¿Espoirs?

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Las clases terminaron y todos empezaron a salir del salón.

Adrien: Alya ¿no sabes dónde está Marinette? -preguntaba muy agitado-

Alya: No, pero no me preocupo mucho porque ella siempre desaparece.

Adrien: Pero.... no sabemos nada de ella, sólo se fue esta mañana, se esfumó. ¿Puedes llamarla a su celular? Es urgente y no me contesta.
Alya: Claro que nunca te va a contestar. Ella dejó su celular aquí en su mochila. -decía soltando pequeñas carcajadas, por la reacción del chico-

Adrien: Pero ¿en dónde está? ¿crees que se encuentre bien? ¿algo malo le habrá pasado?

Alya: Calmate, de seguro todo está bien. Yo le llevaré sus cosas a su casa.

Adrien: Si quieres yo puedo llevarle sus cosas, es que en verdad necesito verla y saber como está.

Alya: Bien, pero solo esta vez.

Adrien: Gracias! Es una emergencia.

Nino: Creo que eres todo un dramático, no la viste por algunas horas y dices que es una "emergencia". Marinette y tú tienen muchas cosas en común, todavía no entiendo como es que te tocó como pareja Chloe.

Adrien: Yo tampoco entiendo. - decía bajando la cabeza, lleno de dolor y decepción- Marinette debería ser mi pareja, ya había planificado como invitarla, decirle lo que siento y deseaba tenerla entre mis brazos, bailar una canción lenta y acercarme a sus labios para besarla. - dijo para terminar con un suspiro de desilusión-

La limusina del rubio llegó inmediatamente, Alya le entregó todas las cosas de Marinette a Adrien y él subió al auto. Pidió al chófer que se detuviera en la casa de los Dupain-Cheng y se bajó con los objetos de la chica, para luego entrar en la tienda.

Sabine: Buenas tardes! -saludó amablemente-

Adrien: Buenas tardes señora Dupain! ¿Se encuentra Marinette en casa?

Sabine: Perdón Adrien, pero en verdad no lo sé. Su padre y yo acabamos de llegar, estábamos comprando cosas para la tienda. Pero si quieres puedes subir a su habitación.

Adrien: Gracias, saludos a su esposo!

El chico dijo estas palabras y empezó a subir rápidamente las escaleras. Llegó a la puerta de la habitación de Marinette, el tenía miedo y no sabía que hacer. Suspiró profundamente, cerrando sus ojos y tocó la puerta antes de entrar, esperando conseguir una respuesta. Pero nadie respondió del otro lado, así que volvió a hacerlo y nada pasó. Se le estaban empezando a erizar los vellos de la nuca, los nervios y la intriga lo estaban consumiendo, el temor se apoderaba de él, ¿Y si Marinette no estaba allí? ¿Y si alguien le había hecho daño? Preguntas, dudas e incógnitas se apoderaban de sus pensamientos. Debía ser valiente, no sólo como Chat Noir, sino también como Adrien. El rubio tomó una bocanada de aire y empezó a girar lentamente la perilla de la puerta, pues lo menos que quería hacer era mucho ruido, no estaba en sus planes llamar la atención. Abrió la puerta y entró a la habitación, observó a su alrededor y todo se veía igual que ese día cuando la visitó como Chat Noir. Dejó las cosas de la chica con sumo cuidado en un mueble de detalles femeninos. Cerró la puerta del cuarto con cuidado y empezó a buscar a Marinette con la mirada por todo aquel lugar, no lograba verla, así que se atrevió a caminar en silencio por la habitación. Al mirar a la derecha encontró la cama de la chica, ella estaba acostada, envuelta en las sábanas y profundamente dormida. Adrien se alegró mucho al verla, pues todas aquellas ideas, suposiciones y temores se esfumaron, al ver a aquella chica. Se acercó lenta y calladamente, hasta que terminó al lado de la chica. Él la contemplaba con asombro, nunca se había fijado en lo hermosa que era físicamente, y a demás se veía muy tierna durmiendo; se agachó para terminar a la altura de la cama de la chica y se aproximó al rostro de Marinette, su piel de color pálido, sus labios rosados y carnosos, sus pestañas largas y espesas, su pequeña nariz, todo en ella la hacía perfecta; él la observó aún más de cerca, tan pero tan cerca, que llegó a sentir la respiración y el latir del corazón de la azabache, se sentía tranquila y lo menos que quería ahora era despertarla. Algunos mechones de cabello estaban un poco atravesados en el rostro de la chica, así que el rubio decidió apartarlos delicadamente, los tomó entre sus dedos y los deslizó suavemente, para acomodarlos por detrás de las pequeñas orejas de ella, su cabello se sentía bien entre sus dedos, era suave y muy brillante, de hebras delgadas y finas; se fijó en los ojos de la chica que se hallaban cerrados y notó que estaban hinchados, como si hubiese llorado por un largo tiempo, eso lo preocupó mucho. Se empezó a acercar a los labios de la chica, se veían como un deleite, él sólo deseaba besarla en ese mismo instante, se aproximaba de forma lenta y cuidadosa, más y más, hasta que se dió cuenta que se hallaba a milímetros de sus labios, casi podía rozarlos con los de él, estaba a punto de sellar ese momento con un beso. Pero se detuvo, se alejó un poco y acarició la piel de porcelana de la mejilla de la azabache. Siguió contemplándola, para luego cerrar sus ojos, acercarse otra vez y besar la frente de Marinette. Se levantó, tomó su mochila y antes de irse...

Un Cambio Inesperado #PBMinds2016 #JusticeAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora