21. Bienvenida a la Corporación.

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Cuando las máquinas se detuvieron, Rachel hizo una seña a Lyllith para que se levantase. Ella lo hizo. Se incorporó y recogió sus cosas del asiento a su lado. No dijo una palabra.
Fuera del tren, las máquinas resonaban. Un fuerte pitido del silbato de algún empleado ferroviario provocó que Lyllith encogiera un segundo. Rachel la observó extrañada. Era como un animal curioso, expectante, controlable. Se sorprendió que la siguiera sin apenas preguntar. Y, cuando por fin preguntó, fue fácil contestarle. Rachel supuso que ahora se le hecharía a la yugular con más dudas sobre su pasado. Pero no, sólo se quedaba callada. La seguía al subir las escaleras que daban al primer piso de la estación desde los andenes. Era una estación moderna, sin embargo, las columnas base mostraban una gran antiguedad. La gente se agolpaba, tropezando con Lyllith, que andaba con la mirada algo perdida. Estaba claro que pensaba en Amber.

Rachel le había dicho lo que le tenía que decir, para intentar que callase y que no intentase escapar. De una forma u otra, debía llegar a la Corp. Viva y sin un sólo rasguño. Ya era suficiente con la falta de pelo, y con la clara debilidad física.

Rachel caminaba segura, pensando en cuán orgullosa estaba de su respuesta. Acaso no había cumplido su misión?

Se acercaron poco a poco hacia un gran cartel colgado en la pared, junto a un reloj de la estación muy grande.

Eran apenas las 7 de la tarde. Llegarían muy fácilmente. Y muy temprano.

-Lyllith-dijo Rachel a media voz, dándose la vuelta- hay que tomar el bus hacia el centro. Tienes el tíquet del tren? Creo que viene con el transporte por la ciudad incluido.

Lyllith, sin decir una palabra, se metió la mano en el bolsillo. Sacó un tíquet arrugado. Lo agarró entre sus temblorosas manos y se lo dió a Rachel.

-Ocúpate tú de él- dijo ella, con la voz muy baja, y mirando fíjamente al suelo.

Rachel estiró la cabeza hacia atrás, abriendo algo los ojos. Estaba devastada psicológicamente. Quizás había sido algo dura? Sin embargo, tomó el papel.

-Claro-contestó con una sonrisa- yo me encargo de él. Tú sólo mantente a mi lado, sí?

Lyllith asintió.

Caminaron hacia la salida. La gran puerta arqueada estaba a metros de distancia. Al salir, Lyllith se tapó los ojos con la mano. Rachel respiró hondo.

-La ciudad- dijo, y puso los brazos en jarras. De repente, señaló un autobús que estaba aparcando a unos diez metros.

-Ahí!-exclamó. Empezó a correr tomando a Lyllith de la mano. Ella sólo la siguió, incómoda, pues tenía que moverse en una posición poco agradable. Cuando por fin llegaron al ómnibus, se subieron y se sentaron en la última fila. Lyllith tenía el asiento junto a la ventana.

Estaba pensando. Mucho. Quizás no era lo mejor en estos momentos. Rachel, la única persona en la que podía confiar en estos momentos, le había contado cosas que no podía manejar.
Amber no pudo haberlos matado. Se lo hubieran dicho. Aunque, Cuáles son los límites de una drogadicta?
Sus padres. Ella no los recordaba. Quizás es mejor así. El recuerdo de sus padres sería demasiado doloroso. Tuvo que vivir en un orfanato por ello.

Sintió su puño cerrarse. Con más fuerza de la que sentía tener. Sus uñas se clavaron en la carne.

Odiaba a Amber. Estaba claro.
Porqué ella? Porqué su familia?
Aunque en su diario, su única conexión con su memoria y su yo pasado, decía claramente que ella la buscaba. Probablemente para vengarse.

Lyllith reclinó la cabeza. Por fin estaba algo claro. La información empezaba a conectarse en su cabeza.

"mis padres murieron en manos de esa drogadicta. Me criaron en un orfanato. Por alguna razón, ya estuve aquí en Londres, en la Fairwearth Alley, y la gente de allí tiene mucho que ver conmigo. Fui en busca de esa malnacida, y me capturó alguien en el camino.

Era sólo una pequeña parte de su historia, pero al parecer muy importante. Sólo había que descubrir el quién, el cuándo, el porqué y el dónde de las cosas.

Un suave tacto sobre su hombro la distrajo. Era Rachel.

-Hey, estás bien? Dentro de poco verás al Puppetman.

Lyllith se giró hacia ella. Parecía cansada.

-Rachel, qué hace el Puppetman?

Rachel alzó la cabeza. Miró la arquitectura de la ciudad que pasaba ante sus ojos y suspiró.

-Él es como un... capo. Hace negocios. Contacta con personas. Es un tipo importante. Yo trabajo para él. Yo busco a aliuds que pueden necesitar su ayuda. Es mi deber... Para eso nací...

Luego hizo una pausa, y añadió "Creo."

El bus se detuvo. Rachel hizo nuevamente una señal a Lyllltith para que se bajase.

El Gherkin estaba delante de las dos. Gigante y espejado, por todos los cristales de las ventanas.

-Bienvenida a la Corp.

Los Elegidos- respirandoWhere stories live. Discover now