Parte 9

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  –O la sueltas, o te mato. –Volteo rápidamente y me encuentro con Suga.

¿Suerte? ¿Dónde? ¿En el culo quizás?

–Suga, ¿Qué haces aquí? –Quité rápidamente la mano de Jimin de mi pierna.
– ¿Qué mierda haces aquí? Tú deberías estar en clases, no aquí con éste pendejo. –Se acercó a mí y me tomó por el brazo bruscamente levantándome de la banca. Su maldita furia era eminente.
–Suéltala o no respondo. –Jimin se levantó de la banca a defenderme.
– ¿Y qué me vas a hacer? –Soltó mi brazo y empujó a éste, Jimin por reacción y reflejo golpeó a Suga en el ojo.
– ¡JIMIN! –Corrí a él a detenerlo tomándolo por el pecho– No lo golpees por favor. –Supliqué, él me miró y entonces bajó la guardia.
– Maldito, ahora sí te mato. –Suga se levantó a golpear a Jimin e intenté detenerlo, pero fue muy mala idea, el golpe de Suga llegó a parar en mi rostro, lo único que ya sé es que estoy en el suelo.
– ¡Eres un imbécil! –Le gritó Jimin empujándolo y agachándose a auxiliarme.

Mi nariz sangra y tengo una fuerte jaqueca.

–Lindura, ¿estás bien?
– ¿Lindura? ________ tú tienes algo con éste imbécil.
– ¿Qué? ¡¿La acabas de golpear y lo más inteligente que puedes decir es eso?!
–No te lo pregunté a ti idiota. ______, respóndeme. –Con la poca voluntad que tengo intento responder.
–N...
– ¡Sí, sí tiene algo conmigo! –Jimin me interrumpe, ¿por qué diablos dijiste eso?

Estaré en graves problemas después de esto.

– ¡¿Qué?! –La voz de Suga es alterada. Mierda.
–No Suga, yo no tengo nada con... –Él me toma por el brazo y me aparta del lado de Jimin, coloco mi mano en mi nariz para evitar que siga sangrando.
– ¿Será que nunca te enseñaron a tratar bien a una mujer, imbécil? –Jimin lo encara frente a frente.
– Tú, no te metas en esto... que no te incumbe.
–Suga me lastimas. –Me quejé, pues su mano ahorcaba mi brazo.
– ¡Cállate! Nos vamos de aquí.

Él comenzó a arrastrarme técnicamente.

– ¡Luego hablamos _______! – ¿Será que puedes dejar de cagarla más aún Jimin?
–Ni lo sueñes. –Me respondió Suga mientras me halaba hacia adentro para encaminarnos a los pasillos.
– ¿A dónde me llevas? –Me quejaba, pues mi cabeza dolía y no me fijaba bien en dónde estábamos.

–Aquí. –Cerró una puerta tras él, alzo la mirada. Estamos en nuestro lugar favorito, en nuestro cofre de secretos– Ahora mismo me explicas que como es eso que tienes con Park Ji Min –Su mirada quería matarme.
– ¡No tengo nada con el! –me defendí.
– ¿Y por qué él dijo que si?
–Pues porque sabe que tú lo odias, y te quería molestar.
– ¿Y qué hacías con él? ¿Por qué su mano estaba en tu pierna? –Su desesperación era contagiosa a mí.
– ¡No es lo que crees!!
–Ah sí claro, y lo que creo es que te quería llevar del colegio para follarte en su casa, ¿o me equivoco? –Me arquea una ceja.
– ¡Pues no lo sé!
– ¿Y por qué mierda no estabas en clases? ¿Te fugaste para estar con él? –Tantas preguntas terminaban por aturdirme aún más.
-¡No! Me sacaron de clases y fui al campus y el vino hacia mí. Créeme por favor. –Perdí fuerzas para seguir es ésta discusión, sólo quiero llorar, o quizás arreglar las cosas... no lo sé.

Él baja la guardia, coloca las manos en su cintura y recapacita en silencio, luego me mira, no pude evitarlo, estoy llorando. Corre a mí y me abraza con fuerza, yo correspondo.

–Maldita sea ________ perdóname. –Toma mi cabeza con ambas manos para mirarme fijo– Mira cómo te eh dejado, todo por culpa de mis malditos celos.

¡¿ÉL DIJO CELOS?!

– ¿Celos? –Mi voz es casi audible.
– Sí, celos... sé que ese imbécil te gustaba desde hace un tiempo...
– ¿Qué? –Lo interrumpo alterada.
–Sí, sé que él te gustaba... y esos tres meses fueron los peores de mi vida, pues pensé que me dejarías por él... esos fueron los meses que más te necesité, los meses que más estuve contigo para que te olvidaras de él... –Sus ojos me reflejan miedo, un miedo que tenía oculto y nunca me reveló.

Dios Suga, ¿cuándo podré decirte que te amo más que a mi vida?

– ¿Por eso lo odias? – ¿Mi vos puede sonar aún más pequeña?
–Sí... por eso... por eso abandoné el equipo... sólo para estar cerca de ti. –Tantas revelaciones en una sola conversación... oh Dios.
–Pero Suga, tú sabes que yo nunca estaría con nadie más.
–Lo sé. –De pronto su voz se vuelve cortante y siento que se aleja– Pero es por esa maldita promesa... ¿qué sé yo que instintos sexuales tengas por otros y que no has podido cumplir sólo por fidelidad?

Sus palabras... siento que me queman cómo hierro hirviendo.

–Yo... –Bajo la mirada– yo nunca eh pensado en eso... no sé por qué tú sí.
–Pues no lo sé. –Él está volviendo– Pero odio tener que sentir tantas cosas en un momento sólo cuando te veo con un chico... quizás por eso casi nunca entro a clases para vigilarte.

Pues sentimos exactamente lo mismo... pues a mí no me da felicidad tener que verte con todas las zorras de ésta mierda.

–Quédate aquí... iré por un botiquín de emergencias para sanar lo que te eh hecho.

Dijo y simplemente salió por esa puerta en la cual ya me ha azotado tres veces.

– ¡Maldita sea con esto que siento por ti Suga! –Grito apenas cierra la puerta, pues sé que no me va a escuchar.  

pecados con mi primo(adaptación)suga y tuWhere stories live. Discover now