¡No entiendo!

8.6K 553 126
                                    

- Ricardo. Felicia. - Ambos se levantaron de sus lugares, acercándose a mí.

- Mi querida Karina, cada día más bella. - Sonreí hacia Ricardo, dándole el saludo; al separarnos, Felicia me dio un suave abrazo.

- Karina, ya te extrañaba. - Nos separamos, mirándonos con una sonrisa.

- Y yo a ti, Felicia, pero sabes que no ha sido fácil. Estos chicos me han secado. - Los tres rieron con suavidad mientras, yo, negaba en silencio con una sonrisa.

- ¿A qué debemos el que nos hayas llamado tan tarde, querida? - Miré a Caleb en busca de apoyo, quien asintió, dándome valor. Suspiré levemente.

- Tomen asiento, por favor. - Señalé los asientos, viendo a Ricardo y Felicia sentarse frente a mí mientras, Caleb, se ubicaba a mi lado en el soporte del sillón, acariciando mis brazos. - No sé a quién más recurrir y sólo confío en ustedes.

Los dos intercambiaron miradas preocupadas, mirándome con algo de ansiedad y confusión.

- Karina, ¿qué sucede? - Felicia preguntó con un tono urgente en su voz.

- Es acerca de Thomas. - Felicia abrió sus ojos con preocupación mientras el cuerpo de Ricardo se tensaba.

- ¿Se encuentra bien? - Miré a Ricardo y sonreí débilmente.

- Lo está, sólo que no sé por cuánto tiempo pueda mantenerlo así. - Suspiré levemente, mirándolos a los dos. - Saben que "él" viene cada tanto a verlo y hemos hecho hasta lo imposible para que no se acerque, pero siempre lo encuentro merodeando demasiado cerca. - Hice una pequeña pausa, ya que sentía un nudo en mi garganta que se formaba conforme pasaban los segundos. - Sé lo que son, y confío en ustedes con mi vida.

No pude continuar debido al nudo gigante que se atascaba en mi garganta, impidiendo que las palabras salieran de mi boca, sintiendo que las lágrimas se acumulaban en mis ojos.

- Es por eso que los llamamos. - Ambos miraron a Caleb, quien había continuado. - Queremos que, si en algún momento llega a suceder algo, ustedes cuiden de Thomas como si fuera su hijo.

Sentí que mis lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, al tiempo que sentía las manos de Caleb por mis hombros, dándome consuelo. Felicia se levantó de donde estaba, acercándose a mí, tomando mis manos entre las suyas, mirándome con compasión y ternura.

- Los cuidaremos a todos lo mejor que podamos, Karina; lo prometo. - Negué en silencio, sabiendo que no venía por nosotros.

- Prometan que lo cuidaran a él por encima de todo, Felicia. - La miré, totalmente rota por dentro. - No viene por nosotros; viene por él. Nosotros sólo somos el estorbo en su camino. - Felicia asintió con dolor, dándome un abrazo reconfortante.

- ¿Es muy seguido que aparece? - Al separarnos, fijamos nuestros ojos en Ricardo.

- Bastante. Karina es quien más lo ha visto. - Felicia tomó asiento al lado de su esposo mientras, Caleb, acariciaba mi espalda y brazos, haciéndome sentir su amor.

- Tranquila, Karina; cuidaré a Thomas como si fuera mi propio hijo. - Miré a Ricardo con una gratitud desbordante y asentí.

- Gracias. - Los miré a los dos con mis ojos húmedos y un dolor creciente en mi pecho.

Pensar en que podía perderlo traía un dolor insoportable a mi cuerpo; sentía como si quisieran arrancarme el corazón a fuerza, sin temor a matarme. Mis lágrimas hacían un recorrido silencioso a través de mis mejillas.

- ¿Mami? - Miré al pequeño que me llamaba, viéndolo de pie en la puerta de la sala, causando que me levantara de donde estaba y corriera a refugiarlo entre mis brazos.

En La Oscuridad (Completa Y Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora