Capítulo 10.

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Los brazos de la morena hicieron que finalmente ella lograra calmarse, no había comido mucho de lo que ella le había preparado, y el pijama que le había dejado le quedaba un poco pequeño, pero se sentía segura ahí.

- Ha venido mi padre hasta Chicago, el Dr. Hamilton lo fue a buscar al aeropuerto y lo ha traído hasta el hospital.

Camila no entendió nada, pero guardó silencio mientras seguía dibujando cosas inexplicables en la espalda de la cirujana y mirando a los ojos esmeraldas que se veían tan oscuros.

- Mi padre tiene una orden de alejamiento. – Dijo Lauren con una voz ronca. – Mi padre era alcohólico, y cuando llegaba a casa luego de terminarse 2 botellas de whisky se encabronaba por cualquier cosa, le gritaba a mi madre y más de alguna vez incluso intentó golpearla.

Sintió su cuerpo tensarse al recordar todo aquello, recordaba cómo odiaba los viernes al ver a su madre llorando al teléfono cuando su padre le informaba que se iba a beber, odiaba recordar los gritos en las peleas entre ambos, odiaba recordar que se escondía en su habitación tapando sus oídos para no escuchar aquellas peleas.

- Un día cuando yo tenía 18 años lo enfrenté, estaba aburrida de ver a mi madre así, y de también verme en toda ésa mierda.

Su madre lloraba amargamente mientras escuchaba a su padre hablar sobre lo hermosa que eran las enfermeras que trabajan con él, obviamente en un gran estado de ebriedad.

- Clara! Deberías vestirme más provocativa para mí, mírate, hasta el color de tu pelo me da asco.

Cuando vio que su padre intentó agarrar con fuerza del cabello de su madre ella bajó los últimos escalones de la escalera que la ocultaban.

- No la toques! – Gritó Lauren.

- Vete a tu cuarto! Maldita lesbiana, no creas que no lo sé, me han llamado de tu instituto para decirme que te han encontrado besándote a otra chica en los baños.

Su rostro se colocó rojo, sin embargo sus pies se acercaron aún más a su padre.

- ¡No le toques un pelo a mamá! – Intentó zafar las manos del cabello de su madre quien sólo lloraba.

- ¡Vete a la mierda!

Y ahí lo sintió, un puñetazo en su rostro, y al caer al suelo un par de patadas en su estómago.

Luego de contarle todo aquello a Camila, Lauren sintió que algo se abría en su pecho, muy pocas personas sabían de aquello, incluso, cuando pasó todo aquello nadie en su familia le creyó y su madre sólo guardó silencio cuando por unos días tuvo que quedarse en casa intentando mejorarse de los golpes. Aunque uno de ésos días fue ella misma quien fue a la policía y logró comenzar el papeleo para lograr la orden de alejamiento, aquel mismo año cuando terminó el instituto logró que su padre para amenizar las cosas accediera a pagarle sus estudios en la facultad de Medicina en la Universidad de Nueva York.

- ¿Quieres dormir? – Dijo suavemente Camila.

Lauren agradecía que la morena no preguntara más, y que reafirmara la confianza que había depositado en ella. Afirmó con la cabeza y ambas se abrazaron en la cama, con el edredón hasta el cuello.

...

La morena despertó con la alarma de su móvil, y sintió Lauren removiéndose entre las sabanas, sonrió levemente, que agradable se sentía despertar con el calor de su cuerpo a su lado.

- Voy a tomar una ducha, ¿Puedes hacer el desayuno o tienes mucha resaca? – Dijo suavemente Camila.

- ¿Café con leche? – Preguntó aun dormitando Lauren.

Latidos. (CAMREN)Where stories live. Discover now