Capítulo 25

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"Estás cordialmente invitada a la recepción de Robert Rolland Jr., el viernes 24 de octubre a las 21.00h".

La tarjeta había llegado a mi correo aquella mañana; Charlotte trajo las cartas en una bandeja y las dejó sobre la mesa del comedor durante el desayuno, como cada día.

-- Hay una invitación para ti, Summer -- me dijo Katie, pasándomela por encima de una fuente de cristal sobre la que reposaba un surtido de bollos recién horneados.

La leía distraídamente mientras mordisqueaba un pedazo de croissant de chocolate. En realidad ya estaba enterada de la fiesta de que iba a dar Bob; aquella era tan solo la invitación formal. Matt llevaba comentándolo toda la semana, puesto que iba a ser la primera gran fiesta de la temporada otoñal. Sin embargo, había que enviar las tarjetas por correo y apuntar a los invitados en una lista que le sería entregada al portero, para evitar que aprovechados e indeseables se colasen. 

-- Aquí está también la mía -- añadió Katie, cogiendo otra tarjeta idéntica a la que me había dado. 

En nuestro círculo social, todos los padres se conocían y eran amigos (o fingían serlo), y lo mismo ocurría con los hijos, así que no era nada extraño que Bob hubiera invitado a mi hermana a su fiesta, a pesar de que no fueran amigos íntimos.

-- Eh, también hay una para Luke -- comentó mi hermana entonces, alzando una tercera tarjeta de la bandeja --. Qué detalle haberlo invitado, ¿verdad?

En aquel momento, Luke entraba en el comedor, en pijama -- como cada mañana -- y con aspecto de no enterarse de nada de lo que sucedía a su alrededor -- como cada mañana --. Estaba convencida de que si una bomba hubiera explotado junto a él en aquel mismo instante, ni siquiera se habría dado cuenta.

-- ¿Qué pasa conmigo? -- preguntó, mirándo a Katie mientras se apartaba el pelo de la frente. Incluso recién levantado, su pelo seguía teniendo pinta de haber sido peinado para un anuncio.

Ojalá pudiera decir lo mismo del mío.

-- Bob te ha invitado a la fiesta que va a dar este viernes -- explicó mi hermana, alargándole su invitación.

Luke la cogió sin decir nada y la dejó junto a su plato, sentándose a desayunar. Le observé, expectante, pero seguía sin abrir la boca, como no fuera para meter comida en ella.

-- ¿Vas a decirme por qué me miras así, Summer? -- suspiró al cabo de un rato.

-- Creo que es obvio -- resoplé --. ¿Desde cuándo te invita Bob a sus fiestas?

-- De hecho, es la primera fiesta de Bob de la que tengo noticia. Y supongo que desde que soy parte de tu familia -- explicó con lentitud, como si estuviera hablando con algún niño no demasiado inteligente.

-- Déjate de chorradas. Tú no te llevas bien con Bob. Ni con ninguno de los amigos de Matt -- dije.

-- Me imagino que aquí las convenciones sociales tienen más peso que los afectos y manías de la gente -- sonrió él con sarcasmo --. No va a dejar de invitarme solo porque su amiguito no esté contento con mi presencia.

No dije nada, tomando por válida su explicación. La fiesta me había hecho ilusión, hasta el momento; ahora que sabía que tendría que aguantar una noche con Matt y Luke en la misma sala, no tenía tantas ganas de ir. Quizá si me excusaba diciendo que estaba enferma... Pero no. Luke no me iba a impedir tener vida social de esa forma.

Iría a la fiesta, estuviera él o no. Y me lo pasaría mejor que nunca, me prometí, decidida.

En el colegio no se habló de otra cosa durante toda la semana. Las chicas aprobaban y descartaban vestidos, zapatos y accesorios entre clase y clase, comentaban la lista de invitados en los recreos y se quejaban de sus kilos de más en los vestuarios, después de la clase de gimnasia. La primera fiesta de la temporada de otoño podía marcar tu trayectoria social hasta, por lo menos, las vacaciones de Navidad, y ninguna quería soportar el peso de una mala reputación durante tres meses. Era impensable.

Sweet Sixteen.Where stories live. Discover now