Parte III: El Ganador

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—... Cuando tenías 12 y yo 13. Un día, mientras tenía mucha hambre fui a la panadería de tus padres. Solo fui a ver la vitrina y poder imaginar que yo podría comer algún delicioso pan. Mientras veía escondido tu madre me ha descubierto y me ha amenazado con llamar a los agentes de la paz si no me iba... Yo salí corriendo despavorido y con mucho miedo. Me escondí tras un árbol en la escuela, y a los minutos. —Me dice y me mira con ojos brillosos— Apareciste tú con un pan entero en las manos. Me lo entregaste y te fuiste corriendo.

Me quedo sin palabras, Gale ha narrado un momento del cual yo no recuerdo nada. Su relato ha sido cierto ya que en su voz puedo notar la veracidad de la historia. Él no solo lo ha dicho para que Panem lo escuche, lo ha dicho para que yo me entere que me ama.

—Gale... Yo. —Empiezo.
—No tienes que decir nada Peeta. —Yo te amo también. —le interrumpo. —Yo te amo también.
Le digo, quedando atónito. Le doy una sonrisa y ambos nos quedamos viendo durante un rato bajo la poca luz que nos da la luna. Su cabello brilla con el contacto con la luz y sus ojos grises ahora han perdido su color.
—Es gracioso ¿sabes? —me pregunta. Y no espera mi respuesta —Ambos sabemos que nos amamos y quizá estemos muerto al finalizar los juegos.
—Yo no te dejare morir Gale, no podré vivir si tú mueres...
Y él me silencia con un suave beso. Gale sujeta con fuerza mi cara con sus manos mientras con las mías me sujeto a sus brazos. Intento no dejarme llevar por el momento pero los besos de Gale me llevan por todo lo contrario, dejo que su lengua se pasee por mis labios y finalmente jueguen con la mía.

La sensación que tengo en mi pecho, espalda y en mi estómago es algo que me gusta. La sensación de que soy una persona que ama ser amada, porque es lo que Gale ha dicho. Gale me ama, y eso es lo que yo siento por el... Amor. Él es mi amor.

Mientras me besa con una pasión inigualable puedo recordar todas sus palabras de aliento, como confió en mí, como ahora me dice que me ama con cada uno de sus movimientos. No esperaba que en esta etapa de mi vida me pasaran estas cosas.
Ser una pieza en Los Juegos del Hambre y ser amado por el hombre al cual también amo yo. Todo me abruma tanto que siento los vellos de mi espalda erizarse. ¿Ha sido las manos de Gale bajo mi camisa?

Presiono los hombros de Gale hacia el suelo. Dejando su cuerpo bajo el mío. Rodeo con mis piernas sus caderas y continúo besando sus labios, que no se cansan de besar los míos. Me detengo dejando de besarlo, no porque no lo desee sino que más de una persona está viendo lo que sucede.

—Te amo Gale...
—Te amo Peeta... Yo haré la guardia.

Gale apoya su espalda a la puerta de la tienda para estar al pendiente de lo que sucede en las calles, por si somos atacados. Yo, sin embargo; me siento junto a su lado apoyando mi cabeza en su hombro izquierdo mientras que con izquierdo apoya el arma. Me quedo dormido en un santiamén y al despertarme la luz de la mañana es lo primero que veo pero estoy completamente solo.

Mi corazón se detiene al no ver a Gale a mi lado y ahogo un grito de desesperación cuando veo el arma a mi lado y una línea de sangre seguir una calle hacia la avenida por principal. Tomo el arma a mi lado echando un brinco y poniéndome a correr hacia la dirección del rastro de sangre. Al entrar a la primera calle solo puedo ver el rastro de sangre continuar hacia un callejón, no he escuchado el cañonazo que quizá pudiese haberme despertado y por eso entiendo que Gale debe estar con vida. Corro con más fuerzas tratando de no caer con mis rápidas pisadas. Me paro cayendo hacia el hormigón de la carretera viendo a una serie de mutos a mi frente. Todos me ven dirección hacia el suelo donde ahora yazco. El arma ha caído a unos cuantos pasos de mí, pero con mi torpeza y mis manos no puedo tomarla con facilidad.
—Demonios—mascullo.
Los mutos siguen viéndome pero no caminan hacia mí. Pongo mis manos al lado de mi torso tocando el suelo. Me impulso hacia arriba y me pongo rápidamente de pie, los mutos se vienen sobre mí en el momento justo donde puedo tomar la pistola. No intento correr aunque disparo varias veces hacia los tres mutos que caen muertos sobre el pavimento, puedo escuchar como sus cuerpos negros caen. Pero eso no soluciona mi problema ya que al eliminar a los mutos, más de ellos salen de los callejones.

Los 74ºJuegos del Hambre (Peeta & Gale)Where stories live. Discover now