Capítulo 4.

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Un mes, un jodido mes tendido en una maldita cama.

Ya había pasado un mes del accidente que casi me deja muerto, bueno tal vez exagere un poco, no la verdad no exagero nada. Ese accidente bien me pudo haber matado, dejado paralítico o en estado de coma. La verdad es que sufrir unas cuantas lesiones fue lo mejor que me pudo haber pasado. No creía que tenía tanta suerte hasta que el doctor me explicó todo hace una semana.

Este mes no me había podido levantar de mi cama sin que alguien chistara, Jason y Cailin parecían mamás gallinas y tal vez lo hacían porque querían recuperar el tiempo perdido, pero ya me estaba cansando de tantas atenciones. Los chicos me visitaban casi a diario y como buenos amigos me traían los deberes de la universidad.
Y hablando de ella, en este momento me estaba preparando para ir, hoy empezaba mi verdadera tortura.

En este mes solo asisitia una vez a la semana y solo lo hacía para ponerme al corriente con las clases y deberes, todos los profesores se habían portado muy amables conmigo, o tal vez es que mi padre era un mafioso y tenían miedo de él. Ciertamente quería pensar que era la primera.

En cuanto a Aleksey, bueno, de ella no sabía absolutamente nada, solo que cuando sin querer nos encontrábamos en los pasillos de la universidad, ella pasaba de largo sin darme una mirada. No es como si me importara pero era extraño. Los chicos hablaban de ella y de lo que hacía, de con quien hablaba y a donde iba, con quien reía y a quien odiaba, y por más que les dije que la dejaran estar, no me prestaron atención. Por lo que ahora sabia en que clase estaría y lo que haría en sus descansos. Pero eso no importaba, tampoco es como si ella y yo fuéramos amigos. Y no, eso no era saber nada de ella.

Tome las llaves del auto que Jason había comprado para mi ya que no quería que me volviera a subir a una motocicleta en un largo tiempo, tiempo aproximado de una semana o por lo mucho dos, no podía pasar tanto tiempo sin una motocicleta, dejarlas era como una tortura para mi. Esta vez si exagere.

Hoy no sólo era mi primer día de clases oficial, porque nadie más que yo tenía tan mala suerte como para tener un accidente el primer maldito día de clases. Sino que también era mi día de venganza, se preguntaran el porque, pero pronto lo sabrían.

Alguien toco la puerta haciendo que saliera de mis ensoñaciones.

-¿Listo?.-pregunto Jason entrando a mi habitación.

-Yo naci listo,papá.-él soltó una carcajada y asintió.

Salimos de mi habitación y bajamos a la sala de estar, ahí estaban todos los chicos, reían por algo y se les veía contentos. Había extrañado tanto a estos ingratos.

-Venga chicos deben irse si no quieren llegar tarde.-dijo Jason.

Todos me saludaron y cada uno fue a su auto.

-¿Estás seguro de esto, Duncan?.-preguntó Jason dudoso.

-Tienen que volver a respetarme.-hable serio.

-Pero tal vez esta no es la manera, además ya paso un mes.-el trataba de converserme que no lo hiciera.

-En este negocio algo así no se olvida nunca, hasta tener tu venganza.-le di una palmada en el hombro y me dispuse a salir.

-La venganza nunca es buena, Duncan.-paré y lo mire sobre mi hombro.

-No lo llamemos venganza entonces, llamemoslo ajuste fe cuenta.-entonces si seguí mi camino.

Él niñato ese pensaba que por tener dinero y ser hijo de un politico podía venir a joderme, pero estaba muy equivocado, no se daba cuenta que yo era Duncan Bosetti. Hijo de un ex agente de la D.I.A y de la mafiosa más poderosa de Italia.

Duncan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora