Parte 17

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  – Nuestros padres... –Dijimos al unísono. Él me da la vuelta de desata rápido la bufanda– ¡Rápido! corre arriba y quédate allá.

Yo obedecí y corrí desnuda escaleras arriba tan rápido como pude y me encerré en la habitación de huéspedes donde yo "siempre me quedaba a dormir". Entré y cerré la puerta. Mi corazón quería salir de su lugar, mis padres, los padres de Suga... la mesa de centro destruida, la ropa en el living... Dios, ¿cómo haría Suga para deshacerse de eso en sólo segundos? Corro al armario y me coloco una bata, algo corta. Abro la puerta con cuidado y asomo mi cabeza y lo primero que escucho es el grito de la tía Amanda, "¡¿Qué diablos pasó aquí Min Yoon Gi?!" su voz era trágica, me provoca ir a ayudar al pobre, pero cuando Amanda está enojada, nadie se involucra. Salgo lentamente y cierro la puerta con cuidado, me pongo de rodillas y gateo a observar todo por los barrotes de la escalera.Mi tio mira con nerviosismo a la tía Amanda y Suga está sentado en el sofá con sus jeans puestos y no sé qué habrá hecho de mi ropa. Amanda está parada frente a él con los brazos cruzados y zapateando un pie con el piso. Mis padres no aguantan la risa y están parados a un lado.

– Es que estaba molesto... –Dijo Suga rascando su cabellera.
– ¡¿Molesto?! ¡¿Y por eso destruiste mi mesa central de cristal?! –Ella estaba histérica.

Mi tio la toma por la cintura y la carga a su hombro, suelto una pequeña carcajada y mi mamá quiere morirse de la risa. Amanda patalea y grita. Comienzan a subir y me hago a un lado para que no me vean, él la lleva a su habitación y ahí se encierran. Yo aún sigo riendo.

– ¿Y __________? –La voz de mi madre, Isabela, clama mi atención.
– Está dormida... –Contesta Suga mientras se levanta.
– Entonces déjala... –Suspira Steve– procura que mañana vaya al colegio hijo. –Steve palmea el hombro de Suga y éste sonríe, alza su mirada y me mira instantáneamente.

Diablos, es cómo si tuviese un detector de mí.

– Sí tío, ella irá... –Responde como todo un hombre el maldito.
– ¿no hay ninguna queja sobre ella cariño? –Pregunta Isabela.

Suga me mira y yo le cruzo las manos en señal de súplica para que no diga nada sobre la pelea con Katherine.

– No tía, ella se ha portado... muy bien. –Responde con falsa naturalidad.
– Ya sabes, si se porta mal, está bajo tu responsabilidad. –Le recuerda Steve– Y... cuídala.
– Siempre lo hago tío. –Responde mirándome.
– Por eso confiamos tanto en ti Suga. –Isabela lo abraza.

¡¿Pero qué diablos piensan?! ¿Qué Suga es mi otro padre? ¿Por qué le dan tanto derecho sobre mí?

Él asiente con la cabeza y mis padres se despiden. Él los acompaña a la puerta. Me levanto del piso y sacudo mis rodillas mientras Suga sube. Alzo mi mirada y ya lo tengo en frente, mierda, sí que es rápido. Su mirada firme y dominante, ejerciendo poder sobre mí, tal cual siempre lo hace.

– Aún tenemos que hablar. –Demanda.
– Lo sé... pero será mañana... ahorita tengo mucho sueño. –Me hago la indiferente e intento avanzar a mi habitación él me detiene y me coloca de nuevo frente a él.
– Sí... hablaremos mañana, pero hoy... hoy dejé algo pendiente.

Trago saliva y mi cuerpo se hiela... oh mierda...

Me da la vuelta y pega mi cuerpo del barandal de las escaleras mientras alza mi bata, acariciando mis piernas y mi trasero con lentitud. Humedeciéndome en mi contra.

– Procura no hacer ruido, si mis padres salen, y nos encuentran así por tus malditos gemidos... esto no resultará bien para ambos.

Asiento con la cabeza mientras tenso mi cuerpo... Dios... esto será lo más emocionante que hemos hecho... sexo en el pasillo de las escaleras, y en frente de éste, la habitación de los padres de Suga... Ellos podrían salir en cualquier momento y vernos de inmediato.

Santa mierda...

Tomo la barra con mis manos y me preparo, esto será tan caliente. Los nervios ya se asoman, pues soy bien chillona... mis piernas tiemblan mientras Suga baja su pantalón. La anticipación y el miedo me comienzan a carcomer. Suga coloca una mano sosteniendo mi cadera, con la otra siento tomar su miembro y colocarlo desde atrás en mi sexo. Muerdo mi labio, él lo pasa desde mi hendidura hasta mi clítoris, tan... malditamente lento. Humedeciendo su punta con mis fluidos. Lo pasa nuevamente y mi cuerpo se tensa con delicia. Desde mi clítoris, hasta mi hendidura... y lo introduce... lento, delicioso, apasionado.

Rwar.

Echo mi cabeza para atrás y él termina de deslizarse dentro de mí. Coloca su otra mano en mi cadera y comienza a besar mi cuello, ya estoy jadeando.

– No gimas tan fuerte ____... –Me recuerda en mi oído... y sale de mí bruscamente para entrar igual.
– ¡Ahh! –Me quejo y aprieta mi cadera con sus manos.
– No... –Me gruñe.

Sus manos viajan hacia mis senos y los toma en sus manos, perfectos para la cavidad de sus manos. Sale de mí, lento, y luego me embiste haciéndome golpear con el barandal. Dios. Cierro los ojos y muerdo mi labios... debo callar, si mis tíos salen, esto no será tan placentero para nosotros. Lo hace de nuevo... sale lento y me preparo para la embestida, pero en vez de eso, se empuja contra mí lentamente de nuevo... ¿ah? Lo repite, Dios... lento o rápido... me encanta. Otra vez, lento... yo jadeo con cuidado. Alzo mi pierna hacia atrás y la coloco en su espalda, él acaricia desde mi muslo hasta llegar a mi pantorrilla y mantenerla ahí. Sale de mí, lento igual pero ahora me embiste con brutalidad y un grito escapa de mí, con su mano en mi seno lo aprieta ligeramente.

– Diablos, no. –Gruñe en mi oído...

Escucho ruidos desde la habitación de mis tíos... oh mierda. Los nervios me atacan... y Suga me embiste nuevamente, muerdo mi labio. Diablos... Lo hace otra vez, y otra, con fuerza, adiós la pasión, esto debe acabar antes de que haya un final infeliz. Yo coloco una mano en su cadera mientras que con la otra me sostengo del barandal. Él no deja de embestirme con brutal fuerza mientras gruñe y gime en mi oído. Entierro mis uñas en su caderas... ya estoy a punto... él igual... me golpea con fuerza y mi vientre choca con el puto barandal, esto dejará moretones. Me embiste, dos, tres veces más, él aprieta mi pecho, no tan fuerte para no herirme. De seguro ya eh roto mi labio por las presión con que lo muerdo. Una embestida más, solo eso... y él lee mi mente, se empuja dentro de mí con fuerza haciéndome golpear de nuevo con el barandal, y se queda quieto en mí, y yo en él... juntos bendecidos por un orgasmo divino... relajando nuestros cuerpos mientras nos desahogamos con satisfacción.

– Saldré a hablar con Suga, aún quiero golpearlo por mi mesa.

La voz de Amanda nos sorprende y Suga suelta mi pierna y sale de mí rápidamente... oh diablos.

Listo, ódienme  

pecados con mi primo(adaptación)suga y tuOnde as histórias ganham vida. Descobre agora