Conociendo...

11.3K 703 104
                                    

Me encontraba recostada sobre mi cama, mirando al techo, cuando escuché el timbre.

Me levanté con rapidez, bajando de la misma manera para abrir la puerta. Al hacerlo, Melissa se encontraba de pie en mi puerta, esperando con una sonrisa, que se ensanchó al verme.

- Hola, Cami. - Sonreí de vuelta.

- Hola, Melissa. Pasa. - Me hice a un lado, viéndola entrar a mi casa. Mi madre bajó en ese instante, acercándose a nosotras.

- Hola, cariño. Soy Emily, la mamá de esta jovencita. - Melissa sonrió, mirándome con diversión y asintió.

- Buenas tardes, señora Dawson. Soy Melissa Brighton. - Estrecharon sus manos, viendo a mi madre negar en silencio.

- Oh, cariño, señora era mi madre. Dime Emily. - Soltaron sus manos mientras yo rodaba mis ojos.

- De acuerdo. - Melissa sonrió nuevamente, asintiendo.

- ¿Quisieras pasar a mi habitación? - Melissa asintió, observando a mi madre, en espera de algo.

- Vayan. Les llevaré algo de comer en un rato. - Asentí y dirigí a mi nueva visitante hacia mi habitación en silencio. Al entrar en ella, Melissa se quedó de pie en la puerta, detallando cada parte de esta.

- Me gusta tu habitación. - Sonreí levemente, mirando a mi alrededor.

- Gracias. Eres bienvenida cuando quieras. - Ella rió con algo de fuerza, haciendo que la mirara con confusión, sin comprender su ataque. - ¿Sucede algo? - Me miró, calmando su risa y negó.

- Es sólo que mi hermano nos ha contado que te la has pasado echándolo de aquí y, apenas sepa que me has invitado, morirá. - Rió de nuevo pero más suave, haciéndome sonreír levemente, queriendo hallarle la misma gracia.

- ¿Por qué dice que le gusto? Eso es imposible. - Melissa guardó silencio, quedándose seria y pensativa, tomando asiento en mi cama, cruzando sus piernas; seguí sus pasos, sentándome a su lado.

- Es difícil explicarlo, Cami, pero no seas dura con él. - Me miró con cierta súplica, deseando que comprendiera lo que hablaba. - Si dice que le gustas, créele. Llegué a pensar que era gay porque nunca vi que le gustara alguna chica; bueno, ningún chico tampoco pero no viene al caso. - La miré con curiosidad.

- ¿Y si hubiese sido gay, lo habrían rechazado? - Ella me miró sorprendida pero esbozó una pequeña sonrisa.

- Claro que no. Es mi hermano y lo amo, sea como sea. - Asentí. Escuché el llamado de mi madre desde la puerta y me levanté de la cama, abriéndole; traía unos emparedados con leche achocolatada.

- Espero les guste. - Sonreí, recibiendo la bandeja entre mis manos.

- Gracias, mamá. - La coloqué sobre mi escritorio, acercándome a ella, esperando lo que diría.

- Cami, voy a salir un momento, así que pórtense bien. - Miró a Melissa y sonrió. - Siéntete como en casa, cariño. - Me abrazó y dio media vuelta, bajando las escaleras.

Escuché cuando cerró la puerta de entrada, haciéndome suspirar. Me giré para ver a Melissa, riendo con suavidad al verla atragantarse con los emparedados que había hecho mi madre.

- ¿Qwé? Ewstán bwuenos. - Negué en silencio y sonreí.

- Lo sé; mamá cocina delicioso, sin importar lo sencillo. - Ella sonrió con su boca llena y no pude evitar reír con fuerza.

Su cara lucía demasiado graciosa: sus mejillas se veían hinchadas por la comida que tenía dentro de su boca sin pasar, intentando pasarla con algo de bebida.

En La Oscuridad (Completa Y Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora