Capítulo 23

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¡Hola! Esta vez he subido más pronto, pero solo porque he tenido algo de tiempo extra... seguiré subiendo semanalmente por lo general. ¡Espero que os guste el nuevo capítulo! :) 

¿Cómo había dejado que ocurriera aquello? 

De noche, horas después del beso que Luke me había dado, daba vueltas en la cama una y otra vez, incapaz de dormir. No podía parar de recriminarme lo que había pasado. Simplemente debería haberle frenado, haberme negado. No era tan difícil, y, sin embargo, ahora sí lo sería. Con un beso se había abierto mi baúl de los recuerdos, y todo aquello que conseguí olvidar y que, poco a poco, la vuelta de Luke me había ido recordando, me devolvió de golpe todos los momentos, los buenos y los malos, las risas y las lágrimas, el primer saludo y el último adiós. 

Lo único que podía deducir de aquel aluvión de imágenes que asolaba mi mente era que, por mucho que hubiera intentado convencerme de lo contrario, seguía enamorada de Luke. Y también que, aunque tratara de considerarlo un amor de verano, como los de las películas, había sido el primer chico del que me había enamorado, y aquello sería así siempre. Siempre consideraría especial a Luke; al menos, así me lo parecía en aquel momento. 

Miré el reloj; eran ya las tres de la madrugada, y por lo visto no iba a conseguir conciliar el sueño. Incluso había apagado la música por si era eso lo que me distraía, pero estaba claro que lo que me causaba el insomnio estaba en mi cabeza, y no fuera de ella. Resignada, me levanté de la cama y salí de la habitación, bajando las escaleras. Sin importarme el hecho de estar descalza, o de ir vestida tan solo con una camiseta vieja y unos pantalones cortos, abrí la puerta de la calle y me dirigí al jardín. 

Recibí la fresca brisa de la noche como si fuera una caricia; tan solo el frío roce del aire sobre mi piel hizo que me sintiera mejor, más tranquila. Como si nunca hubiera hecho nada malo, o como si nada malo pudiera ocurrirme ya. Las plantas y los parterres de flores tenían algo de mágico iluminados de aquella forma por la luz pálida de la luna menguante. Era una noche sin nubes, así que podía ver el cielo, a pesar de que no se veían demasiadas estrellas en aquel lugar de la ciudad. Caminando por el césped húmedo fui a parar a la parte trasera de la casa, y allí me encontré con alguien inesperado.

-- ¿Sophie? -- pregunté, perpleja. 

La madre de Luke estaba allí, sentada en una de las hamacas que había junto a la piscina, rodeando sus torneadas piernas con los brazos para protegerse del frío (debería tenerlo, puesto que solo llevaba el camisón y una bata de seda) y fumando un cigarrillo. 

-- ¿Qué haces aquí, Summer? Es tarde -- me sonrió ella. 

No me pareció que estuviera en una buena situación para preguntarme nada, pero me callé. 

-- No podía dormir, he salido a tomar el aire -- expliqué. 

-- Igual que yo. ¿Me acompañas? 

Sentarme junto a mi nueva, joven y guapa madrastra a las tres de la mañana, fuera de casa, donde nadie podía vernos, no me parecía la mejor de las ideas. Era el momento idóneo para que ella llevara a cabo la muerte que habría planeado para mí... O quizá había visto muchas películas de terror últimamente. 

-- Claro -- asentí --. Estupendo. 

Me senté a su lado y permanecimos unos minutos en silencio, mientras ella terminaba el cigarrillo. 

-- A veces siento la necesidad de alejarme un poco de todo, para pensar, ¿sabes? -- dijo ella de pronto. 

Me recordó a su hijo, que me había dicho lo mismo el día que salimos en barca, en el puerto de Barcelona. Pero dudaba que Sophie lo dijera para ligar conmigo. 

Sweet Sixteen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora