⏩Capítulo 38⏪

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  - Gracias.- le digo cuando me deja caer de sus brazos al interior de la tienda.- No se cuánto tiempo hubiese aguantado con esa maldita ardilla en mi cara.

  - No las des.- dice Jesús, sentándose a mi lado.- Supongo que no más de cinco minutos.

  - Ni más de cinco ni más de medio minuto.- digo llevándome el dedo índice y corazón a un lado de la cara que había sido dañado.- Ay.- murmuré, y automáticamente retiré mis dedos de la mejilla. Ambos estaban un poco manchados de sangre.

  - No te toques.- me advierte.- Por suerte me he traído un neceser con alcohol,agua oxigenada, algodón y gasas.

  - ¿Te has traído todo eso?- le pregunto alzando una ceja pero no debería de haberlo hecho, pues me dolía toda la cara.

  - Sí, espera aquí.- dice saliendo de la tienda de campaña pero se vuelve a asomar,aunque no entra.- No te toques, por favor.Se puede infectar y sería más difícil curar.

Asiento tragando saliva y vuelvo a recostarme sobre la toalla - ya sé que es una tontería pero es que así no me clavo nada y duermo mejor -.

Cuando pasan no más de cinco minutos, entra Jesús con un neceser rosa de la Hello Kitty.

  - Sé lo que estás pensando, y no hace gracia.- dice este, volviéndose a sentar a mi lado.

  - Oh vamos, claro que hace gracia.- río débilmente, sentándome para alcanzar el neceser.-

  - ¿Qué haces?- me pregunta cuando ve que he cogido el neceser que había dejado sobre su regazo.

  - Intentar curarme.- le digo, mientras busco el algodón y el alcohol.- ¿Qué es mejor primero: el alcohol,o el agua oxigenada?

  - Déjame anda.- dice arrebatándome el neceser que contenía ambos botes.- No te toques.- me dice cuando ve mis intenciones de llevarme los dedos de nuevo a la cara.

  - Costumbre.- digo suspirando, me dolía mucho la cara.

  - Te duele, ¿verdad?- me dice, mientras echaba un líquido sobre el algodón.

  - Se me acaba de tirar una ardilla a la cara, Jesús.- le digo bordemente - Me ha clavado sus asquerosas y largas uñas.¿Esperas que no me duela?

  - Perdón.- me dice - No había falta que me hablaras así.

  - Lo siento Jesús.- era el dolor lo que me hacía comportarme así.- Pero es que me duele tanto que me parecía una pregunta absurda la tuya.

  - Tranquila. Ahora esto te escocerá un poco.- dice avisándome, mientras cerraba el tapón del bote cuyo líquido había sido absorbido en el algodón.

Se coloca de rodillas para estar más cómodo y se inclina a mi. Me echo para atrás un poco por miedo a tenerlo cerca, pero luego comprendí que necesitaba acercarse mucho porque mis cortes y arañazos estaban en mi cara.

Vamos Irene, sólo serán un par de minutos.

Cierro los ojos para no ponerme nerviosa al tener su rostro a centímetros del mío, y comienzo a inspirar y expirar aire tranquilamente para relajarme.

Y me terminaste odiando #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora