Lead.

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"-¡No! ¡Estaba a punto de ganarte! Lo viste, ¡¿no?!"

Kuro sonrió casi imperceptiblemente ante el berrinche del humano. Acababan de llegar de la reunión familiar vampírica y lo primero que hizo fue encender la consola de videojuegos y, para su sorpresa, Mahiru se sentó junto a él sin decir nada.

Era agradable estar así, solos, sin tener que preocuparse por guerras, vampiros lunáticos y pensamientos innecesarios.

"-Yo sólo vi tu absoluta derrota." Responde, porque no admitirá que, de hecho, el chico sí estuvo a dos movimientos de dedos a obtener la victoria. El servamp se pregunta si eso es gracias a que Mahiru mejora con cada sesión de videojuegos ó por lo distraído que él se encuentra.

"-¡Cállate, vampiro gamer! Ganaré la próxima vez."

"-Lo esperaré con ansias."

Era divertido contradecir a su Eve. Kuro se intrigaba por cada expresión que cruza por el rostro de Shirota. Como un libro abierto. Sólo una mirada a las orbes chocolate y sabe lo que piensa o, al menos, eso cree en ocasiones. Mahiru puede ser muy reservado si se lo propone.

"-¿Ya es tan tarde?" Siguió la mirada del chico sólo para confirmar lo dicho. Era casi media noche y, si bien no era tarde, sabía que Mahiru tenía clases mañana "-Ayudame a limpiar todo esto, Kuro..." Para cuando volteó a ver a su compañero-gato-vampiro, lo único que encontró fue un cojín mullido y un tazón de lo que, hace minutos, fue ramen "-Gato, holgazán."

Kuro escuchó el suspiro desde su escondite.

Esa noche Mahiru consiguió algunas cosas: Poder; su Lead. La presentación y ayuda de otros tres Servamps; Glotonería, Ira y envidia (Kuro no sabe por cual de los últimos sintió más temor el castaño). Una muñequera; regalo por parte de su mejor amigo. Y por último, pero no menos preocupante, un vistazo -aunque ligero y fugaz- a su oscuro interior.

Si bien, el último punto era importante (se repetía una y mil veces que no debería -por su propio bien- abordar el tema tocante al amigo de Shirota), es el punto número uno el de mayor interés.

"¿...Necesitas un arma?" Le había preguntado cómo si no supiera ya la respuesta. Mahiru tiene este deseo incomprensible de querer proteger a todos, y de manera simple, por si fuera poco. Personalmente, Kuro cree que eso los matará. Es demasiado problemático.

¿Por qué Mahiru tenía que ser así? Siempre dispuesto a ayudar. ¿Necesitaba un arma? Era frustrante lo mucho que el humano quería meter la nariz en asuntos ajenos. Sleepy Ash no quiere. No necesita que Mahiru se ponga en más peligro del que ya corre por el simple hecho de tenerlo a él bajo su mismo techo.

Se vió obligado por la situación -y principalmente por Lilly- a otorgarle lo que quería: un Lead. Poder para luchar por su cuenta.

¿No puede sencillamente utilizarlo a él? Hola, soy un vampiro. Inmortal bebedor de sangre, un asesino, un... monstruo. Se lo dijo hace un par de noches, ¿no? Él protegería si Shirota lo ordenaba y mataría si se lo pedía. Con solo una palabra Kuro haría lo que deseara.

Entonces, ¿Por qué un arma? ¿Él no es suficiente? ¿Su confianza por él no es fuerte?

Saltó un poco por la manera sorpresiva en que se abrieron las puertas de su escondite. Al gato negro le gustaría saber qué pensaba su amo al verlo ahí en un compartimento de la alacena. Metido en una bolsa de papas fritas, con su pelaje lleno de moronas y a punto de abrir un paquete de galletas. Bajó las orejas, esperando el regaño.

Pero este nunca llegó. El Eve soltó un pequeño suspiro mientras reía ligeramente -ya vestido con sus pijamas- y lo tomaba en brazos, encaminándose al baño.

"-Quiero una coca-cola..."

"-Despues de tu baño te daré agua. No es sano que siempre tomes sólo eso, Kuro. Y sólo consumes comida chatarra."

"-No moriré por algo como eso. Ni siquiera enfermaré. Nunca." No obtuvo respuesta. Y pronto fue sumergido en agua tibia.

Para cuando se halló en su cómoda camita, exigió un helado para refrescarse y arrugó la nariz al ver el sabor escrito en el empaque.

"-¿Cuantas veces debo decir que prefiero el de Cookies&Cream para que lo compres?"

"-El de Vainilla es más simple."

Refunfuñó pero era una molestia dejar que se derritiera.

Mahiru tomó el botecito, una vez terminado su contenido y fue a tirarlo a la basura para regresar de inmediato por él y volver a tomarlo en brazos.

Kuro se quedó inmóvil. Mahiru apagó las luces y simplemente lo metió a la cama con él.

De acuerdo, bien, estaba en su forma de gato, pero eso no quitaba que la situación era... no sabía ni que era. Sólo esperaba que el castaño no escuchara el alocado sonido de su corazón golpeando contra sus costillas. Tal vez Mahiru tenía razón y sí estaba enfermándose, después de todo.

"-Compraré mañana el helado que quieres."

El gato reajustó su posición en la almohada junto a la de Shirota y quedó justo frente a sus ojos ya que Mahiru se encontraba acostado de lado. Demasiado cerca. El aliento mentolado del humano movía sus vigotes, causándole cosquillas.

"-Y más coca," hizo una pausa y agregó: "por favor."

Una sonrisa se formó en los labios humanos y Kuro utilizo toda su fuerza de voluntad -realmente no era mucha si hablamos de la representación de la Pereza- para regresar la vista a los ojos cafés.

"-¿De verdad no te hace daño alguno?"

"-Ya te lo dije."

"-Aún así, te haré comer comida más sana. Por el bien de ambos."

Kuro lo pensó por dos segundos y asintió. "-Supongo que es lo mejor." Ya que ahora somos parte de una problemática guerra vampírica, meditó. "-Necesitas estar fuerte y eso."

Otra risa. Al vampiro realmente lo estaba arrullando el sonido.

"-Supongo. Pero sé que tú me protegerás si algo pasa."

Sus párpados pesaban "-...Te escuchó muy seguro de eso..."

"-¡Lo estoy! Y eso es porque yo confío en tí, Kuro."

Lo último que vió el Servamp fue los ojos brillantes de Shirota, regalo otorgado gracias a la escasa luz de luna que entraba por las ventanas y su sonrisa, junto al ritmo de la sangre martillandole de manera molesta los oídos. Incluso creyó sentir la cara caliente sobre sus patitas.

"-Duerme bien, Kuu-chan."

Y sucumbió al sueño prometiéndose mentalmente que lo haría comprar mucho helado al día siguiente.



Kuro&MahiruWhere stories live. Discover now