IV

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-Sí, papá.

-Llegare a las cuatro en punto, no lo olvides.

-No lo haré.

-Descansa, mándale saludos a Hanabi.

-Eso hare, adiós.

Dejé el teléfono sobre la mesa y respiré profundamente para luego dar un grito de emoción y saltar en mi cama, corrí a la habitación de Hanabi y la encontré leyendo en el puf que había al lado de su cama.

- ¿Qué sucede? -pregunto ya que corrí a abrazarla.

- ¡Papá llegara mañana Hanabi!

- ¿D-de veras?!

Saltamos en la cama y decidimos salir a comprar ingredientes para hacer una torta.

-Hinata -me llamó Hanabi metiendo una caja de huevos en el carrito.

-Dime.

- ¿Quién era ese chico pelirrojo? -preguntó inocentemente, detuve el carro y me sonrojé hasta las orejas, ella solo rio y se fue saltando a los dulces.

- ¡Es solo un amigo! -grite para que pudiera oírme. Terminamos las compras y me ayudó a llevar las bolsas al auto.

-Parece un chico extraño, pero solo eso, no un imbécil como Sasuke.

-No digas eso Hanabi, además, es solo un compañero del instituto.

-Yo no beso en la mejilla a mis compañeros.

- ¡Ya deja el tema, Hanabi! -reclame cerrando la puerta del auto con fuerza.

-Solo decía -dijo con una sonrisa angelical, suspiré y prendí el auto, mi hermana era un demonio cuando quería.

Al llegar a mi casa me duche y me puse un pijama cómodo, tomé mi celular, tenía un mensaje de Ino.

Era una foto, Gaara y yo en ese parque.

(Ino, 7:34)

Qué bello es el amor

Sentía que me faltaba el aire, comencé a hiperventilarme.

(Hinata, 10:24)

Cuando sacaste esa foto?!

(Ino, 10:25)

Cuando estaban súper acaramelados hoy en el parque obvio, recuerda que estas soltera!

Hundí mi cara en la almohada por la vergüenza, aunque estaba sola, no negaba que Gaara me atraía y mucho, pero dios, no ha pasado ni dos semanas que terminé con Sasuke.

.

.

.

Vomite por el fuerte golpe en el estómago que recibí de Rasa, me limpié con mi manga la boca que tenía rastros de sangre de mi nariz y me abalancé sobre el tirándolo al suelo, ambos estábamos ebrios por lo que no podíamos hacer mucho, era domingo por la mañana y esto solía pasar de vez en mi hogar dulce hogar. Sentía los gritos de mi hermana, las manos de mi hermano agarrandome y su voz diciéndome que me detuviera, frente a mi estaba mi padre con sangre saliendo de un corte en su ceja y una mirada de odio hacia mí.

Las voces se convirtieron en ecos y mi vista se oscureció, lo ultimo que vi fue a mi hermana gritando y luces rojas y azules.

Desperté con un mareo y entrecerré los ojos por la luz, estaba en el hospital, genial, quité las agujas en mi brazo y me incorporé ignorando el mareo, la puerta se abrió dejando ver a Kankuro.

- ¡Oye! Despertaste, deberías volver a recostarte -indicó con nerviosismo, negué con la cabeza y me puse de pie.

-Estoy bien.

Mala InfluenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora