Capítulo 11

2 0 0
                                    

Ella:

Me encuentro demasiado nerviosa como para poder hablar con normalidad. No estoy muy segura de cómo llegamos a estar a punto de pasar más tiempo juntos, no sé qué esperar, así que más bien decido no pensar demasiado en las cosas. Que pase lo que tenga que pasar.
Tomo mi bolso y regreso rápido a donde está Sebastian, no sé por qué, pero siento que estamos a contra reloj, y en cualquier momento me puede olvidar, así que no quiero perder tiempo.

Él está mirando al cielo y tiene un pequeño brillo en sus ojos que no había visto antes, y soy feliz de creer que es por mí. Me acerco y le digo que ya estoy lista para partir a nuestro destino, y el me ofrece su brazo para apoyarme y juntos salimos de la galería.

------
-Entonces, nunca de los nunca has leído un libro Daniela?-me pregunta. Llevamos un rato caminando y hemos conversado de varias cosas. Me siento mucho más tranquila en este momento, y empiezo a disfrutar su compañía.
-Nunca de los nunca, Sebastian. Lamento decepcionarte, pero no sé, quizás es que nunca he encontrado uno que me llame tanto la atención. A tí si te gusta mucho leer, no?
Me muestra una gran sonrisa, y me dice -Sí, aproximadamente desde los 11 años. Era un come libros. Primero leí todos los de la biblioteca de mi casa, 35 en total, dos veces cada uno -me carcajeo con eso, no lo puedo imaginar con 11 años devorándose todos esos libros-. Y bueno, luego cuando entré a la secundaria leí toda la parte de biografías, cuentos y novelas, también dos veces. Era una pequeña obsesión. Yo sigo riéndome muy fuerte, y el me mira aparentando molestia pero sé que no es así.
-¿Y en algún momento murió esa obsesión por leer?
-Noo, para nada. Aún sigo leyendo como un demente. De hecho forma parte de mi rutina, leo tres veces al día. Al despertar, en la tarde en el parque y antes de dormir. Ahora soy yo quien lamenta decepcionarte, pero no soy un tipo muy divertido.
-Nooo, absolutamente no. Eso no me decepciona Sebastian. Es muy agradable saber que hay personas aún en este mundo que les agrada la lectura. En lo personal siempre me ha parecido admirable quienes lo hacen.
Se separa de mi y agarra una flor, que me coloca en la cabeza, como no.
-Hagamos un trato... Daniela- Dice mi nombre como retandome.- Tú vas a leer un libro, que yo te recomiende y me vas a decir qué opinas de la lectura...
Desafío aceptado.
-Muy bien, Sebastian -imito su tono de antes- y a cambio tú que harás?
-Nada. Solo observar cómo lees.
Se ríe. No es justo, él tiene que hacer algo a cambio. Así que le digo:
-Bueno, pues a cambio tú vas a ir a más galerías y un día pintarás un cuadro.
-Nooo, imposible. Si vieras como pinto no me pedirías esto. Por favor, redime a este pobre editor de esa tarea tan pesada.
Muero de la risa por su tono de voz y sus palabras,pero... Espera! -¿Dijiste que eras editor?
-Sí claro, a eso me dedico. Pensé que te lo había dicho.
-Noo, no lo sabía. No lo puedo creer.
Obviamente, mi sorpresa es porque lo conozco. Sé de su condición y no tengo ni idea de cómo se las ingenia para editar un libro si luego lo olvida. Pero no le puedo preguntar nada porque se supone que no conozco esa información todavía.
Así que seguimos nuestro camino, hablando y riéndonos, y sin necesidad de pensar mucho, sé que esta es una de las mejores citas que tendré en la vida...

No te olvides de MÍ.Where stories live. Discover now