Dulce Dolor (Thomas Sangster & Tu)

Capítulo 11

- Bien chicos, entren -dijo Dylan haciéndose a un lado para que Thomas y yo lográramos pasar.

Le di las gracias y me adentre a la casa, Thomas me seguía por detrás. Había mucha gente, desde la sala hasta las escaleras que dirigían a las habitaciones, supongo que estás también estaban ocupadas.
La música estaba alta y la mayoría de personas estaban tomando.

- ¿Empezamos ya? -me pregunto Dylan acercándose un poco a mí para que lograra escucharlo.
Asentí y lo seguí hasta el pequeño bar donde tenía todo tipo de bebidas alcohólicas.

- ¿Y Thomas? -pregunte cuando me di cuenta de que ya no me seguía.

- Debe de estar por alguna parte de la casa -dijo- ¿Que quieres tomar? -me pregunto con una sonrisa

- Whiskey esta bien -dije sonriendo.
Dylan puso un vaso sobre la barra; agregó hielo y luego el whiskey.

Tome mi vaso y le di un sorbo, la bebida quemaba un poco mi garganta pero no le di importancia; me gustaba la sensación.

- ¿Desde hace cuanto se conocen, Thomas y tú? -le pregunte a Dylan que al parecer estaba concentrado en algo.

- Desde siempre, Thomas y yo crecimos juntos en el mismo barrio. Por eso somos mejores amigos. -dijo con un rostro neutro -.

Me quede en silencio por un momento, tome mi vaso y bebí hasta la última gota de Whiskey.
Dylan me ofrecía más, ya no quería pero de igual forma acepte; no quería parecer agua fiestas.

Luego de aproximadamente 3 vasos más, me levanté del asiento decidida a buscar a Thomas.
Di unos cuantos pasos y ya me sentía mareada, trate de equilibrarme y subí las escaleras directo a las habitaciones pero nada, Thomas no estaba ahí. Una parte de mi se alegro por no encontrarlo con ninguna chica en cualquiera de las 4 habitaciones de la casa, solo esperaba encontrarlo pronto.

Baje a tropezones y me dirigí al patio trasero, busque entre la multitud de personas y a lo lejos vi una cabellera rubia; debía ser Thomas.

Me acerque rápidamente hacia el y note que estaba con un chica platicando muy seriamente; la chica era castaña de ojos azules y a decir verdad era muy bonita.
Me quede quieta, Thomas estaba de espaldas frente a mí y la chica se le acercaba cada vez; más hasta que sucedio, la chica tomo la mejilla de Thomas y lo beso.
En ese momento sentí una punzada en el pecho, mi cabeza daba vueltas y mis lágrimas amenazaban con salir hasta que alguien tomo mi brazo.

- No deberías de estar aquí -me dijo el sujeto en un susurro.
Mire al tipo que me sostenía la mano, era Dylan.

- Dejame tranquila -dije en un tono molesto y me solté con fuerza de su agarre, me dirigí a la sala empujando a Dylan con mi hombro.

Pase por la multitud de personas, tome una botella de vodka de la barra y salí fuera de la casa.
Me sente sobre el húmedo césped, deje caer mis lágrimas y me acerque la botella de vodka a mis labios; bebí un buen trago, esta vez mi garganta no ardió y volví a tomar de nuevo.