Capítulo 23

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Me arreglé la corbata negra a juego con mi smoking. Traía mi cabello peinado hacia atrás y mi barba completamente afeitaba. Había estado luciendo una apariencia de vagabundo por los últimos días, pero por esta vez, solo por ese día, haría un esfuerzo y me trataría de ver presentable. No quería que cuando Ainhoa fuera mayor y viera las fotos de su bautizo pensara en lo horrible que se veía su padrino.

Hace mucho tiempo que no iba a una iglesia y la idea de estar allí, de pie junto a Eleanor, Louis y Connie no me agradaba del todo. Me considero católico, pero de ahí a querer asistir a una celebración de una hora de duración había un trecho enorme.

Estaba desconcentrado cuando llegué a la capilla de la catedral, y cuando tuve que saludar a mucha gente que no conocía. Los padres de Louis le decían a todos 'este es el padrino de Ainhoa' y ellos decían 'Aww que adorable', 'felicidades', incluso una mujer gorda y pelirroja me dijo 'Qué guapo'. A todo respondía con una sonrisa y un 'Gracias'. Quería sonar amable aunque me sentía desesperadamente estresado. De alguna forma el estrés de Eleanor y Louis se me habían pegado. Los padres de Eleanor no dejaban de repetir que todo debía salir perfecto. De pronto comencé a entender de dónde venía su forma de ser.

Durante la ceremonia me quedé pegado mirando el crucifijo más grande, donde un Jesús de yeso estaba colgado, con ambas manos sujetas a los lados por unos clavos. Por fuera me debía de ver presentable, pero por dentro me sentía así de jodido, igual que Jesús crucificado. Quería creer que algo bueno iba a venir después de tanta mierda, pero en mi vida amorosa jamás iba a haber un milagro, ni siquiera aunque Dios lo quisiera.

Entonces me autocondené. Mientras el obispo hablaba sobre la palabra del señor y daba ejemplos de la vida real, mis pensamientos se encargaron de criticar cada una de mis acciones.

'Debiste haberte fijado en una chica diferente', me decía, 'Debiste haber mirado en menos a Audrey, debiste haberle dejado el espacio para viajar a Berlín a Albert, él lo merecía más que tú. Si tú no hubieras ido, quizás hubiéramos ganado.' Miraba la cruz y al obispo, le lancé un vistazo a las personas sentadas cerca de mí, miré a Niall y a Connie sin soltarse de la mano, miré a Eleanor, tensa como siempre pero aun así con una sonrisa. Miré a Louis, más relajado que su novia. Y Ainhoa. Ainhoa se veía muy adorable en su vestido blanco, pero se movía y gruñía de vez en cuando.

'Joder, Harry, ¿como pretendes ser el padrino de esta niña si a penas puedes hacerte cargo de tus sentimientos', continué diciendome, 'Si acaso fuese más inteligente, si acaso no hubiese ido a juntarme con Eleanor nada de de esto estaría pasando. Quizás ahora estaría con Audrey junto a mi, cantandole al señor...'

Mandé mis pensamientos a la mierda cuando llegó la hora del bautismo en sí; íbamos a salpicar a Ainhoa de agua bendita en la frente. Yo y Connie nos pusimos de pie junto a Louis y Eleanor, y después de unas palabras del obispo, Ainhoa estuvo bautizada.

***

Después de salir de la iglesia, Louis me pidió que llevara a Connie y Niall al centro de eventos. También me pidieron que llevara a dos primas de Eleanor.

-Ainhoa tiene mucha suerte - me dijo una de las primas, Stephie, sentada a mi lado como mi copilota.

-¿Por qué? - pregunté sin prestarle mucha atención. La única vez que la miré a los ojos no pude evitar fijarme en su gran escote y sus largas pestañas falsas cubiertas de rimel negro.

-Por tener un padrino tan guapo - afirmó la chica, siendo notoriamente coqueta.

-Uy Harry - me molestó Niall en el asiento trasero - parece que tendrás una cita esta noche.

-No lo creo - dije antes de doblar hacia la izquierda. Apenas podía concentrarme en el camino con la voz chillona de la otra prima de Eleanor.

-¿Tienes novia? - casi exclamó esta última.

Diamonds in the sun //h.s//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora