—¿Y desde cuando tienes vida privada? —preguntó la pelirroja burlonamente.

En respuesta, le saqué la lengua a mi hermana. Ella hizo lo mismo y seguimos así hasta que la hora del desayuno se acabó y todos nos fuimos a nuestras clases correspondientes.

Hace unos meses atrás, durante el tiempo que Nico estuvo en la enfermería recuperando fuerzas, recuerdo cuando Kayla me vio durmiendo al lado de la cama de Nico, con nuestras manos entrelazadas. Me di cuenta de que no servía de nada esconder mis sentimientos hacia el hijo de Hades, y Kayla y Austin lo tomaron de lo más normal. Pero Kayla lo tomó demasiado normal, o diciéndolo mejor, demasiado bien. Desde entonces, no ha parado de insistirme en que invite a salir a Nico, y ahora que por fin estoy tratando de que el moreno se de cuenta de mis sentimientos, mi hermana no me deja en paz. Sé que tiene buenas intenciones, pero no saben lo que es aguantar a una adolescente de diecisiete años siempre andando sobre tu espalda y apresurándote a que casi te cases con el chico que te gusta.

Aunque no estoy diciendo que esa idea este mal...

Ok ok, cálmate, Solace.

Consulté qué hora era mirando la posición del Sol; las siete más diez minutos. (Una ventaja de ser hijo de Apolo, por cierto). Todavía tenía cincuenta minutos libres antes de que mis clases de música comenzarán. Después de esas dos horas, una hora de arquería y luego una hora de manejo de canoa.

A partir de medio día, una hora de descanso, y a la una empezaba mi turno en la enfermería.

Nico había dicho que lo encontrara a las doce en punto afuera de su cabaña.

Pasé el resto de mi tiempo libre jugando voleibol con uno de mis hermanos, Cole, (nombre salvaje inventado aparece lol) y un par de hijas de Nike que llegaron al campamento unos meses atrás, Holly y Laurel Victor. Era divertido jugar contra ellas porque no se daban por vencidas hasta ganar, lo cual las hacía unas oponentes admirables. Pero el problema era que podían pasar diez horas seguidas metidas en un partido si no ganaban. "Ganar o morir, nada intermedio", era su lema.

Daban un poco de miedo ambas chicas, a decir verdad.

—¡No crean se salvarán la próxima vez, solecitos! —nos gritó una de las gemelas mientras Cole y yo nos alejábamos de la cancha, tomando unas botellas de agua.

—Pareciera que nunca se cansan, ¿verdad? —dijo mi hermano trabajosamente. A pesar del frío que hacía en la mañana, el partido nos hizo transpirar y ahora lo que anhelábamos era un baño en el Lago, pero cuando recordábamos que el agua estaba a una temperatura helada, desaparecían esas ganas espontáneas. Ninguno de los dos quería morir de hipotermia, gracias.

—Yo creo que si, pero sólo lo demuestran si ganan. Como para consolarnos al pensar que les dimos batalla antes de lograr su éxito.

Cole sacudió su cabello castaño decolorado al estilo "californiano" y se lo peinó hacia atrás al pasar sus dedos entre éste. Sus ojos verdes miraron la botella vacía en sus manos con tristeza.

—Creo que iré por más agua, ¿vienes, Will?

Volví a consultar al astro que reinaba el cielo antes de contestar.

Oh, rayos.

—No, discúlpame pero tengo Música en menos de cinco minutos. En realidad, debería de estar corriendo en este momento si no quiero llegar tarde.

Durante Un "Captura La Bandera" | SolangeloWhere stories live. Discover now