Capítulo 10

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A una semana y media para que llegara el anuncio del concurso todos estábamos más estresados que nunca, en especial yo. Con los dos planes que no habían funcionado y con nuestros proyectos siendo ignorados por varias empresas constructoras, ya me había resignado al veredicto final, me había resignado a perder.

Y Dayanne lo notaba, porque me percibía sin ganas de hacer cosas, ni siquiera hacer el amor. Estaba frustrado y enojado, por culpa del hijo de Macgeo. El muy idiota había arruinado una buena oportunidad para la empresa, y de paso le había roto el corazón a Audrey, que cada día se veía peor.

Intenté hacer caso omiso a su rostro apagado, a sus constantes equivocaciones en la oficina, a su mal desempeño en las traducciones. Y cada vez que Joe le llamaba la atención por eso, no podía evitar sentir una puñalada de culpa, intentando defenderla como podía, argumentando que me había estado ayudando en otra cosa, que le había pedido que me tradujera unos documentos.

Hasta que de pronto nuestra salvación atravesó la puerta, vestido en un elegante traje color azul petróleo.

-Busco a Harry Styles – dijo una voz ronca, una voz conocida. Levanté mi cabeza en modo alerta.

-Esta al fondo del pasillo – dijo Audrey afirmando la puerta para que el hombre pudiera pasar dentro de la oficina. Al principio no pude reconocerlo, pero luego de un rato recordé su nombre.

-¿Garvin O'Ryan, verdad? – pregunté cuando estuvimos lo suficientemente cerca.

-Si – asintió el hombre - ¿Cómo está?

-Un poco atareado, pero bien – respondí cortésmente – tome asiento, por favor.

Hizo lo que le pedí y comenzamos a hablar sobre el trabajo. Me preguntó sobre los planos que teníamos de casas y le mostré algunos que Dan había elaborado durante ese mes, los que eran medios ecológicos.

-También estamos comenzando a diseñar unos de dos pisos – anuncié – se que se venden más esos o los que tienen terraza, por eso si nos da un poco de tiempo le mandare unos nuevos y...

-No – me interrumpió él – esto es exactamente lo que estaba buscando.

-¿En serio? – pregunté perplejo. Nuestros diseños ecológicos no habían llamado mucho la atención de nuestros clientes por lo que pensábamos desecharlos.

-Tú sabes cómo es Holmes Chapel – comenzó a explicar – un área urbana pero no tanto, siempre apegada a las construcciones más antiguas, no tan innovadoras ni contemporáneas, por lo mismo necesita edificaciones que se salgan un poco de la regla pero que aun así conserven el ambiente natural y sobrio del pueblo.

-Usted lo ha dicho – afirmé – viví muchos años ahí y se de lo que habla. Por eso me gusta tanto ese lugar, porque no es la típica ciudad llena de edificios y comercio.

-Debemos cuidar lo hermoso de Cheshire mientras aun podamos.

-Concuerdo en un cien por ciento – asentí con la cabeza.

-Me gustaría hablar contigo sobre cantidades y precios – anunció después de un corto silencio. Mis ojos se abrieron con sorpresa. No creí que quisiera llegar a un acuerdo tan rápido.

-Claro, por supuesto – solté poniendo de pie de un salto. – acompáñeme por aquí, a nuestra sala de reuniones.

Garvin se puso de pie también y me siguió a paso lento, mientras yo llamaba a Joe, Dan y Albert para que entraran con nosotros. Esta conversación era algo importante y necesitábamos estar los cuatro ahí.

Cuando todos estuvieron sentados, me devolví a mi escritorio a buscar mi carpeta con los precios de los materiales y los proyectos, además de mi calculadora.

Diamonds in the sun //h.s//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora