XXII. La verdad

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En ese momento la Reina soltó un suspiro de alivio mientras Emma se ponía en pie para enfrentarla.

–¡Maldita seas! Eres un ser despreciable pero vas a perder todo –Espetó en su contra. –Te juro que esto no se va a quedar así. –Emma le lanzó una ráfaga de magia en su desespero que la Reina absorbió con total imparcialidad.

Emma se quedó de piedra al ver que su magia no tenía ningún efecto en Regina. Además, seguía herida por culpa de Rayza y eso no ayudaba. Regina caminó hacia ella frívola e inexpresiva. Se detuvo justo frente a ella y replicó.

–No me hagas reír, querida. Tu magia no es suficiente para enfrentarse a la mía y, desgraciadamente, tampoco podrás evitar lo que sigue. –Le sonrió con malicia.

Acto seguido, desapareció en una nube morada junto con el cuerpo de Henry. Todos se miraron estupefactos.

–¡Tú! –Emma se volteó a ver a Cora. –¡Tú eres la responsable de esto y te juro por mi vida que...!

No pudo concluir su frase. Un dolor en el vientre se apoderó de ella, a tal grado de doblarla. Killian se acercó de inmediato. Todos se miraban con dudas y nerviosismo. ¿Qué demonios estaba pasando?

Emma se quejaba y su respiración estaba cortada. No entendía que le sucedía. Azul se acercó a ella y trató de calmarla.

–Esa maldita mujer... –se quejaba –seguramente ella tiene algo que ver con esto.

En ese instante Bella comenzó a sentir dolor en el cuerpo de la misma forma que Emma. ¿Qué demonios les pasaba? ¿Alguna complicación post pérdida causada por la magia de la Oscura?

–¿Qué demonios está pasando? –Preguntó Killian muy alarmado. –¿Por qué se sienten así?

–No tengo la menor idea –admitió Azul con desconcierto –no siento absolutamente nada malo en sus cuerpos, no veo rastros de magia, ¡no veo nada!

–No vamos a perder más tiempo –intervino Gold –tenemos que llevarlas con Whale –su tono era de miedo. –Después investigamos de dónde proviene todo esto.

–El cocodrilo tiene razón, no tiene caso seguir discutiendo, vámonos.

–Permítanme –intervino Zelena –perderemos menos tiempo así.

Una nube verde los envolvió, llevándolos al hospital donde Whale apareció por el pasillo y auxilio a ambas mujeres con ayuda de algunas enfermeras mientras el resto esperaba en la sala.

–No puedo creer que esto nos suceda de nuevo –Mary Margaret estaba angustiada por su hija. –Esa mujer no va a parar hasta que me vea muerta –desesperada –tal vez, si yo...

–Ni siquiera lo pienses –la interrumpió David de manera tajante. –Quita esa idea de tu cabecita Nieves.

–¿Es que no te das cuenta? –Con lágrimas. –Ese error me ha costado la vida de las personas que más quiero en esta vida y no estoy dispuesta a perder a nadie más.

–No, Nieves –intervino Azul –esto no es tu culpa, Regina no comprende que fue un accidente inocente el que tú cometiste y nada justifica su actitud.

Cora estaba por la ventana, observando la ciudad en completo silencio. Algo no le terminaba de cuadrar, las cosas habían salido mal, se suponía que con el corazón en el pecho Regina recordaría todo y entonces se liberaría pero ocurrió todo lo contrario. La angustia de haber sido traicionada por Hades comenzó a rondarle la mente.

De pronto se acercó Gold. –Quiero una explicación a todo esto, Cora, querida.

Ella volteó en silencio y lo observó sin expresión.

Entre las Sombras de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora