Capítulo 21

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Ella:

Salimos un momento al restaurante que hay cerca del museo y los dos pedimos algo de comer, no es un restaurante tan maravilloso como al que Sebastian me llevó, pero es muy agradable. También está rodeado de muchas fotografías de lugares que han visitado los dueños en algún momento de su vida, París, Hawaii, Haití, África, México, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Inglaterra... De todos esos países hay fotografías hermosas de la familia, ya que su hijo menor, John, amaba la fotografía. Pero tristemente murió en un accidente de tránsito cuando aún era muy joven. Así que no sé si las fotografías son para decorar o para recordar a su hijo cada vez que las observan.
Mientras vamos terminando nuestra comida le cuento la historia a Sebas, pero obviando la parte trágica porque, saben, es muy triste.
-Parece que todo tu mundo está rodeado de fotografías-me dice.
-Sí, la fotografía me apasiona como te dije antes. Pero a veces pareciera que ella es la que me rodea a mí. Te aseguro que muchos lugares yo ni siquiera los he estado buscando cuando de pronto aparecen en mi vida. Pareciera que la fotografía me busca a mí.
-Qué linda, no puedo esperar a ver tu trabajo.
-Sí, si quieres vamos a mi casa. Allí podrás ver las mejores que he logrado captar, de seguro te van a encantar.
Y como es él, y soy yo, y ambos somos iguales de decididos, se levanta, me toma de la mano y me dice: -Sí, vamos... Pero antes, voy a lavarme las manos.
Y se va un rato... Mientras llega, me voy haciendo ideas de lo increíble que será cuando vea las fotografías y las pinturas de las que estoy orgullosa. También voy debatiendo entre si es buena idea mostrarle el cuadro que hice la primera vez que lo vi, o si va a parecer que soy una psicópata que lo observaba desde antes, o...
Detengo mis pensamientos cuando lo veo salir del baño, me emociono y lo espero en la mesa cuando me doy cuenta de que siguió de largo y salió a la avenida. Quizás dio por sentado que yo lo estaba esperando afuera, pero cuando salgo noto que en realidad siguió de largo y no tiene ninguna intención de esperar a nadie. ¿Será que se molestó por algo que dije? No entiendo, todo estaba bien. ¿Qué le habrá pasado?
Oh Dios... Tardo un par de minutos en darme cuenta de que en realidad pudo haberme olvidado.
Estoy entrando en pánico, no sé exactamente qué hacer. ¿Será que lo dejo ir? ¿O voy tras él y lo hago recordar?
Al final me decido por la segunda opción y salgo corriendo a hablarle, quizás al verme me recuerde aunque sea un poquito, así como la vez de la galería de Arte...
Cuando al fin lo alcanzo, lo tomo del brazo e intento aparentar tranquilidad cuando lo hago voltear.
-Sebas, eres tú?
Apenas me ve, sé que no me reconoce, porque sus ojos me detallan por completo y luego me mira como impresionado, como si fuera la primera vez que sus ojos se posan en mí.
-Si soy yo. ¿Tú quien eres?
No sé qué sería lo mejor que responder en este momento, así que le miento y le digo:
-Soy una amiga de la universidad. Wow, has cambiado muchísimo.
-Igual tú, supongo. Se me hace un poco difícil recordarte. Cómo es tu nombre?
-Yo soy Daniela-le digo, con la voz quebrada al igual que mis ilusiones. Así que sin pensarlo más, me alejo y lo dejo solo.
Yo estaba dispuesta a intentarlo, pero ahora que lo experimento me parece que no tengo fuerzas para lidiar con esto...
¿Cómo seré capaz de estar con alguien que al poco tiempo no es capaz de recordar nada de lo que habló conmigo? ¿Alguien que me puede dejar botada en cualquier momento porque simplemente no me recuerda? ¿podré luchar realmente con esto?.
Noto las pequeñas lágrimas haciendo su camino hacia mi, así que me doy por vencida y concluyo que lo mejor será que me vaya.

No te olvides de MÍ.Where stories live. Discover now