Inicios

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Mi nombre es Taylor Harris, pero la mayoría de mis amigos me llaman Tay, tengo 17 años y me acabo de mudar a un pequeño pueblo en California, debido a un capricho de mis padres, los cuales piensan que debo cambiar de aires debido a mis problemas en mi otro instituto.

Miro por la ventanilla las pequeñas y acogedores casas del vecindario que nada tienen que ver con las mansiones de mi antigua ciudad, aquella ciudad estaba llena de ricachones que solo amargaban a las personas con una inferioridad salarial a la de ellos. En cambio, mi familia no es una familia rica, pero tampoco me falta de nada. Ayude a mis padres a bajar las maletas y llevarlas hasta mi nueva casa, pero en ese momento aparecieron los amigos de mis padres, Susan y Dave Collins, y cogieron las maletas por mi. Ellos para mi eran como mis tíos, pero no de sangre, incluso los llamo titos en algunas ocasiones. Estaban igual que los recordaba, tan enamorados y felices como el primer día. Nuestras casas estaban juntas incluso nuestros patios estaban conectados por la parte trasera.

Entre a la casa y me quede con la boca abierta, eso era más grande que la casa de Beyoncé, bueno no tanto, pero era más grande que mi anterior casa. Me dirigí al salón y todo era tan simplemente hermoso. Después subí corriendo a mi habitación y entonces pensé que todo lo que había visto antes no se comparaba con mi habitación, había una cama gigante pegada a la pared y estaba decorada con lucecitas alrededor de la habitación, también había un escritorio y una estantería llena de libros. Me tumbe en la cama y era como dormir en las nubes, me acurruque y en menos de dos minutos ya esta durmiendo como un bebé.

Me levante a la hora de cenar más o menos y ayude a mis padres a prepara la mesa para cenar, aunque esta noche teníamos visita, los amigos de mis padres vendrían a cenar, lo que me hizo recordar que ellos tenían un hijo siete años mayor que yo, James y al cual le tenía mucho cariño de pequeña, que cojones cariño, estaba enamorada de él hasta las trancas de la rana de la vecina de enfrente. Tenía ganas de verlo hacia 5 años que no lo veía.

Tocaron al timbre y salí corriendo para abrir la puerta, pero mi ilusión se desvaneció cuando me dí cuenta de que sólo venían Susan y Dave, entonces caí en la cuenta de que James ahora tendría 24 años y seguramente ya tendría novia, estaría casado y quizá hasta con un hijo y mis ilusiones se fueron al garete en cero coma segundos.

Nos sentamos en la mesa y mis padres empezaron a contarme cosas sobre mi nuevo instituto y que empezaría mañana con las clases.

-¿Y que tal esta James?.-Pregunto mi padre.

-Bien, aún no conseguimos que se vaya de casa.-Y no se por que eso me tranquilizó por dentro.

-Tay, ¿te acuerdas de James?.-Pregunto mi madre.

-Tengo un vago recuerdo.-Mentí.

-Que raro, de pequeña estabas locamente enamorada de él.-Dijo mi madre y me sonroje.

-Eso no es verdad.-Volví a mentir.-Me voy a dormir, que mañana va a ser un día largo.-Dije entre bostezo.

-Tay.-Me llamo Susan.-Quizá mañana te lleves una sorpresa.-Dijo sonriéndome tiernamente.

-¿Que clase de sorpresa tita Susan?.

-Una que te va a encantar.-Dijo sonriéndome.

Y me fui confundida a la cama, le estuve dando vueltas un rato largo y no llegue a ninguna conclusión, así que me acosté en la cama y poco a poco me quede durmiendo.

Me levante de la cama debido al estruendo ruido del despertador, me dirigí al aseo y me mire al espejo, tenia unos pelos de loca, me lave la cara y me cepille el pelo. Me puse unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes y recogí mi pelo en una trenza y baje corriendo a desayunar ya que mi madre, me grito diciendo que si no bajaba ya llegaría tarde.

Estrellas de CristalUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum