Esposo posesivo. «H.S.» (En Edición)

13.0 Un tiempo.

¿Quién ganó?

Yo.

Me encontraba sentada en el sofá hablando de mil y un cosas con mi madre. Era su segunda noche hoy mismo. Harry no había podido con nada en mi contra aunque dijo que me arrepentiría.

Mi madre me había estado preguntando cómo va mi relación como recién casados a Harry y a mi, y pues, ¿qué podría decirle?, le disfracé mi respuesta. Obviamente no iba a decirle que ha sido algo raro y posesivo, se preocuparía y no quería que eso pasara.

-¿Qué podemos hacer hoy, hija? -preguntó mi madre con una sonrisa. -Me encantaría ir y pasear por la ciudad, ¿por qué no vamos en cuanto Harry venga eh?, apuesto a que no le molestará una salida nocturna.

Sentí un punzón en el estómago en cuanto dijo eso, porque en efecto, sí, sí va a molestarle. No hemos salido o al menos yo no he salido de esta casa desde el incidente con la policía y aquella última vez que habíamos estado fuera. Harry seguía enfadado por ello, se había aferrado a ese momento y no olvidaba recordármelo cada vez que pudiera.

Dejé salir un largo suspiro antes de dedicarle una mirada rápida y encogerme en hombros.

-No lo se, no creo que sea una buena idea, él llega cansado... -susurré cerrando los ojos. -Además no creo que quieras ir, te aburrirás.

Mi madre frunció el ceño y negó rápidamente con la cabeza.

-Estás loca, Bella, yo tengo ganas de salir, seré vieja pero aún tengo ganas de disfrutar la vida, no voy a sentarme y tejer.

Me reí ante sus palabras, me fue inevitable hacerlo, mi mamá siempre ha tenido la ideología de; "las mujeres grandes tienen todo el derecho a decirle que no a la costumbre de tejer, a nadie le gusta eso y las manos se acalambran, tejer no es nuestro estilo, preferimos ir de compras o viajar por el mundo comiendo todo tipo de chucherías que coman los jóvenes".

Iba a decirle algo pero Cody comenzó a ladrar y a correr de un lado a otro, eso solo significaba una cosa, Harry ya estaba aquí.

Agudicé mi sentido auditivo y escuché los neumáticos de la camioneta aplastar la gravilla.

-¿Qué le pasa al perro? -preguntó mi madre.

Me puse de pie antes de responderle.

-Se emociona cuando Harry llega -aclaré.

Caminé hacia la puerta y tomé la perilla entre mis manos. Antes de abrir mire a mi madre.