7-. Transformaciones

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Alexandria abotonó el último botón de su camisa, se acomodó la ajustada falda negra, y luego de ponerse los tacones, se despidió de mí con un beso en la mejilla. Acto seguido, recogió su larga cabellera roja en una coleta y se dirigió a la puerta, al mismo tiempo que la contemplaba con lujuria. Inmediatamente se dio cuenta de lo que ocurría, e inclinándose en mi dirección, paseó las manos por su pecho y hombros.

—Parece que estás muy deseoso, cariño —dijo, lamiéndose los labios.

—Yo... —balbuceé, tratando de acercarme a ella.

—Una pena que hayas hecho lo de esta mañana, ahora tendrás que esperar dos semanas para volver a tocarme —soltó una carcajada, me guiñó un ojo y salió de la habitación.

Apenas escuché que cerraba la puerta de la calle, corrí al estudio y me senté a estudiar el libro de transformaciones que había mencionado el Alfa. En comparación a los demás, era delgado y contaba con pocas hojas —unas cincuenta como máximo—, y tan pronto como lo abrí, noté que estaba escrito a mano con una caligrafía elegante que se hacía borrosa en determinadas áreas. 

"Contrario a las leyendas que hablan de nosotros, un licántropo conserva la conciencia aún después de la transformación, el único cambio significativo que recibe a nivel mental es que sus sentidos se agudizan de manera inimaginable. Es por eso que podemos cumplir con las misiones que nos sean asignadas utilizando la forma física de un lobo. 

Otro rumor que ronda por ahí es que solo podemos cambiar de forma durante la luna llena, cosa que no podría estar más lejos de la realidad. Si bien el astro nos da más fuerza, nuestro poder proviene casi en su totalidad del consumo de plasma.

Es a partir de la realización del pacto de sangre, cuando una persona ya cumple con uno de los requisitos principales para llevar a cabo su primera transformación. Al inicio será algo muy débil, con cambios muy ligeros en su fisionomía. No obstante, a medida que el licántropo participe en sacrificios y aprenda a hacer buen uso de su condición, irá alcanzando un nivel cada vez mayor.

Algo que todo miembro de la manada debe saber, es que solo existen tres tipos de transformaciones. Cualquier otra es un derivado de estas:

Transformación débil: suele ser la más común entre los que recién se unen a nosotros. Aquel que la haga notará ligeros (pero no exagerados) cambios en su cuerpo, principalmente en el pelo corporal, las facciones del rostro y el tamaño de las extremidades. La musculatura aumenta de manera casi imperceptible y los ojos adoptan un color amarillento, que en raras ocasiones es reemplazado por rojo o turquesa.

Transformación intermedia: es la más usada por los licántropos debido a su bajo consumo de energía y efectividad a la hora del combate con humanos, vampiros, Volaveks, e incluso miembros de otras manadas. Genera cambios mucho más drásticos en el físico de quien la utilice, y permite caminar erguido o en cuatro patas. Aumenta la musculatura de su portador casi al doble, el cráneo adopta un mayor tamaño y la característica forma canina, junto a enormes dientes afilados que fácilmente podrían romper un hueso por la mitad. Aunado a eso, tanto la fuerza bruta como la agilidad se multiplican, creando así una perfecta máquina de matar.

Transformación completa: a pesar de que se nos suele representar con ella, su uso es muy poco común, puesto que gasta muchísima energía. El cambio físico al hacerla es total y toma un tiempo considerable aprender a mantenerlo. El cuerpo adopta la forma completa de un lobo y elimina cualquier rasgo humano que pueda conservar el rostro. La única diferencia con respecto a un lobo común es el tamaño que obtiene su portador, que oscila entre el metro veinte de altura y los casi tres metros de largo. Suele ser muy útil a la hora de intimidar o rastrear, aunque es bastante incómoda para luchar.

Hay muchísimos métodos para dominarlas, aunque debemos tener en cuenta que es necesario participar en los sacrificios de luna llena para facilitar el progreso. En algunas ocasiones, son ocasionadas por algo involuntario —suele ocurrir principalmente con los miembros más nuevos—, como emociones muy fuertes o el uso de drogas. Por supuesto, una vez que el licántropo consigue el control de su condición, puede cambiar de forma voluntariamente.

Una de las maneras más efectivas es concentrar toda la energía en el abdomen, tensar los músculos al máximo y visualizar cómo estos cambian de forma. Es la más utilizada por aquellos con escasa o ninguna experiencia, quienes pronto logran hacerlo con naturalidad. Otros prefieren recurrir al uso de drogas para esto, aunque no lo recomiendo en lo más mínimo. Podría crear dependencia y dificultar las transformaciones sin uso de narcóticos. Aun así, la mayoría de nosotros termina creando su propio método, o modificando alguno ya existente para su comodidad."

Releí esa última parte un par de veces, y cerrando las cortinas que daban a la calle, me resolví a intentarlo. No podía ser tan difícil, ¿o sí? Me situé en el medio de la habitación, acomodé las piernas a la altura de los hombros y tensé todos los músculos del cuerpo. Una extraña sensación se formó en mi abdomen y continué con el proceso. A medida que pasaban los segundos, las venas de mis brazos se marcaron y un sonido casi gutural emergió de mi garganta.

—¡Al fin, maldita sea...! —grité, segundos antes de que se me escapara una sonora flatulencia.


Gasté casi todo el día intentando lograr el cambio de forma, pero para lo único que sirvió tanto esfuerzo fue para soltar gases y causarme migraña. Era frustrante tener poderes increíbles y no poder utilizarlos a mi antojo. 

Tras hacer una pausa para merendar un trozo de bizcocho, opté por tomar un breve descanso, y de un pronto a otro, me quedé dormido sobre la cama.

—Se supone que irías a trabajar —la voz de Alexandria me despertó—. ¿Pasaste todo el día durmiendo?

—Por supuesto que no —me froté los ojos con el dorso de la mano—. Estuve muy ocupado leyendo.

—Ah, qué bien —cruzó los brazos—. Mientras yo paso ocho horas trabajando, tú te dedicas a leer y dormir.

—Por favor, Alex, no vale la pena discutir por eso. La agenda estaba vacía, mañana volveré a tatuar.

Puso los ojos en blanco, resopló y empezó a desvestirse frente a mí. Retiró cada prenda con sumo cuidado y sin dejar de mirarme a los ojos. A continuación, se paró frente al espejo y esbozó una sonrisa pícara.

—Parece que logré adelgazar un poco, ¿verdad que sí, Oli? —preguntó, poniéndose de perfil.

—Sí que lo has hecho —contesté, completamente embobado por su belleza.

Mientras ella observaba su reflejo desnudo, me acerqué por un costado. Antes de que pudiera decir o hacer algo, logré darle un largo beso en los labios y rodeé su delgada cintura con mis brazos. Alexandria se dejó llevar y enredó sus dedos en mi cabello.

—¿Qué tanto me deseas, cariño? —rió.

—Muchísimo —jadeé, atrayendo su cuerpo hacia el mío.

—Entonces debiste haber pensado mejor lo de esta mañana —sentenció, con un brillo de malicia en su mirada—. Ahora tendrás que esperar dos semanas —agregó, soltándose de mi agarre y entrando a la ducha.


Canción: Diamonds Aren't Forever

Banda: Bring Me The Horizon

Wolfhunt | Shining Awards 2017Onde histórias criam vida. Descubra agora