5. He venido a salvarte

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"No te preocupes" Escuchó Amber en la oscuridad.

La figura a su lado se incorporó, dando un fuerte suspiro. Alcanzó con el brazo el interruptor de una lámpara, encendiéndola. El zumbido agudo de la corriente era lo único que se pudo escuchar durante unos segundos.

Amber reflexionó unos segundos observando detenidamente a la persona que tenía delante.

-Quién eres?-preguntó.

La adolescente de pelo negro estaba resoplando con una respiración asmática, se puso las manos sobre las rodillas y se inclinó. Entre soplos, la chica articuló unas palabras.

-S...soy yo, Rachel, he venido a salvarte.

-Quién? No sé quién...

-No te preocupes, te contaré todo cuando estemos a salvo.

-Qué haces?-Preguntó mientras la chica corría hacia el armario y sacaba la ropa.

-Ponte esto.

Luego trotó hacia la camilla.

-Vale. Tienes que quitarte la aguja-resoplaba.

-qué?! Pero...
-Lillyth, debes quitarte la intravenosa! Has hecho cosas peores.

Amber miró a la adolescente con miedo.

-Cree en mí- le respondió ella.

Amber se recostó. Quitó las cintas que sujetaban la intravenosa a su brazo lentamente.

-Rápido, no hay mucho tiempo. Los enfermeros vendrán nada más te desconectes, así que date prisa.

Amber las empezó a quitar más rápido, pero las cintas se sujetaban a su piel con fuerza y tiraban de ella. Miró a Rachel. Su rostro le resultaba conocido, demasiado. Se parecía demasiado a... Ella!

Tenía sus ojos, su pelo, su piel y casi la misma cara.

De repente, recordó.

"Debí haber escuchado a Rachel. Neptuno me va a matar."

-La libreta- Masculló.

Rachel la agarró del brazo.

-Escucha- dijo, y la miró seriamente- Yo te la quitaré enseguida. En cuanto el suero se desconecte, empezará a pitar. Me escuchas? Así que ponte los pantalones y los zapatos. Hay que ser veloces.

-Pero...

-Sé que no recuerdas nada, pero tú me conoces. Luego te daré los detalles, y porqué estamos haciendo esto.
Dicho esto, Rachel se fue de la habitación, sin antes decir "enseguida vuelvo".

Amber cogió sus pantalones vaqueros, se los puso con prisa. Tanto movimiento le dolía en los músculos, por tanto tiempo en reposo.

Aunque no podía entender qué estaba haciendo, decidió creer en esta chica, por el hecho de que en su cuaderno aparecía una vez. Después de ponerse las converse negras, Rachel volvió a aparecer, con un gesto alarmado. Se tiró contra la puerta y la atrancó cerrando el pestillo.

Hecho esto, Señaló con el dedo el brazo de Amber.

-Rápido, no hay mucho tiempo. Los enfermeros vendrán nada más te desconectes.

-Muy bien- masculló-escucha. Este es el plan. Te has quitado las cintas.

Ahora es una cuestión de rapidez.

Cuando te quites la aguja, tendremos apenas unos cuantos segundos para que te quites esos trapos y te pongas la camisa. Cogeré tus cosas y las pondré en la mochila.

Los Elegidos- respirandoWhere stories live. Discover now