Si pasas mucho tiempo en la biblioteca, aprendes.

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James:

Esta vez te pasaste -dijo Lupin.

—Lo sé -mi mente no funcionaba bien, tenia la sensación de que las cosas se había vuelto serias.

—No debiste involucrar a Peeves -Sirius parecía ¿asombrado?-. Aunque, fue ingenioso de tu parte, digo, hacer que los encerrara, debió de ser divertido...

Él iba a reírse, pero Remus le lanzo una mirada tipo "No sigas" y la verdad me ayudó mucho.

—A Lily no le hizo gracia, y si a eso le agregamos que TODO el colegio escuchó, bueno, creó que tus oportunidades bajan drásticamente.

—¿Desde cuándo hablas como Lupin, Canuto?

Ésta vez fue Remus en que se lanzó a reír.

—Creéme, sí pasas mucho tiempo en la biblioteca, aprendes.

Sí, Remus y Sirius estuvieron estudiando las semanas pasadas, pero yo no les había hecho compañía, ya que, la biblioteca era la propiedad de Lily, y dado al fiasco de anoche, no creo que me animara a ir más.

—¿En qué piensas, Corni? -dijo Canuto.

—Nada importante.

Pero ese "Nada importante" era una cabellera pelirroja, unos ojos verdes, labios bonitos y cuerpo perfecto para mi.

—Mmm, ¿sabes? No creo que ella se haya enojado, -lo miré- digo, lo haz hecho muchas veces...

—Pero esta vez

—Escucha; sí la avergonzaste, pero cuando el profesor Albus la mandó a sentarse, ella no renegó.

—¿Será porque es el director?

—No me estas entendiendo, ella no negó o no ha negado nada.

Y así, caí en la cuenta; ella no había negado nada, pero una parte de ella no lo iba a hacer. Si tenía una oportunidad con Lily era ahora.

—Ella no lo negó.

—¡Es obvio!

Me levanté de mi cama, y salí a la sala común, no respondí a las exclamaciones de Remus, ya que Sirius se encargó de el.

Al bajar a la sala, me encontré con Joan; le dije que tenia que hablar con Lily, pero ella me dijo que ni loca me dejaría hablar con ella.

—Por favor, es importante.

—Ni loca, ya haz hecho mucho desorden en su vida.

—Exageras, solo será un momento.

—¡No puedes subir! ¿O ya no te acuerdas?

—Esta bien, la esperaré.

Como si no fuese la opción más sencilla.

—Ella ya está en el comedor.

—¡¿¿QUÉ??!

Joan no me hizo caso, y subió a su cuarto, ¿qué opción tenía? Ir al comedor, alcanzarla a desayunar y hablar. Un tema llevaría al otro y le pondríamos punto final a nuestra ¿enemistad?

Me di la vuelta y salí por el retrato de la Dama Gorda.
Directo al comedor.
A hablar con Lily.

***

Lily:

Estaba peinando mi cabello cuando Joan azotó la puerta.

—¿Qué pasa? -pregunté, ella siempre se enfadaba por cosas insignificantes.

—Es James, va al comedor por que le dije que tu estabas allí.

—¿¿QUÉ TÚ HICISTE QUÉ?

—Tranquila, se dará cuenta que no estas allí y vendrá a buscarte, para eso nosotras estaremos en el comedor antes de que el llegué y cuando te vuelva a busca, bueno, tu ya estarás en clase.

Estábamos exasperando, ella era buena haciendo planes, pero yo no tenia el valor para hacerle eso a James, y la verdad, no quería volver a lastimarlo.
No le respondí a Joan, hasta que Annie entró, lista para desayunar.

—¿Nos vamos? ¡Lily! Estas pálida.

—Es solo...

—Te vendrán bien unas tostadas, y zumo de naranja, eso me anima mucho a mi.

Miré a Joan, ella estaba un poco decepcionada con el plan de Annie de llevarme al comedor, pero no dijo nada, al contrario, nos siguió.

Yo no quería entrar al comedor, lo que había pasado anoche, hacia que muriera de vergüenza. Y si a eso le sumamos que James se encontraba aquí, no era una combinación perfecta. Annie hablaba sobre mi palidez, decía que parecía un fantasma, estaba más blanca que Nick, y todos los fantasmas juntos. Bueno, ella no se iba a encontrar con James, pero el tan solo pensar en su nombre me producía un nudo en la garganta, y mi estómago se ponía de nervios; y la verdad, no se si llegaría consiente a verlo, por que me sentía mareada, un poco sudorosa, aunque me acababa de bañar, y mi cabeza iba a estallar.

No estaba del mejor momento, pero a veces, en los peores momentos pasan las mejores cosas, ¿no?
Decir que estaba ansiosa por enterar era un eufemismo.
Doblamos el pasillo, y ahí, se encontraba la enorme puerta del Gran Comedor. Annie me miro de soslayo y la abrió. Caminamos las tres juntas (yo en medio de ellas), hacia nuestra mesa, yo tenía la mirada abajo, no quería hacer contacto visual con nadie, pero Annie me susurraba que las chicas de la casa azul me miraban y cuchicheaban, pero eran las que más me ponían atención.
Joan localizó a los Merodeadores y corrió hacia Remus diciéndole algo al oído. Él asintió y se levantó de la mesa, cuando se dirigía hacia nosotras miró a Annie, y a mi me susurró:

—Tranquila, él igual quiere hablar contigo.

Después de eso alborotó mi cabello y se fue con Joan.
Annie ya se había sentado con Sirius, así que yo tenía que hablarle a James. Cogí aire y valor, ¡oh Merlín! Tenia ganas de vomitar, y no por James, me sentía mareada, pero logré hablar:

—Hola James, eh, ¿puedo sentarme?

Él me miró, sus ojos se veían tristes, y cuando asintió a mi pregunta tenían un deje en blanco. Pero siendo el caballero que era, se levantó de su asiento para darme paso, y fue en ese momento en el que yo ya no tenía fuerzas, fue el aroma de su colonia, el verlo levantarse y erguirse, siendo más alto que yo, sus ojos tristes por la broma de Joan, él estaba dolido, pero aún así era fuerte, y eso me quebró. Ver que después de siete años de conocernos y jugar a bromas yo lo trataba mal y el era amable conmigo aunque no lo merecía, todo eso cayó en mí en un solo instante; ya no recuerdo mi siguiente movimiento, sólo logré captar su dulce voz diciendo mi nombre:

—¡Lily!

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