahora no parara de hacerme preguntas y tendré que contestarlas todas y si te quedas tal vez se le olvide para mañana. ― Se excusó.

No sonaba tan seguro de su excusa, pero sin embargó le creí. Su voz serena me hacía de alguna extraña manera confiar perdidamente en él. Es algo extraño de explicar, nunca había estado tan segura de confiar así de alguien, pero con Jos es distinto.

Cuando bajamos al comedor los platos estaban servidos. Saludé al hermano de Jos al entrar. Me senté en medio de Jos y su madre, Daniel estaba sentado frente a nosotros.

Cuando la cena concluyo me levanté a ayudar a la madre de Jos con los platos sucios. José jugaba con Daniel.

Jos cariño. ― Su madre llamó. Él volteó a vernos y dejó a Daniel viendo televisión para acercarse a nosotras.

¿Si? ― Habló.

¿Podrías ver que Daniel se duerma? Tengo algunas cosas que hacer y él tiene que dormir temprano. 

Claro. ― Dijo con una sonrisa. ― ¡Duende! ― Gritó.

Daniel se giró para verlo y Jos fue hacia él.

¿Qué? ― Él pequeño habló.

Ven, vamos a tu cuarto. 

Pero yo quiero ver televisión. ― Dijo haciendo puchero.

Podrás ver televisión mañana, ahora tienes que dormir. ― Ordenó.

Jos tomó el control y apagó la televisión. Lo cargó en su espalda y subieron hasta su habitación.

― Melissa, ¿Podrías ir con ellos? Yo termino con los platos. ―

― ¿Segura? Puedo terminar con esto... ―

Ve, por mí ni te preocupes. ― Asentí y deje los platos a un lado.

Subí las escaleras hasta llegar al cuarto de Jos y Daniel ya que compartían la habitación entre los dos. La puerta no estaba cerrada del todo. Me quedé en la puerta espiando la escena por el pequeño espacio que quedaba.

¿Tú también vas a dormir? ― Preguntó Daniel.

No, aún no. ― Contestó.

El pequeño ya tenía el pijama puesto. Jos estaba sentado a un lado de la cama acobijando al pequeño Daniel.

¿Por qué no? ― Preguntó.

Porque soy mayor y puedo dormir tarde.

Ya quiero ser grande y poderme dormir tarde como tú.

Ya lo serás chaparro. ― Dijo Jos revolviendo el cabello de Daniel.

Debo decir que Jos es un buen hermano a comparación mía. Yo no me imagino teniendo una charla tranquila con mi hermano, nuestras charlas acaban en pleitos, ni siquiera estoy segura de que haya tenido una charla con él algún día. Es una encantadora escena de hermano a hermano, ojalá mi hermano fuera así de lindo que Daniel.

Jos... ― Daniel habló.

¿Si?

La chica que está en la casa... Melissa, ¿Así se llama no? ― Preguntó.

Si, ¿Qué ocurre con ella?

Es muy bonita.

Si... lo es. ― Dijo Jos. No pude evitar sonreír al escucharlo.

¿Es tu novia? ― Daniel Preguntó.

No, es solo una amiga. ― Respondió.

Mi sonrisa se desvaneció al escucharlo. Una amiga, eso es lo que soy.

Me cae bien, ¿Cuándo será tu novia?

No lo sé. ― Suspiró.― Ya duérmete es tarde. ― Ordenó.

Jos se levantó y apagó la luz de la habitación.

Buenas noches. ― Se despidió Daniel.

Descansa duende.

Jos salió de la habitación cerrando la puerta tras él. Se dió cuenta de mi presencia en la habitación y sonrió al verme.

Melissa...

¿Se durmió? ― Pregunté.

Si, acaba de dormirse.

Es muy lindo.

Y le caes muy bien. ― Sonrió. Bajamos a la sala principal.

El tiempo se había pasado muy rápido, y la hora de mi partida había llegado. Me despedí de la mamá de Jos y él me acompaño a mi casa ya que es tarde y no puedo andar sola a estas horas según él, trate de convencerlo de que podía tomar un taxi e irme sola pero se negó y no tuve otra opción que dejar que me acompañara.

(EN EDICIÓN) Un Deseo » J.C.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora