Capítulo 22

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Podría decir que Audrey se lo buscó. Podría inventar mil excusas de porqué ahora ya no estoy con ella. Podría decirme (y mentirme) a mi mismo que igual ya estaba harto de la imprecisión de nuestra relación, que me tenía aburrido el hecho de ser un secreto para ella, tener que ocultarnos y vivir en la clandestinidad del amor...

Me enojaba que las cosas hubieran quedado así, y es que asi quedaron; Audrey no volvió a hablarme ni a responderme los mensajes que le mandaba. Me ignoró completamente en la oficina. Incluso mandó a la mierda una canción que le había enviado en forma de disculpa.

Sinceramente ya no sabía qué hacer; nunca había sido de los hombres que se arrastran por una mujer, nunca incluso si la había cagado yo realmente, y en este caso, en esta situación en particular, yo no la había cagado. Eleanor me había besado sin mi consentimiento y el beso en si había durado a lo más un segundo.

¿Cuanta mala suerte puedo tener para que Audrey haya visto un segundo de beso? Mucha mala suerte, y quizás es todo el karma de las cosas que he hecho, quizás era el karma de lo que le hice a Dayanne hace unos meses.

Audrey no volvió a hablarme hasta que ya no quedó nada de tiempo. Y fue algo tan sutil que no dejé de pensar en ello por el resto de esa semana.

Era su último día en la oficina, y no fue hasta ese momento en el que me di cuenta que su práctica tenía fecha de vencimiento. Audrey había estado tan inmersa en mi mundo laboral que ya la sentía como parte de nosotros, a tal punto que siempre olvidaba que ella aún iba a la universidad.

Los chicos le organizaron una despedida en la oficina, con comida y palabras de buena suerte. Me dijeron 'Harry, mañana es la despedida de Audrey, quizás quieras preparar un discurso', y luego Dan guiñó su ojo, como molestandome. Ninguno de los dos sabía que lo nuestro ya se había acabado.

Tal vez lo mejor hubiera sido que no le dijera nada. Que no malgastara mi tiempo en escribirle algo, pero esa noche me tomé unas cervezas y la melancolía regresó a mi. Tomé una hoja de papel y comencé a escribir sin detenerme hasta que mis ojos se cerraron del sueño.

***

-¡Ahora es tú turno, Harry! - exclamó Albert cuando Dan terminó de hablar. Habían organizado la despedida en torno a la mesa de reuniones, puesto que era la más amplia. Miré el rostro de Audrey, había bajado la mirada y su mandíbula se había puesto tensa, un gran cambio después de la sonrisa que tenía durante el discurso de Dan.

Miré también a Joe, expectante, con esa mirada seria que quieren decir 'voy a descubrirlo todo, nada se mueve sin que yo lo sepa'. Inhalé profundamente y me puse de pie. Mis piernas comenzaron a temblar, y aunque era casi imperceptible, me intranquiliza.

-Audrey - la llamé, leyendo la primera palabra de mi discurso. No había revisado lo que había escrito y era ahora que recién le venía a dar una hojeada, justo antes de leerlo. - Se me vienen tantas cosas a la cabeza que no se por donde partir. La primera vez que llegaste a la oficina te veías como una niña perdida... - me detuve para levantar la vista del trozo de papel que flaqueaba entre mis dedos. Audrey estaba elevando una ceja, sin entender a qué me refería con mis palabras, los demás me escuchaban con atención, una sonrisa se dibujaba en el rostro de Albert, quizás pensaba que iba a soltar todo mi amor por ella en cualquier segundo. - ...me refiero a que te veías muy diferente a como te vea ahora. Estabas asustada, eras la nueva y no sabías lo que significaba trabajar aquí, en cambio ahora te mueves con soltura, traduces mil palabras por segundo y ya no te da miedo hablarnos porque eres una más de nosotros. Incluso fuimos juntos a Berlín y diste lo mejor de ti en el concurso. Y aunque no hayamos ganado, quiero decirte que fuiste la mejor traductora y que... - me detuve al leer lo que seguía en mi discurso 'y que eres también la más hermosa...'

Diamonds in the sun //h.s//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora