XVII. Desesperados

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¡Hola! Gracias por los comentarios en el capítulo anterior. Como no quiero que @theoperationmongoose tenga un paro cardiaco, aquí está el nuevo capítulo. Lxs preparo de una vez, el capítulo es difícil pero les prometo que todo tiene explicación y solución.

*Hospital*

Cuando la Reina se esfumó, todos se quedaron callados, mirándose unos a otros sin saber cómo reaccionar.

–Díganme que es una broma. –Dijo Zelena, rompiendo todo silencio. –Por favor, díganme que la Reina no acaba de estar aquí, no sabe que tengo una hija con él y que no está furiosa. –Su tono era nervioso.

–Me temo que no es una broma y que estamos metidos en un gran problema. –Espetó Gold.

–Esto parece una pesadilla –intervino Robin con un semblante de estrés –mi hijo está desaparecido y Regina se ha dado cuenta de mi mentira. –Agobiado.

–Pero a pesar de lo mucho que puedas amarla, en este momento, primero es encontrar a Roland, ya después hablarás con ella. –Intervino Killian.

–Estoy de acuerdo –agregó Emma –no podemos hacer nada diferente ahora con respecto a ella.

Robin los miró sin saber qué hacer, se sentía mal consigo mismo por su hijo y por ella; deseaba verla, aclarar todo y que juntos buscaran a su hijo pero no tenía la cabeza en su lugar así que todos salieron a buscar a Roland, con excepción de Zelena y Bella que se quedaron en el hospital.

*Mansión Mills*

La Reina se dejó caer, abrazando sus piernas contra su pecho, mientras varias lágrimas empaparon sus mejillas. ¡Qué estúpida había sido!, ¿cómo pudo creer que alguien iba a amarla de verdad?

Sydney la observaba en silencio, no sabía qué decir o qué hacer para que se sintiera mejor, tenía miedo de que todos esos sentimientos la tornaran en la peor versión posible de ella. Sin embargo, notó que la había afectado de verdad y mucho más profundo que con Daniel.

–Su Majestad, ¿está bien? –Se atrevió a preguntar.

La Reina no contestó nada, sólo se escuchaban sus sollozos. Sydney se sintió impotente encerrado en el espejo, ella no decía nada, sólo lloraba.

–Su Majestad...

Volvió a ignorarlo, sólo miró a su mano, encontrándose con el anillo que poco tiempo antes le hubiera dado Robin y el llanto se incrementó.

Sydney decidió no decirle más y sólo limitarse a cuidar de ella mientras se tranquilizaba, le daba temor que de un momento a otro, la oscuridad causara estragos en ella.

*Varias horas después*

*Calles de Storybrooke*

Se habían dividido para buscar al pequeño pero no habían tenido éxito, sino todo lo contrario, los nervios iban en aumento en todos porque el pequeño no aparecía y porque, accidentalmente, Henry le había contado a Robin la mala situación por la que pasaba Roland los últimos días. Se encontraron enfrente de Granny's.

–Esto no puede ser posible, ¡la ciudad no es tan grande! –Robin estaba desesperado.

–Tranquilo, Robin –intervino Emma –lo más seguro es que esté enojado y no quiera ser encontrado.

–Mejor ni me digas nada Emma –molesto –¡Por qué no me dijiste que las cosas estaban mal! –Explotando.

–¡Cómo querías que te dijera si tu preocupación más grande era la Reina y no tu hijo! –Gritándole.

Entre las Sombras de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora