Capítulo II: Timidez en las arenas (Editando)

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Aquellos sentimientos que experimenté en algún momento de mi vida, son los mismos que está sintiendo él en este minuto.

Volví a retomar mi partida. Segundo cuadrado listo. Tercero, cuarto, quinto listo. Mientras más practicaba más rápido reaccionaba mi mente y ya no era necesario fijarme si en el cuadrado anterior tenía el mismo número que había colocado anteriormente, y eso que recién iba en el nivel dos.

―¿Puedo...hacerte una pregunta? ―preguntó Isaac desviando su vista del paisaje. Al menos, los ratones no le comieron la lengua.

Asentí. Ya me encontraba en el último cuadrado. Primera fila: cinco, tres, cuatro. Segunda: siete, seis nueve. Tercera: dos, uno y ocho. Puzle cuarenta y tres finalizado. Cerré mi libro de doscientos y un puzles de Sudoku y fijé mi mirada en el muchacho, estaba esperando que finalizara para proseguir.

―¿Quién...quién es Smenjkara?

Por primera vez, alguien se digna a preguntar quién es la misteriosa persona detrás de ese nombre. Durante mis dos años trabajando en el Museo de Antigüedades, ninguno de mis compañeros ególatras se había dignado a consultar de qué trataba mi futuro proyecto. Ni el Director continuó con las preguntas, sólo prefirió quedarse con la idea de 'un faraón fantasma'. Sin pruebas, no se cree, esa era la lógica de todos.

Guardé mis cosas haciéndolas a un lado para ponerme cómoda. Me senté a lo indio, incliné un poco mi cuerpo hacia adelante y apoyé mis brazos sobre mis piernas. Me miró con una actitud, o eso demostraba sus ojos. Tal vez, no le gusta que estén tan cerca de él.

-En la décima octava dinastía, año mil trescientos antes de Cristo para ser más exacto, el Faraón Akhenatón y su gran esposa real, Nefertiti, estuvieron detrás de un periodo revolucionario egipcio llamado Interludio de Amarna. Esta rebelión tenía como característica el surgimiento de una nueva forma de arte y una alteración en la religión -apoyé mi espalda al respaldo del asiento-. Aunque no lo creas, juntos promovieron la adoración al Dios del sol, Ra, bajo la forma de culto del disco solar, Atón. Ambos, se proclamaron dioses vivientes, y la única forma para que sus seguidores tengan acceso a Atón, era idolatrarlos a ellos.

―¿Y... y que tiene que ver... con...?

―Aún no termino ―lo interrumpí―. Esto es solo el comienzo ―extendí mis piernas, en cualquier momento me iban a dar calambres, y no es chistoso cuando son en ambas extremidades.

Me volví a acomodar y retomé el tema:

―Juntos establecieron una nueva capital llamada Akhetatén, hoy actual Tell el-Amarna, comunicando a su vez, que estaba estrictamente fuera de ley la adoración de los dioses antiguos. Ellos estaban felices, pero no todo era felicidad para esta familia real.

»Esto trajo consigo muchos enemigos tratando de destronarlos. Misteriosamente, Nefertiti dejó de ser la corregente del Faraón, era considerada una Diosa. Era independiente y hacía todo lo que tenía que hacer un faraón. Incluso, todo esto fue accedido por Akhenatón, ya que él le profesaba un gran amor y aquello fue representado en varias ilustraciones. A pesar de todo lo maravilloso que ella tenía, desapareció de todos los registros. Muchos creen que murió antes de que fuera el fin de su esposo, y otros piensan lo contrario. Después de que falleció el faraón, lo sustituyó su nuevo corregente, Smenjkara. ¿De donde apareció? Nadie sabe, solo gobernó durante dos años y fue sucedido por Tutankamón.

»Historiadores tienen la certeza que Nefertiti aún estaba con vida cuando falleció Akhenatón, ya que demostrado en algunas pinturas que se lograron rescatar de Amarna, donde estaba en el mortuorio mientras preparaban el cadáver de su esposo. Otros dicen, que ella gobernó esos dos años con el nombre de Smenjkara.

El Misterio de Smenjkara (FDLA #1) [EDITANDO] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora