No sabía cuánto había pasado, pero los fuertes golpes de Jini me hicieron abrir los ojos.

— ¡¡Jimin!! Llevas más de veinte minutos. ¡Tengo que ducharme también!

— ¡Me quedé dormido!— Fui sincero.

— ¡Hay lugares en el mundo sin agua y tú la desperdicias de esta manera!— Sonreí con burla por el comentario humanista de Jini. Asomé mi cabeza y grité:

— Si tanto te preocupa, puedes entrar conmigo y ahorramos lo que gasté.

— ¡¡¡Park Ji Min!!!— Dijo cada sílaba de mi nombre con alto enojo.

— ¿Qué?— Planeaba seguir.— No es como que veré algo nuevo.

— Jodete, cabrón.

Unos pasos alejándose por el pasillo retumbaron hasta mis oídos. ¿Ella no se irá sin mí, verdad? Oh, claro que lo hará. Aceleré mi rutina de ducha y salí del baño con la toalla enrollada. Cuando abrí la puerta, me llevé la sorpresa de que Jini estaba ahí parada y sin dirigirme una palabra, de hecho me empujó, entró al baño y en menos de lo que canta un gallo, el agua volvía a salir de la regadera y la cortina se escuchaba correrse.

Jini en verdad era veloz.

Después de haberme cambiado, fui a la cocina y por suerte, ahí me esperaba el desayuno preparado por Jini, sin embargo, no tenía nada especial. No me estoy quejando. Pero, pensé que por ser mi cumpleaños sería algo fuera de lo común. Igual el emparedado estaba delicioso, lo comía recargado en la mesada mientras veía perdido el reloj. Casi era medio día.

Jinyoung salió por el pasillo ya lista. Seguía con mi camiseta, pero vestía unos jeans raspados y seguro se pondría sus Converse blancos. Se acercó al calendario que estaba colgado en el refrigerador, pasando a mi lado.

— Sep, hoy es.— Habló con ella misma.— Jimin, vámonos.


Mis dedos tamborileaban el volante, llevaba un poco más de cuarenta minutos así. Nos encontrábamos en una clínica, cuando recién llegamos, me alteré, pero Jini me dijo que no me preocupara y que volvería enseguida, pero por lo visto mintió. Me agaché en el asiento copiloto y recogí una envoltura de galletas, seguido la dejé en el porta vasos, cuando volví a mi posición, pude ver por el espejo retrovisor a Jini salir de la puerta y haciéndole una reverencia al guardia de seguridad. Por ese acto sonreí. La puerta se abrió y ella saltó dentro del auto, tirando su bolsa al asiento trasero.

— Y bien... ¿A qué viniste?— Eché el Camaro andar.— ¿De qué es está clínica? ¿Los ojos?

— ¿No leíste siquiera el cartel?— Soltó una risa burlona.— Es una clínica de ginecología... ¡¡Jimin!!— Gritó espantada por el frenón que dí.

— ¡¿Voy a ser papá?!

— ¡Ibas, porque acabas de matar al bebé por como conduces!— Gritó furiosa.— ¡Claro que no, idiota! Simplemente era mi chequeo anual.— Seguía gritando.— Y aghhhh... Estoy pensando seriamente en decirte por mensaje cuando de verdad estemos esperando un bebé, no pienso arriesgarlo.— Me miró y entrecerró los ojos.— ¿Por qué mierda sonríes?

En verdad, yo tenía una gran sonrisa en mi rostro.

— Porque planeas tener hijos conmigo.

Y el auto quedó en silencio. Un placentero silencio para mi gusto. Todo el camino al restaurante donde comeríamos estuve pensando en mis hijos con Jini, nuestra casa, su primer día de escuela...

That's Enough ➳ Jimin {Save ME Book #1}Where stories live. Discover now