Capítulo 13

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***

Había maneras bastantes sutiles de nombrar cómo me sentía en la clase de Filosofía, sin embargo mi mente ni siquiera fue capaz de pensar en un adjetivo.

Jamás me había sentido tan impactada y desviada de mi camino. Un día estaba armando mi futuro,  el cual no incluía bebés ni chupetes, y al otro día estaba pensando en exactamente eso,  y que además iba a vivir junto al padre de ese bebé.

Tanya había mostrado tanta indiferencia a mi situación, que me parecía hasta indignante. La que consideré como mi mejor amiga durante años,  resultó ser la pesadilla de mi presente. Y ni siquiera sabía por qué. ¿Qué había hecho para que decidiera desahogarse en mi? Está bien,  yo cometí el error, yo estuve con Zac, pero aquello estuvo casi en sus manos.

—Hola, Leah. —habló Justin detrás mío. Puse los ojos en blanco y suspiré largamente,  como con pesar. Me di vuelta y le sonreí de una manera muy cínica.

—Hola, Justin.

—Al fin te veo. —sonríe con aires de coqueteo. Si creía que su extraño intento de seducirme estaba funcionando, pues se equivocaba bastante. ¿Más hombres en mi vida? El padre de mi bebé era suficiente con qué lidiar.

—¿Tienes reloj? —le pregunté. Él asintió— ¿Qué hora es?

—Cinco con cincuenta y tres. ¿Por qué? ¿Tienes algo que hacer?—me pregunta acercándose ligeramente. Observo su pecho,  sonrío sin gracia y asiento. 

—Debo ir a casa, de hecho.

—¿Te llevo? Mi coche está en el estacionamiento.—ofrece con dejes de amabilidad. No estoy segura de qué habría respondido,  estaba siendo muy cordial y no tenía porqué rechazarlo, sin embargo me había comprometido con Zac.

—Lo siento, ya hay alguien que me va a llevar. Pero gracias, eso fue muy amable de tu parte.—le agradecí genuinamente. Sonreí y él imitó mi gesto.  Se acercó lentamente y besó mi mejilla en modo de despedida. Tardó más del tiempo esperado en separarse de mi,  y cuando lo hizo dejó su fragancia casi impregnada en el aire. Me agradó.

—Te veo mañana.

Se alejó lentamente. Comencé a guardar mis cosas y caí en cuenta de lo amable que estaba siendo Justin conmigo. Supuse que era así con todas, por lo que le reste importancia y comencé a caminar hacia la entrada trasera del establecimiento.

Al llegar noté que Zac no estaba.  Mi teléfono se había descargado y no tenía reloj, por lo que no podía saber la hora,  pero decidí esperarlo. Probablemente ya venía en camino.

*

Apróximadamente una hora pasó. O así lo sentí yo.  Zac no apareció y mis ganas de llorar de rabia eran incontrolables. Mi corazón estaba muy acelerado; esperar no era mi fuerte,  y lo había hecho por más de una hora.  Estaba anocheciendo, no tenía dinero, mi teléfono estaba descargado y me prometí no volver a confiar en Zac de esta manera.  ¿Por qué creí que un chico tan irresponsable como él,  iría siquiera a recordar que debía pasar por mi?

Me sentí patética,  como una niña de 6 años que espera a sus padres sentada en la escalera de la entrada. La niña no entiende que sus padres apenas se acuerdan de ella.

Mi pequeña casualidad ® | [En proceso]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt