cita

980 111 5
                                    


Sigue narrando Law

¿Empezamos a caminar hacia el restaurant, mis pensamientos quedaron varados en sus sonrisas, como era posible que tan simple acto haga que mi corazón de un vuelco tan grande? ¿Cómo es posible que con solo una mirada una sonrisa el encienda en mi un fuego indomable que quema mi interior? Que me generen ganas de besarlo y no soltarlo más, de hacerlo mío y cuidarlo como si fuera el más delicado cristal, este chico me dio un giro a mi vida inesperado, borro todo dolor con un simple acto sonreír, desde ese momento en la cafetería sabía que el tenía que ser mío.

Unos delgados dedos me trajeron a la realidad su mano toco la mía avisándome que estábamos en la puerta del lugar al parecer no le preste atención en todo el camino pensando en lo que el pequeño entramos y pedí una mesa para dos, nos sentamos y el mesero nos trajo el menú, luego de unos minutos hicimos la orden de lo que cenaríamos, tenía en la cabeza miles de preguntas listas para hacerle, pero simplemente no salían no podía ordenar mi cabeza, esta vez te veías un poco más relajado te veías con una sonrisa tan pura que hacía florecer en mi interior sentimientos nuevos. El mesero trajo nuestra comida , fue una cena tranquila con risas hablábamos de cosas triviales terminamos y siguió el postre donde me contaste de tus estudios este año es el primero de la universidad pero dejaste hace un mes por problemas personales era más que entendible no quería indagar más en ese tema, te pregunte por tus gustos, me contaste que te gusta comer más que nada la Cane , al decir eso sonríes y tus ojos radian un brillo especial, luego dijiste que solías juntarte con tus amigos en un restaurant no muy lejos de aquí pero ya no ibas mucho al decir eso se notó en tu voz algo de tristeza y no quería que estés así asique te invite a caminar un rato por la cuidad.

El clima afuera era ideal para caminar, no hacía frío, pero tampoco hacía calor, una leve briza recorrían las calles solitarias, donde prácticamente la luz de la luna se reflejada en tu rostro y hacía brillar tus ojos más aún. Caminamos hasta el parque nuevamente, y nos sentamos en esa banca que se estaba volviendo especial para mí, al sentarnos vi que temblabas ligeramente así que dejé mi chaqueta sobre tus hombros, te sonrojaste, aunque te cubriste con tu sombrero para que no lo notara, me sentí el hombre más feliz del mundo con ese pequeño acto.

‑‑Debería irme... se está haciendo tarde - me dijiste con una voz tranquila-

‑‑Está bien, te llevo - dije mientras me levantaba.

‑‑No hace falta Torao, no vivo lejos de aquí -

‑‑Como dijiste es tarde, no podría estar tranquilo sabiendo que andarás por ahí a estas horas, vamos te llevare y no acepto un no como respuesta - dije serio, en verdad no quería que te fueras, quería disfrutar tu presencia un poco más.

‑‑Está bien vamos – me dijiste con una sonrisa tierna.

Caminamos hasta el auto que no estaba lejos de ahí, hablábamos del clima y cosas sin sentido. En verdad tu hablabas yo solo asentía de vez en cuando, no es que no me gustara hablar, es solo que me gustaba escucharle me gustaba sentirle tan libre de expresar lo que quisiera y yo no quería interrumpir, me sentía a gusto a su lado. Llegamos al auto y abrí la puerta del copiloto, te sonrojaste y sonreíste ante ese acto, rodeé el auto para ponerlo en marcha. Íbamos por las calles que tan pacificas seguían y, me guiabas por donde ir, y yo estaba asegurándome de memorizar el recorrido para no olvidarlo, llegamos en poco tiempo y me indicaste donde parar y antes de bajar me diste un beso en la mejilla y dijiste:

– La pase muy bien hoy ojalá se repita en otra oportunidad ‑ y te fuiste sin esperar respuesta. Tarde unos minutos en asimilar todo y sentí como mi cara comenzaba a arder y, una enorme sonrisa se dibujaba en mis labios.

- Mugiwara-ya, ten por seguro que esto se repetirá.- dije mientras te veía entrar a tu casa, encendí el auto y conduje hasta mi departamento, al entrar en él lo único que hice fue tirarme en el sillón y recordar ese beso tan inocente y cálido una sensación de paz inundo mi interior, sonreí levemente de nuevo, y mucho más al darme cuenta lo que ese pequeño mocoso estaba generando en mí , solo recordarle me hacía sonreír como un chiquillo con un dulce, me fui al cuarto dispuesto a dormir y atesorar esta velada única, lentamente me fui quedando dormido.




editado :10/04

Te Vi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora