Parte 4

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  –Lunes en la mañana/Clases de Natación 17/09/2012–
Malditas sean las mañanas, maldita sea la natación, maldita sea el tiempo que no paso con Suga, ¡Joder! Ni si quiera sé dónde está y eso para mí es preocupante. Ese desgraciado puede estar en cualquier lugar y no precisamente leyendo una biblia.
Entro al gimnasio de la piscina con aberración, ¡y bingo! Encuentro a Suga, y cómo dije, no está leyendo una biblia. Todo lo contrario a eso incluso. Me detengo en la puerta, él está hablando con Katherine.
Oh muy maldita Katherine, ¿Por qué tengo tantos motivos cómo para odiarte? ¡Ah sí! Suga te quite llevar a la cama y divertirse contigo hasta aburrirse... Me simpatiza que él quiera utilizarte, pero me aborrece que también lo haga.
Los miro, enarco mi ceja izquierda e inmediatamente Suga nota que lo estoy observando. Él guiña el ojo, yo sólo opto por irme de allí. Me dirijo a los vestidores a colocarme el bañador. A sólo segundos de entrar, la puerta se y escucho risas, risas de voces familiares... ¡Mierda! Esas voces son de Suga y Katherine. Con discreción entro a una cabina de baño y me monto encima del escusado, asqueroso, pero eficiente.
–Asegúrate de cerrar bien la puerta. –Esa era la voz de Katherine, seguidamente se escucha el "click" del cerrojo.
–Me traías loco desde hace unos días, juro que hoy no te me escapas. –Escuché risas por parte de la zorra.
Segundos después escucho un pantalón tocar el piso, para aún más pocos segundos escuchar el primer azote contra un pared acompañado de un gemido.
Maldita sea, esto no está sucediendo, esto no está sucediendo, no otra vez, no de nuevo. Me repito esto, una y otra vez mientras escucho gemidos, golpes y gruñidos por parte de ellos dos retumbando tormentosamente en mis oídos. Sólo ellos, siendo uno, disfrutando de un buen sexo. Tengo que escuchar por enésima vez a mi amado tener sexo con otra puta.
Los azotes eran fuertes según lo que mis oídos escuchaban, y bueno los gemidos de la zorra ni se diga... No puedo contener mis celos, mi ira, mi rabia, no puedo, no puedo con tantas mierdas de decepciones, cada maldito sentimiento recorriendo mi cuerpo, llegado a mis ojos. No quiero llorar, no, no otra vez.
Pocos minutos después todo acaba, gracias al cielo. Escucho que se recoge un pantalón y se sube una cremallera. Estoy sentada en el escusado, estática, sólo escucho y siento.
–Hoy estuviste bien... –Habló Suga, pero sé que no lo dijo en serio, reconozco su voz de fastidio.
–Igual tú, ojalá pueda repetirse otro día. –Perra.
–Puede ser.
–Me has dejado morenotes. –La entiendo, a mí también me los deja en ocasiones.
–Lo siento, se me es muy natural, casi no lo puedo controlar. –Está aburrido, lo sé.
– ¿Casi?
–Sí, no eres tan especial cómo para controlarme...
Sonrío dónde estoy sentada, pero el dolor no se mueve de su sitio.
– ¿Disculpa?
–Sal tú primero, luego salgo yo.
Escucho un bufido y que azotan la puerta. Entonces sé que ya es hora de salir de mi escondite. Abro la puerta y Suga me mira a través del espejo, se le iba a caer el rostro al pobre.
–_________... ¿Estuviste ahí todo el tiempo?
Lo ignoré y caminé cabizbaja hacia el lavabo, abrí el grifo para lavar mis manos. Sentí sus manos rodearme por atrás.
–No te pongas así... sabes que eres mejor.
¡¿A mí qué chingados me importa que sea mejor que yo?!
Levanté mi rostro, consciente de que estaba roja de tantas lágrimas comprimidas. Él me miró a través del espejo, su rostro cambió agresivamente de juguetón a asustado.
– ¿Estabas llorando? –Me tomó brusco por los brazos y me dio vuelta hacia él.
–No. –Bajo mi rostro.
–Mírame. –Me sostuvo con ambas manos, forzándome a que lo viese, sin otra alternativa lo miré– ¿Por qué llorabas?
Y hoy en preguntas estúpidas, ¡Suga es el ganador!
– ¡Déjame!
Me libré de su agarre y caminé hacia la puerta, él fue tras de mí y me detuvo.
– ¡No! –Me tomó firme del brazo.
– ¡Me lastimas! –Mentí, simplemente quiero estar lejos de él.
–Pues discúlpame. –Me soltó abruptamente, se había molestado. ¿Por qué? Quién debería estar rompiéndote la madre soy yo.
– ¿Cuál es tu problema? –Estoy muy enojada y quiero romperte algo Min Yoon Gi.
– ¿El mío? ¿O el tuyo?
– ¿Problemas? Muchos, por eso ando enferma.
– ¿Y qué carajos quieres que haga? –Él me estaba gritando.
– ¿Ahora se trata de qué quiero? ¡Joder Suga!, yo no me acuesto con nadie que no seas tú, ¡y tú sí! –Le estoy gritando alteradamente.
– ¡Pues te recuerdo que yo nunca te prometí nada! –Y entonces su respuesta hueca me quema más que un fierro ardiente.
Sé que mi mira se cristalizó, no lo puede evitar. Él me miró y en su mirada leí que saboreó lo que me acababa de decir, suavizó su rostro y corrió hacia mí a abrazarme, inmediatamente me aparté de él.
–__________, discúlpame no pensé lo que dije.
–No –Respondí cabizbaja– ya lo dijiste, y tienes razón... adiós.
Voy a darme vuelta para marcharme, pero Suga me detiene y meda vuelta para chocar a nuestros labios. Y no sé de dónde, no sé por qué, no lo sé simplemente, aquel beso neutraliza todo mis males y mi ira... sólo... ese beso. Él dejó de besarme, y para ya entonces estaba cómo nueva, ¿por qué? No lo sé. Pero él sabe perfectamente cómo moldearme a su gusto, sólo él. Comenzó a besar mi cuello y a acariciar mi espalda, bajando sus caricias hasta debajo de mi falda.
–No, no aquí no. –Mi voz es débil, lo quiero aquí y ahora, pero tengo que controlarme.
–Shhh, sabes que quieres. –Susurró en mi oído mientras a su vez mordía mi cuello con delicia.
–Pero aquí no. –Ni creas que me lo harás en el mismo lugar que a la zorra.
–Ash, anda, nunca lo hemos hecho los vestidores. –Insistió.
– ¡Está bien! – ¿Cómo me convence?- Pero ahorita no...
–Agh, está bien, hoy en el turno de la tarde, pero que no pase de hoy, ¿De acuerdo? –Sus malditos ojos que me hechizan... no digas sí, no digas sí.
–Está bien. –Maldita sea.
–Perfecto. –Me regaló una blanco sonrisa la cual devolví. Me besó en los labios y luego en la frente... para entonces ya se había ido.
Aunque peleemos, siempre va a hacerme caer a sus encantos con sólo besarme. Y cuando lo hace, simplemente todo el mal se va.
Esperé un momento para luego salir del baño, para encontrarme con la zorra de Katherine quién me quería romper la madre con la mirada. La ignoré, cómo solía hacerlo siempre.  

continuara...

pecados con mi primo(adaptación)suga y tuWhere stories live. Discover now