12. "No te dejaré sacar a Justin de aquí"

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El chico no notó como ella cambiaba de canal rápidamente antes de que él se volviera para verle el rostro.

—¿Cuánto tiempo dormí?

—Dos horas. Estabas algo inquieto.

—Bien. ¿Vino Dakota?

Pudo sentir como Mae se tensaba, pero no reparó en ello.

—Sí, y por lo que se oye ya se fue.

—¿Ah?

—Al parecer cerró la puerta principal de golpe —Mae alzó las cejas.

Entonces un mensaje llegó a su sistema.

Wade Strahm: Dakota ha venido y se ha ido molesta. Me ha pedido que le dé permiso para sacar a Justin de la casa y encima intentar que él se reencuentre con su familia.

Los acompañantes estaban diseñados para recibir mensajes en su sistema y responderlos de manera mental, o automática, en su caso. Algo así como, digamos, un teléfono interno.

Wade Strahm: Debe estar loca si cree que la dejaré salir de aquí con Justin. Eso sería dictar la sentencia de muerte de él, y la orden de aprehensión de ella.

Sistema M-G: ¿No crees que intentará hacer algo? Es muy raro que se haya ido tan tranquila.

Wade Strahm: Bueno, no creo que tan tranquila. Quizás deba llamar a alguien que revise la puerta, creo seriamente que le hizo algún daño...

Mae no pudo evitar reírse por esto. Justin levantó la vista hacia ella de inmediato, frunciendo el ceño.

—¿Qué sucede?

—Nada, nada —Mae carraspeó, maldiciendo en silencio por aquel desliz. No quería que Justin supiera, o más bien recordara, que ella tenía este sistema de comunicación interno. Ella sentía que le daba cierta privacidad.

—¿Tú también imaginas caricaturas en tu mente y te ríes de ellas? ¡Yo lo hago! Me sirve de mucho cuando no puedo dormir por las noches...

—Mira, Justin. Creo que sería bueno que fuéramos abajo con Wade y le dejáramos saber que ya has despertado. No has comido desde hace horas, ¿no tienes hambre?

Justin asintió efusivamente, y juntos bajaron hasta la planta baja.

—¿Por qué Dakota se fue tan rápido? —Preguntó Justin apenas vio a Wade. Por primera vez, Wade frunció los labios en una fina línea ante la mención de la chica.

Igualmente, por primera vez, Mae se sintió entendida en algo.

—Dakota estaba tratando de convencerme de algo que no podía concebir. No es gran cosa, no debería preocu...

—¿De qué?

—No es gran cosa, Justin. Ya lo dije.

—Pues si no es gran cosa no deberías tener problemas en decírmelo.

Mae sintió el vello de la parte posterior de su cuello erizarse. No le gustó el tono que empleó Justin. No lo había oído nunca.

O bueno, si lo había hecho. En entrevistas hechas a él que datan de años atrás, cuando él era sano.

—Justin...

—Tengo veintisiete años, Wade. Sólo uno menos que tú. No me trates como si fuese un niño o me debas proteger —A pesar del tono que Justin usaba, estaba temblando. Claro síntoma de que lo que estaba diciendo le estaba costando dejarlo salir—. Estoy cansado de ser tratado como un jodido enfermo.

—Cálmate, ¿Sí? —Le pidió Wade en respuesta. No parecía reparar en el comportamiento de Justin, aunque era obvio que lo hacía— Simplemente no quería que pensaras que sería una buena idea. Ella quería sacarte de aquí, ¿vale? Darte un poco de libertad. Lo cual estaría perfectamente bien si las cosas no estuvieran tan tensas en Sognare y Riverside. La gente te está buscando como loco y no quiero echar a la basura el esfuerzo de todos nosotros solo por un pequeño capricho.

El silencio cubrió el lugar. Mae no sabía dónde poner los ojos, ya que Justin estaba respirando con dificultad y Wade a punto de perder los estribos. Así que se sentó en una de las sillas del comedor y empezó a acomodar innecesariamente la fruta del plato.

—Ella debe tener algún modo de hacerlo sin que haya riesgo. Si no, no lo estaría proponiendo.

Mae le dio a Justin una dura mirada de incredulidad.

—¿Hablas en serio? ¡Esto no puede ser posible! ¿Cómo rayos lo haría, ah? No me digas que la señorita sabelotodo ya inventó capas de invisibilidad. No estamos en Harry Potter. Ese tipo de cosas no suceden. Pero claro, ¡siempre tiene que salir Súper Justin en defensa de la doncella en apuros!

—¡Cállate! —Bramó Justin.

El labio inferior de Mae comenzó a temblar. Justin le había gritado. Nadie nunca le había gritado a ella y el primero en hacerlo era su dueño. Su razón de existir, de hecho. Lo único que buscaba era protegerlo pues ese era su deber, ¿y así es recompensada? No pudo más. Salió pisando fuerte de la habitación, secándose las lágrimas mientras se dirigía a los jardines.

Ella también cerró la puerta de golpe.

Wade, que bien sabía que Dakota sí había propuesto un modo seguro de sacar a Justin de la casa, se rehusó en decir algo al respecto. Se quedó ahí, en silencio, y al cabo de unos momentos se marchó de la casa.

Justin subió las escaleras con lentitud. Todos creían que la mejor manera de protegerlo y quizás hacer que él mejore sería ocultándole todo lo que pasa a su alrededor, dejándolo completamente desarmado en caso de una emergencia. Era humillante.

Abrió la puerta de su habitación y buscó su adorada caja, guardada en el lugar de costumbre. Tomó la esfera plateada de allí, y acostándose en la cama, la puso en su pecho, perdiéndose en un mundo que aunque no fuese suyo, se sentía más a cargo de las riendas de su vida que en el real.

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