48.

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Claire POV

Cerré la cremallera de mi maletín con algo de ropa y me dispuse a colocármelo sobre el hombro, pero Thomas me lo arrebató de las manos.
- No dejaré que cargues esto tú sola, pequeña.- sonrió colocándose el maletín sobre el hombro. Yo solo le devolví la sonrisa más falsa y débil del mundo.
Mentiría si dijera que estaba 100% feliz de irme de aquel hospital. Estaba alegre, sí, pero no quería irme, no quería dejar a Louis solo.

Me dirijo hacia la salida de mi habitación, cojo mi chaqueta, que se encontraba en una silla al lado de la puerta, me giro a ver por completo aquella habitación; celeste cielo, aguanta penas y lágrimas. Extrañaría aquel cuarto de hospital, pero prefería estar en casa.
Al salir, camino hacia el ascensor, Thomas lleva la delantera esperando que llegara a nuestro piso, mi papá está atrás mío junto con una bolsa de papel que tiene dentro todos los regalos que me habían dejado. Un timbre me despierta de mis pensamientos: el ascensor ya llegó. A punto de entrar, dejar todo atrás y comenzar desde cero, pero algo me detiene.

- ¿Te vas?- pregunta una voz ronca pero suave. Maldición, no, ahora no. Mi padre se adelanta al ascensor y me susurra un "nos vemos en el estacionamiento, tienen mucho de qué hablar" Me giro sobre mis talones para dar con aquel chico que pedía a gritos de silencio ayuda.- ¿Así nomás?- noto ira en su mirada, camina lentamente hacia mi.- ¿Sin decir nada?- sus ojos se cristalizaban y su voz se entre cortaba con cada pregunta.
- Yo...- ¿Qué se supone que dijera?- Te lo dije...- hice una pausa al notar su ceño fruncido.- Hace dos noches.- bajé la mirada avergonzada.
- Oh...- ¡Ay no! Su voz....no...no de nuevo. Esa voz apagada, la mirada triste y amenazante con dejar fluir las pruebas de aquel sentimiento.- Claro.- me miró con indiferencia- Tú mejoras y te vas. Yo aquí empeorando cada vez más y quedándome en este maldito infierno.- Era la primera vez que Louis me trataba de ese modo. No lo soportaba, no era justo.
- Escúchame, por favor.- supliqué acercándome a él.- No es fácil para mi. Dejarte será, probablemente, la peor decisión que pueda tomar en mi vida. No lo sé aún, tengo 17. ¿Cómo se supone que te diga lo que quiero a los 17 años?- preguntó moviendo los brazos provocando que mi chaqueta tambalee y casi caiga.- Tengo miles de errores por cometer aún, dejarte es uno de esos miles , pero haberte conocido jamás lo será.- digo mirándolo fijamente a los ojos, una lágrima cae por su mejilla. Estamos a menos de veinte centímetros así que, cojo su mano y acto seguido él entrelaza sus dedos con los míos.
- No me dejes, por favor, Claire.- noto la desesperación y tristeza en sus ojos verdes. Se acerca más a mí, dejando casi nada de espacio de separación. Posa su frente sobre la mía, con la mirada baja y apretando más mi mano.- No lo hagas.

Joder, odio verlo así. Me duele más a mí que a él, no es justo que tenga que pasar todo esto.

Estábamos a solo centímetros, notaba como sus lágrimas caían y me estremecía sentirlas al contacto con mi piel. Y se acerca, y se acerca, y se acerca y se acercó.

Era aquel beso que ambos habíamos deseado durante esos dos meses, se sentía tan bien, demasiado para ser real.

Sus labios se movían delicadamente contra los míos, por momentos se detenían y se separaba y luego volvía al juego anterior.
Esta vez si me estremeció sentir sus lágrimas contra mis mejillas y caer a mis labios.

¿Tenía que ser tan cruel aquel destino? ¿Tenía que separarme de la persona a la que más quería y me había hecho sonreír cuando solo quería llorar?

No. No dejaría que me separasen de él.

Mis manos fueron a parar a su cuello, hundí mis dedos en su ondulado cabello y acaricié su nuca. Me separé de sus suaves y realmente deseables labios y posé mi frente sobre la suya. Me atrajo hacia él y acarició mi cintura con sus dedo pulgar.

- No lo haré, creeme, no pienso hacerlo.- susurré aún con los ojos cerrados. Simplemente volvió a unir nuestros labios en un tierno y corto beso.

- Que bueno, porque no sé que haría sin ti.- susurró riendo suavemente. Y me volvió a besar delicadamente.- Te amo, Claire.- dijo rozando mis labios. Maldición. Era jodidamente perfecto, simplemente perfecto. No quería separarme de sus labios, quería tener un tanque de oxígeno y no separarme de él, mientras durara ese beso.

Tal vez estuvimos ahí unos cinco, diez minutos; tal vez más, tal vez menos. Solo sé que en ese lapso de tiempo, no pude haberme sentido más tranquila de estar junto a él, más feliz al estar junto a él, besándolo y sintiendo cada segundo como milenios. Era una lluvia de estrellas fugaces aquel beso.

Simplemente el mejor.

©Cotton CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora