Capítulo 7.

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Abri los ojos lentamente acostumbrandome a luz, sentí el brazo de Agnese envuelto sobre mi pecho, el calor que desprendía su cuerpo era cálido y jodidamente reconfortante.
Voltee a mirarla y se veía hermosa, sus labios estaban entre abiertos y sus mejillas estaban sonrojadas, su cabello esta en todas las direcciones pero así, así se veía como un ángel.

Sonreí, porque ella me hacía sentir algo extraño, mientras le hacia el amor me sentí lleno, vivo, feliz.
Me sentí como en un sueño, un sueño que en cuanto abrí los ojos se hizo realidad. Me quede de lado observandola. Mire como su pecho subía y bajaba, como su brazo se aferraba a mi cuerpo, como las sabanas sólo cubrían hasta su cintura y sus pechos se pagaban a mi costado, y en ese momento deseé amanecer todos los días de mi vida de esa forma. Con ella, entre mis brazos.

Yo sabía que estaba jodido, de mil maneras posibles, pero sabía que cuando ella despertara, si decidía quedarse, le daría todo lo que tenía, todo lo que yo era.

Mi instinto protector me decía que debía cuidarla como si de una flor se tratara, que no debía hacerle daño por nada del mundo. Y lo haría, la cuidaría con mi vida.

Ella comenzó a moverse, sus ojos comenzaron a abrirse y cuando se acostumbró a la luz, me miro, una sonrisa se extendió por su rostro y una sensación extraña lleno mi pecho, era algo cálido, algo así como felicidad.

-Hola.-dijo con voz soñolienta.

-Hola.-me acerque a ella y le dejé un beso en la frente.

Su brazo se aferrro más a mi cuerpo y enterró su rostro en mi cuello de forma que quedo un poco sobre mi.

Mi cuerpo reaccionó al instante, ella se dio cuenta de ello pues mi miembro rozó su pierna que también se había enredado a mi cintura, soltó una risita y su mano ya no estaba en mi pecho, comenzó a bajarla lentamente sobre mi abdomen hasta llegar a mi miembro.
Solté un gemido, Agnese mordió el lóbulo de mi oreja y mi cuerpo se encendió.

La detuve antes de que perdiera el control.

-Eres insaciable, mujer.-tomé su mano y le bese los nudillos.

La mire y su rostro estaba rojo tómate, reí.

-Lo siento.-se disculpo.

-No pasa nada, yo también quiero hacertelo mil veces, de mil formas, en mil lugares, pero primero el desayuno, pequeña.-me levante de la cama y la bese, fue un beso casto.

Ella me miro con ternura, me sonrió y se sentó en la cama.

Busque mis boxers y me los coloque.
Fui donde el armario y busque una camisa, la deje en la orilla de la cama y busque un bóxer, se lo di.

-Ponte esto, seguro que te verás sexy.-Agnese soltó una carcajada y yo salí de la recamara.

Me dispuse a pedir un desayuno, porque era guapo e inteligente, no podía también ser un buen cocinero, no teníamos todo en esta vida.

...

Después de desayunar y de darnos uno baño, decidí que era hora de llevarla a casa.
Estábamos en la salida del edificio cuando vi una melena castaña, Aleksey estaba parada frente a mi, tenía los ojos rojos y me miraba con tristeza, su mirada fue a mi mano entrelazada con la de Agnese.
Aleksey se veía realmente mal, pero antes de decir algo ella dio la vuelta y subió a un auto negro, aceleró al máximo y desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Agnese me miro confundida, soltó mi mano y se alejo. Ella estaba malinterpretado las cosas.

-¿En serio, Duncan?.-me miro dolida y comenzó a caminar lejos de mi.

-No es lo que piensas Agnese, yo conozco a Aleksey de unas cuantas semanas.-dije siguiendola.

-¿Y por qué lloraba? ¿Por qué te miro como si le hubieras roto el corazón?.-dijo con voz apagada.

-No lo sé Agnese, te juro que no lo sé.-la tome del brazo para que parara, pero no me miro.

-No quiero ser una más Duncan, no quiero esas mierdas.-ahora si me miro.

Y en su mirada había tristeza, seguro que recordaba a el cabrón que había roto su corazón.

-No serás una más Agnese, te lo prometo.-aseguré.

-¿Y como lo sabes? A penas llevamos unos días de cobocernos.

-Yo sé lo que es estar roto Agnese, y sé que nadie se merece estarlo, mucho menos tú.-tome su rostro en mis manos.-Me saltaré lo de conocernos e ire al punto, quiero hacer esto contigo, no me preguntes que mierda me pasa, pero anoche supe que eras tú, tú eres la chica que necesito.-y la bese.

Ella me devolvió el beso con la misma intensidad y entonces algo hizo clic dentro de mi. Agnese era jodidamente la indicada, hacía mucho no me sentía así, con la necesidad de sonreír a cada momento.

Dicen que no puedes morir dos veces de la misma forma, pero ahora, justo ahora supe que enamorarme de Agnese, sería mi mayor acto suicida, así como había sido luchar por una mujer que sólo quería venganza.

Duncan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora