Capítulo 28.

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Volvió a mirar el anillo que tenía en aquella cajita de terciopelo azul, sintiendo nuevamente cómo el nerviosismo se encajaba en su cuerpo. En qué momento había pasado eso... En la parte en que los primeros exámenes de Camila habían salido negativos para la cardiomiopatía y hoy, luego de 2 semanas, tendrían los resultados de los exámenes genéticos, los que podrían decir si su novia tenía riesgo o no de hacer la enfermedad en el transcurso de los años, aunque por el momento no hubieran signos de que el corazón de la cardióloga estuviera en peligro.

- ¿Qué haces? ¿Intentas morir de una hipotermia? – Dijo Chris sentándose junto a ella en una banca fuera de la puerta de las ambulancias en urgencias.

- Sí, ya sabes, me ha parecido una interesante idea. – Rodó los ojos Lauren.

- ¿Hoy saben los resultados, no? – Preguntó curioso el rubio.

Afirmó levemente, aun mirando la cajita entre sus manos. Había decido que independiente de los resultados le daría aquel anillo a Camila, lo cual le hizo revolverse en el lugar.

- ¿Qué pasará con ése anillo si es que te dice que no? – Dijo riendo levemente el cirujano plástico.

Lauren rió levemente mirando con asombro a su primo, la nieve a veces chocaba con el rostro de ambos y definitivamente hacía mucho frío.

- ¿No se supone que deberías ser una especie de apoyo y no decir chorradas de ése estilo? – Dijo divertida la cirujana.

- Bueno prima, es sólo que aún no me lo puedo creer. – Dijo apuntando el anillo. – Pero sinceramente, creo que Camila estará encantada.

Sintió cómo Chris le dio unas palmadas en la espalda de forma cariñosa para luego dejar la banca.

- Venga, entra, no quieres morir de una neumonía antes de casarte. – Dijo divertido el rubio desapareciendo del lugar.

...

- ¿Y Lauren? – Dijo Andrew.

- Está de turno en el servicio de urgencias... Yo simplemente no me siento capaz de abrir la carta. – Habló Camila.

Ambos miraron la carta que estaba sobre la mesa, ahí estaban los resultados del estudio genético, el pelinegro apretó la mandíbula sintiendo ganas de abrirlo pero era obvio que aquella acción debía finalmente realizarla Camila.

- Llámame cuando lo sepan, por favor. – Dijo Andrew entregándole una sonrisa.

- Lo haré. – Dijo Camila un poco confundida.

El neurocirujano se levantó del asiento y se fue por el pasillo dejando a una pensativa Camila mirando la carta, sin embargo, la tomó y la guardó en unos de sus bolsillos de la bata, volviendo a los folios donde debía hacer evoluciones y dejar tratamientos a sus pacientes.

Luego de cerca de media hora decidió sacar su móvil y dejarle un mensaje a su madre y hermana diciéndoles que en la noche les llamaría para contarle sobre qué habían dicho los exámenes. Suspiró fuerte al sentirse asustada, pero logró calmarse mientras miraba las fotos que tenía con Lauren, su novia había intentado con todos los medios posibles lograr mantenerla tranquila aquellos días, y su sonrisa se agrandó al ver cómo la ojiverde ya no había dado señales de huir nuevamente.

...

La cirujana respiró hondamente mirando la carta que ahora estaba sobre la mesa del comedor de su piso, sintiendo los dedos entrelazados de su novia apretando fuertemente su mano, llevaban casi media hora mirando la carta sin hablar, si fuera por ella ya lo hubiera abierto, pero entendía lo transcendental que significaba lo que estaba ahí para Camila, para su novia significaba que su vida podría cambiar de uno momento a otro, podía enfermar de un momento a otro y las cosas podían complicarse.

Latidos. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora