24.0 Pérdida y trabajo de parto.

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Los gemelos.

Eso fue lo único en lo que pensé en cuanto abrí mis ojos, incluso antes.

Había demasiada luz así que tuve que parpadear más de cinco veces seguidas. Un olor a medicamentos inundó mis fosas nasales y así supe en menos de un segundo, que estaba en un hospital. Estaba viva, mis hijos estaban vivos.

Miré a mi al rededor y definitivamente estaba en el hospital, no había duda de aquello. Seguí inspeccionando con la mirada y finalmente me encontré con él. Sus ojos estaban cerrados y permanecía recostado sobre un sofá de brazos cruzados, con su cabello largo y alborotado cayéndole por la frente y gran parte de todo su rostro.

Sentí algo atorado en la garganta en cuanto aparté la mirada. Recordé lo que había pasado...el incendio en la cocina, lo último que había podido ver fue como el fuego se consumía con rapidez el tapiz.

Llevé mis manos a mi estómago para sentir a los gemelos, sólo quería saber si se encontraban bien, que mi estupidez no les hubiera hecho daño y entonces abrí la boca para hablar y decir algo, pero no pude, tenía muy seca la garganta. Intenté moverme para bajarme de la camilla pero un ardor me recorrió por las piernas. En seguida corrí la mirada hacia ellas y tenían una ligera capa de vendas, quizá me había quemado un poco.

Aún así intenté moverme de nuevo pero fue en vano y algo se cayó haciendo un gran escándalo dentro de la habitación. Me maldije por dentro en cuanto escuché a Harry gruñir, lo había despertado.

-¿Bella? -su voz sonó ronca y baja. -¿Bella qué estás haciendo? -recuperó su firmeza en segundos.

Me estremecí y terminé por rendirme y recostarme de nuevo sobre el respaldo de la camilla. Miré el sofá en el que estaba Harry pero ya no estaba allí, ahora caminaba hacia donde yo me encontraba, no tardó ni un solo segundo en llegar.

-¿Por qué intentabas levantarte?, no puedes hacerlo Isabella, tienes quemaduras de primer grado en ciertas partes de tus piernas -espetó recordándomelo como si yo lo hubiera sabido.

No le respondí y apreté los labios, aunque hubiera querido no iba a poder de todas formas.

-Fuiste muy tonta Isabella -susurró acariciando mi mano. -Mira que incendiar la cocina para poder salir de casa fue una completa estupidez -gruñó. -Pudiste haber muerto, y no sólo tú, también nuestros hijos.

Se me llenó el corazón de coraje por las palabras que estaban saliendo de su boca, era mucho más estúpido que él pensara que yo había ocasionado el incendio por mi propio gusto, había sido un accidente terrible, jamás hubiera querido poner en peligro a mis hijos.

-Pero lo conseguiste Isabella -dijo y no le encontré sentido. -Si lo que querías era salir, lo lograste, pero también te hiciste daño, y no sólo a ti, también a mí, y a Cody.

Escuché como algo se rompía dentro de mí. Cody, Cody tenía que estar bien, le había ordenado que saliera, debió haberlo hecho.

-Cody intentó sacarte Bella, pero obviamente no iba a poder -mis ojos se cristalizaron. -Vi humo a lo lejos y mi corazón temió por ti, me regresé lo más rápido que pude pero...cuando llegué, Cody estaba muy mal. Te saqué a ti y a mis hijos primero, y volví por Cody, estaba realmente mal.

Comencé a respirar con dificultad mientras él me contaba todo aquello, sí que había sido muy estúpida, había sido mi culpa, si a Cody le había pasado algo malo...no me lo perdonaría.

-Llamé para pedir ayuda, nos llevaron en una ambulancia y apagaron el fuego de la cocina, quedó echa un asco, habrá que reconstruirla, Bella.

Esposo posesivo. «H.S.» (En Edición)Where stories live. Discover now