Capítulo 9

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***

Era difícil describir correctamente lo que me transmitían sus ojos. No lograba identificar nada concreto, pero sí podía casi sentir el atisbo de miedo que se llenaba en su mirada. Mi pecho se hundió al verlo en un estado tan vulnerable y poco común dentro de él. Suspire y me revolví incómoda, sin saber muy bien qué hacer.

—No creo que debamos hablar aquí. Mi auto está a una cuadra—murmuró de repente luego de un largo silencio. Asentí y comenzamos a andar.

Metió las manos dentro de sus bolsillos nuevamente y agachó la cabeza, casi analizando cada paso que daban sus pies. Yo, por otro lado, alcé la cabeza e intenté tomar la mayor cantidad de aire que pudiese. Su cercanía me ponía levemente incómoda, puesto que, a pesar de haber prácticamente vivido con él toda mi vida, nunca habíamos estado tan cerca y conectados. Habríamos intercambiado unas seis frases en los dieciocho años que vivimos en esta ciudad, y no habían sido de nada distinto a trabajos del colegio o algún evento del instituto. Entonces de pronto estoy esperando un hijo de él y ya tenemos que hablar sobre nuestro futuro con un bebé. Era simplemente demasiado ilógico y casi cómico.

Llegamos a nuestro destino. Zac pasó por al frente mío, sacó unas llaves de su bolsillo y apretó un botón que hizo que algo suene en el automóvil.

—Sube—me abrió la puerta de su lujoso auto negro. Nuevamente, no me sorprendía. Ya lo había visto llegar al instituto en este automóvil, luciendolo con orgullo. Agradecí su gesto y me subí con cuidado. Cerré la puerta mientras él daba la vuelta por detrás del auto y se subía al asiento del piloto. Me pregunté si echaría a andar el coche, si daríamos alguna vuelta lenta mientras conversábamos, pero inmediatamente me dio la respuesta al apoyar su frente contra el borde del manubrio y rodear sus brazos en éste. No hizo ningún movimiento más y se quedó ahí, quieto.

—Estoy muy preocupado y nervioso—habló de repente en voz muy baja. Mi pecho dolió y quise explicarle cómo me sentía yo, cómo se sentía estar formando a alguien dentro de ti. Supuse que no lo entendería. Una bola de ira se acrecentó dentro de mi y mi cara ardió en furia.

—Ya, eso es un poco egoísta, Zac—contesté intentando ocultar mi verdadero humor. Su cabeza se alzó hacia mi y arrugó las cejas—¿Crees que sabes lo que es estar preocupado? Tengo un bebé dentro de mi y un futuro en juego, ¿lo entiendes? ¡Qué sabes tú de preocupación!—estallé y chillé con la voz rota. Se tomó la cara entre las manos y una vena se marcó en su cuello.

—¡¿Quién mierda te dio derecho a creer que tus problemas son mayores a los de los demás, Leah?!—gritó de vuelta observándome con enojo. Un nudo en mi garganta se apretó y las lágrimas comenzaron a caer con ira—¡Mi futuro también está en juego! ¡Mi familia me juzgará! ¡Ni siquiera estoy seguro si me aceptarán en mi puta casa después de que les cuente que seré padre! ¡¿Me llamas egoísta a mi?! ¡Tú eres trescientas veces más egoísta que yo!—gritó con desesperación y los ojos rojos. Sus mejillas se habían tornado en un color carmesí suave mientras mi cara se bañaba en lágrimas.

—No puedo creer que esto esté pasando—lloré con fuerza—Es la primera vez que hablamos decentemente, y estamos discutiendo respecto al nuestra vida después de un hijo—solté una risa que carecía de verdadero humor. Lo que realmente sentía era vergüenza y tristeza. Zac simplemente se dedicó a frotar su cara contra sus manos y negar con la cabeza al mismo tiempo.

—Tengo miedo—suspiró. Me limpié las lágrimas y agité la cabeza.

—¿Por qué?—decidí preguntarle—¿Le temes al proceso de crianza? Sabes que no es necesario que te encargues de él.

Mi pequeña casualidad ® | [En proceso]Where stories live. Discover now