Capítulo 12

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-- Summer, estás muy callada -- dijo papá, escrutándome. 

-- ¿Qué? No, es solo que estoy cansada -- respondí rápidamente, bajando la vista. Luke llevaba todo el desayuno mirándome fijamente, y yo trataba de contener una sonrisa y no prestarle atención. Como Katie o papá se dieran cuenta de que me miraba, seguro que se olerían algo. O quizá no. Pero prefería ser cautelosa. 

-- Es normal. Ayer te fuiste del hotel muy tarde... A saber a qué hora volviste -- soltó papá de pronto, tranquilamente. A pesar del tono calmado de su voz, sus ojos presagiaban tormenta.

-- ¿Cómo? -- exclamó entonces Katie, sorprendida --. Eso es imposible. Ayer Summer se encontraba mal; ni siquiera vino a ver la película conmigo, se fue directa a la cama. 

-- Pues es extraño, porque uno de los encargados del hotel la vio salir por la puerta poco antes de medianoche -- dijo mi padre, que me observaba esperando una explicación. Tendría que ser una explicación realmente buena. 

Mi mente trabajó con rapidez; me habían visto salir del hotel, pero ¿me habían visto entrar? No, mi padre habría mencionado que me habían visto con un chico... Solo tenía que explicar por qué había salido, no la hora a la que había vuelto. 

-- Es que me encontré realmente mal, y quería salir a tomar el aire -- dije. 

-- ¿No tienes para eso una preciosa terraza en tu preciosa suite? -- preguntó papá. 

Mierda, mierda, mierda.

-- Sí, claro, y primero salí a la terraza, pero... -- balbuceé -- me mareé más todavía. Estamos en uno de los pisos más altos, y apenas podía mirar abajo sin sentir náuseas.

Papá me miró fijamente y, al cabo de unos largos segundos, pareció que me creía. Su expresión se relajó y empezó a mostrarse preocupado por mi salud. 

-- ¿Te encuentras mejor ahora? ¿Prefieres quedarte en la cama esta mañana? Puedo avisar a Brian para que vaya comprobando cómo estás... 

Me sentía fatal por mentirle, y más todavía por lo mucho que se preocupaba. Incluso podría decir que se preocupaba más de lo habitual. 

-- No te preocupes tanto, papá, tan solo fue un mareo. 

-- Sí, pero me sabe mal que no pudieras avisarme... 

-- Hubiera podido, simplemente no quise avisarte por una tontería. Si hubiera sido grave, te habría llamado al teléfono de tu suite, nada más.

Él asintió y volvió a remover su café en silencio. No pude evitar echar otra ojeada a la mesa de Luke. Seguía mirándome, y al ver que yo hacía lo mismo sonrió. 

Acabamos de desayunar y les dije que subía un momento a mi habitación. Me levanté de la mesa con la satisfacción de saberme observada por quien quería. Unos segundos después, tal como esperaba, escuché sus pasos detrás de mí. 

-- Esta tarde no tienes nada que hacer con tu familia -- dijo Luke, colocándose a mi lado. 

-- ¿Es una pregunta o una afirmación? -- me reí. 

-- Una orden, De que salgas conmigo. 

-- No sigo órdenes de nadie.

-- Menos de tu papá. 

-- Cállate... 

-- Sal conmigo.

 Por alguna fuerza inevitable, y aunque quisiera, no podía negarme.

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Durante la semana siguiente, como si la misma fuerza invisible que me hacía sentirme atraída por Luke quisiera ayudarnos, mi padre empezó a excusarse y a estar cargado de trabajo adicional, algo que jamás le había ocurrido en verano; siempre lo reservaba para nosotras. Ni siquiera se preocupaba demasiado de que Brian nos persiguiera a todas partes. En otras circunstancias, esto me habría puesto furiosa, pero ahora reservaba todos los momentos posibles para escaparme y ver a Luke, así que apenas me daba cuenta de su extraña ausencia. Katie no estaba tan contenta con la situación; le hubiera encantado tener más libertad si yo la hubiera compartido con ella. Sin embargo, terminó enfadada con papá por no prestarle ninguna atención, y conmigo por escapar de ella cada vez que se presentaba la ocasión. En el poco tiempo que me quedaba para sentirme culpable, me reprendía interiormente por no contarle nada de lo que me estaba ocurriendo, pero en el fondo sabía que era mejor no irse de la lengua.

Sweet Sixteen.Where stories live. Discover now