No tenía ganas de poner atención a la clase, luego me conseguiría los apuntes. Abrí mi cuaderno en la última hoja y comencé a dibujar hasta que tocaron el timbre para salir y rápidamente guarde mis cosas.
- ¿Dónde estabas? -levanté la mirada y Sasuke estaba a mi lado, seguramente molesto.
- ¿P-Por qué te enfadas? -pregunté fingiendo interés en organizar mis cosas.
- ¿Estabas sola?
- ¿Por qué me preguntas eso?
- ¿Por qué sigues respondiéndome con más preguntas? -alzó un poco la voz y cerró los ojos, estaba muy molesto, solo quedábamos nosotros en el salón.
-Me sentí mal -nunca lo había visto así de alterado, tal vez cree que lo estoy engañando, que irónico.
-Tsk, ya vámonos.
Al llegar a mi casa ayudé a Hanabi a buscar ropa y una pijama, se iría a quedar a la casa de su amiga hasta el domingo.
- ¿Estás segura que quieres estar todo el fin de semana allá? -hice un puchero, extrañaría a mi pequeña hermanita y la casa se sentiría más grande sin ella, mas vacía y fría.
-Solo serán dos días, no me iré para siempre -me sonrió y se veía tan tierna que no pude evitar abrazarla por la nostalgia de que ya no era una pequeña.
-Papá llamó en la mañana, dice que tal vez vuelva a casa el próximo sábado.
- ¿Dónde está ahora? -preguntó ya que papá viajaba seguido por su trabajo en la empresa.
-En Alemania, en realidad no creo que llegue este sábado.
Suena el timbre de la casa haciendo un eco.
-Llegaron por mí -dice animada, me pongo su bolso al hombro y la acompaño a la puerta, abraza a su amiga Moegi y luego a mí, me despido de ambas y las observó desde la puerta hasta que se pierden de vista.
-Bueno...-entro y observo mi casa, demasiado grande para solo tres personas. Bueno, dos personas y uno más de vez en cuando.
Eran recién las cinco de la tarde y Ino dijo que a las ocho estuviera en su casa, así que subiré a darme un relajante baño de burbujas.
.
.
.
Estaba tan drogado que sentía mis manos dormidas y mis ojos pesados, miré a Sai que estaba a mi lado y luego ambos miramos a Naruto, que en cuanto dejó de mirar a la nada con la boca abierta para fijarse en nosotros, se lanzó al suelo y comenzó a reír abrazando a su extraña mascota; Kurama.
-Eres el mejor perro del mundo, créeme -le decía el rubio a su mascota.
Cruzamos miradas con Sai y finalmente reímos, claro, no tan exagerado como Naruto. Tocan la puerta y Sai va a abrir, era Kiba junto a Shino.
-Guau, Naruto, tu casa huele a ramen y hierba, que inesperado.
- ¡Kiba! ¡Mi amigo! -dijo Naruto levantándose rápidamente a abrazar al castaño.
-Es viernes, ¡son las ocho y quiero alcohol! Vamos a algún lugar.
-Sí, Gaara, ¿podemos ir? -el idiota me miro con ojos de perro mojado.
- ¿Acaso soy tu madre? Vamos, yo también quiero emborracharme.
-Nos vamos a divertir mucho esta noche, ¡dattebayo! -el estúpido rubio salió corriendo a su cuarto a cambiarse de ropa ya que seguía en pijama, miré al suelo y el perro-zorro-mutante de Naruto me miraba fijamente, caminé a la cocina y llené su plato de comida, le acaricié la cabeza hasta que Naruto llegó gritando que estaba listo.
YOU ARE READING
Mala Influencia
FanfictionSu vida era perfecta a los ojos de los demás, pero era solo una mascara. En el momento mas inesperado, un chico pelirrojo de aspecto desafiante le daría un giro a su vida.