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Miradas sorprendidas, miles de palabras que no tenían orden para salir de sus bocas, recuerdos, tan solo recuerdos.
- ¿Amanda?- preguntó. No podía moverse. Sus pies ahora formaban parte del pavimento.
- Annie.- se levanta del asiento.- Yo....yo lo siento mucho. No debí tratarte así la última vez. Fui una idiota, me deje llevar por un chico, rompí nuestra promesa. En serio lo siento. Me siento una mierda de persona, soy un as..-la interrumpió. Ya se estaba aferrando a su cuello. No le importaba lo de la última vez, solo le importaba el hoy, el ahora, ese preciso momento.
- Eres una estúpida, Amanda- dijo riendo entre lágrimas, aún abrazándola. La rubia se rió y la abrazó más fuerte.
Ahí sentado, contemplando la escena y su gran logro, estaba Thomas. Se sentía bien, más que bien, súper bien.
Después de unos minutos, se separaron del abrazo. Thomas se levanto de la silla y se acomodó la pollera. Annie volteó a verlo y le dedicó una sonrisa tierna. Él la abrazó por la cintura y los tres se dispusieron a caminar directo al ascensor.
De nuevo juntos. Al fin con su "Querido Anónimo" . Por fin se sentía tranquila y feliz.

**************

Corría de un lado a otro. Reía como nunca. Se escondió detrás de la puerta de su habitación, sintió pasos, contuvo su risa y salió corriendo de nuevo hacia la sala.
Él fue más rápido y la atrapó, ella pataleó riendo y tratando se zafarse de su agarre. Ambos cayeron al sofá, ella debajo de él.
- Te amo, Thomy.- dijo la muchacha ojiverde acercándolo más hacia ella .- Te amo muchísimo.- Él sonrió. Se acercaron lentamente hasta que no hubo nada entre ellos que pudiera separarlos, solo un beso que los unía.
Sus labios encajaban perfecto con los de ella, era la pieza de vals perfecta, una melodía que todos quieren tener en su vida, aquella orquesta que sus corazones necesitaban para latir más fuerte y hacerse oír.
Se fue separando de ella depositando pequeños besos en sus labios a lo que ella sonreía.
- Te amo, rojita.- dijo posando su frente en la de la chica. Su respiración era agitada, y no por el solo hecho de que la estuvo persiguiendo por el departamento, sino por el hecho de que ella provocaba eso. Que su corazón se acelerara, que su adrenalina se activara, que simplemente se sintiera con ganas enormes de vivir.

©Cotton CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora