Capitulo 25: Destino

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-Lauren... ocupamos hablar.

-No, no tenemos nada de que hablar el asunto esta decidido.

-¿De que hablas?- pregunto totalmente confundida plantándose frente a su novia para mirarla fijo a los ojos -Ni siquiera haz hablado conmigo, ¿que decisión se supone que tomamos?

¡ZAS!

El unico sonido de la espalda de la morena pegando contra la pared. La ojiverde le había tomado por la camisa levantándola del suelo para tenerla de esa manera, sus miradas se unían y si juntas fueran algún elemento, sin duda... serian el fuego.

-Te lo prohíbo, me niego, no iras y punto final, Cabello- escupió más con sentimiento que con coraje uniendo sus frentes sin notarlo -Que vallan ellos... Que se jodan todos ellos.

La soltó del agarre, respirando de manera irregular por alguna razón.

-Sabes que... ellos no pueden hacer nada. Tengo que ser yo.

La guionista subió algunos escalones, sin girar en ningún momento hacia atrás. Pensando que quizás el ver esos ojos marrones le traería más tristeza a ese momento, suspiro con solo pensar en que seria de ella sin esa cursi empalagosa.

-Porque no solo me enamore de un tipo cualquiera, hubiera tenido un imbécil, sin nada interesante que darme... pero al menos seria completamente mio.- se tallo los sienes claramente exasperada -Porque tuviste que llenarme de tonterías de amor, invitarme a tantas citas, y seguirme queriendo a pesar de lo mierda que fui una vez fui contigo. ¿Porque me enamoraste tan perdidamente... para irte ahora? ¡Ahora que estamos comprometidas, joder!

-Lauren...

-No, no, nada de Lauren. Estoy cansada quiero dormir, pero esta noche tú duermes en el sofá.

-Si no quieres que duerma contigo... esta una habitación sola al lado de la tuya.

-En el sillón dije.

-¿No quieres que te abrace al dormir?

La pelinegra fue subiendo más escalones, mientras una lagrima amarga resbalaba por una de sus mejillas, la limpio rápido con su antebrazo.

-No...- susurro -no quiero.

...

Esa mañana para la morena todo parecía más pesado, los pasos al caminar, la ropa en su cuerpo, el aire por el que pasaba. Le dio un sorbo a un té dejándolo en la vajilla para subir en silencio las escaleras, camino al cuarto principal sonriendo al darle un prolongado beso en la frente a su prometida.

Tenia trabajo por lo que se apuro en salir de casa, con su típico atuendo de secretaria y su maletín en mano. Llego temprano o eso era lo que parecía al ver tantos cubículos desocupados, curiosamente el de cierta rubia estaba ocupado por la misma. Se sorprendió un poco al ver sus ojeras, su vestir desalineado y su cabello alborotado.

-¿Quinn?- la llamo suave recargándose en la esquina de su escritorio -¿Estas bien?

-¡¿Que rayos haces aquí, Mila?!- se levanto de una la rubia limpiándose una marca de rimen corrido por debajo de los ojos -¿Sabes lo que sucede?

-Estoy enterada.

-Es algo obvio, nadie querría venir al trabajo cuando probablemente no haya señal de vida al día siguiente, ¿no lo crees?

-No lo sé, ¿porque estas aquí?

-No lo entenderías- le resto importancia caminando hacia el elevador -Solo... una persona me entendería.

La latina sabia perfectamente a donde llevaba eso, se adentro en un cubículo con ventana aprovechando la soledad del lugar se cambio sin ningún problema, saltando por la ventana para flotar hasta la cima del edificio. Como había predicho en su mente, la periodista se encontraba ahí, con un cigarrillo en los labios y la mirada perdida en el horizonte. Se acerco por la espalda tocando apenas el piso con sus botas.

SUPERMAN ||CAMREN G!P|| Where stories live. Discover now