XXIX

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Dejé la ultima prenda que quedaba en la maleta en el mueble y suspiré con satisfacción, el departamento tenía dos habitaciones, una cocina amplia y una hermosa vista de la ciudad.

– ¿Shukaku? —busqué al travieso gato por la habitación hasta que lo encontré bajo la cama, sabía que los primeros dias serían confusos para el— no te asustes, este será nuestro nuevo hogar desde ahora.

Me senté sobre la cama y tomé la pequeña caja junto a mi, era un teléfono nuevo. No había tenido uno desde que dejamos Japón. Abrí mi cuenta de Instagram, tenia mensajes de todos mis amigos y el más reciente de hace siete meses...

Era de Gaara. No tenía la valentía de abrir ninguno de los mensajes. Revisé su perfil y como siempre, no había ninguna foto, seguía siendo el mismo chico que se negaba a ser sociable.

Tomé mi bolso y me subí al autobús, sabía por donde tenía que empezar para reconectar con los demás. Fui observando el paisaje de la ciudad, tantos recuerdos se juntaban en mi mente que me provocaban una tristeza combinada con felicidad. Caminé por el jardin, entre lo arboles hasta dar con la casa del arbol donde me escondi con Gaara esa noche en la fiesta, algo tan simple podía convertirse en algo muy importante.

Golpeé y esperé pacientemente, sabía el tipo de reacción que tendría. Con una copa en su mano y una sonrisa que desapareció en cuanto me vio, Ino abrió la puerta.

Sonreí con tristeza. Estaba aún mas deslumbrante que la última vez que la vi.

–No puedo creerlo —habló finalmente— Hinata... ¿que mierda?

–Hola —dije en voz baja.

– ¿Como?, ¿Que?... ¡No puedes simplemente desaparecer y... volver como si nada! —explotó.

–Lo sé.

– ¡Te busqué por todos lados! Todos estábamos preocupados.

–Lo siento.

– ¿Por que gritas? —Shikamaru se paró junto a Ino y alzó las cejas con sorpresa— wow. Hinata.

–Hola —volví a decir, con timidez.

– ¿Por que le gritas? —le preguntó a Ino— deberías estar feliz, siempre estás diciendo cuánto la extrañas.

– ¡Vete a casa, Shikamaru!

–Vivo aquí.

– ¡No me importa, solo vete a algún lado! —siguió gritando y moviendo las manos para que se alejara.

Shikamaru me sonrió y desapareció por el pasillo.

– ¿Puedo pasar? —pregunté bajando la mirada, volver sin avisar a nadie después de desaparecer por años si era un golpe bajo.

– ¡Tienes mucho que explicarme!

La casa se veía diferente de la última vez que estuve aquí, Ino se había encargado de poner su esencia en su hogar.

Me senté en la isla de la cocina observando como volvía a llenar su copa y la vaciaba de un trago.

– ¿Que esperas?

Di un salto de sorpresa.

–N–No se por donde empezar.

Ino frunció el ceño y me miró detenidamente y mientras mas miraba, mas se suavizaba su gesto de enfado.

–Te ves... diferente. Triste.

Sabía que mi aspecto era lamentable, estaba tan delgada y pálida como un fantasma.

–He tenido unos años... difíciles.

– ¿Dónde estabas? ¿Por qué desapareciste? Borraste tu número, tu padre no decía nada y Neji nos ignoraba.

Mala InfluenciaWhere stories live. Discover now