Parte 14

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La puerta se abre con fuerza y se azota contra la pared y me echo hacia atrás pegando mi espalda a la ventana de cristal. Santa mierda, ese era Suga y me estaba mirando con un furia que me provoca gritar e irme corriendo. Suga mira a V, y para la mala suerte de V, el muy pendejo andaba sin camiseta.

– ¿Qué, estaban, haciendo? –Dice lentamente intentando controlarse, pero V no le tiene miedo.
– Charlando... sobre algunas cosas del pasado. –La voz de V es retadora y eso no es bueno.

Suga me mira y mi corazón quiere salir de su lugar, mi sangre corre a mil por hora y casi no siento mis sentidos comunes.

– Levántate, y, vámonos...
– Ella no se va a ningún lado. –Lo interrumpe V.

Dios V cállate. Suga ríe con arrogancia hacia V.

– ¿Quién lo dice? Aliencito. –No dejo que V conteste cuándo ya estoy en medio de ambos.
– V, mañana en el colegio hablamos. –Siento la mano de Suga tomar mi brazo con fuerza, y me lastima, pero aguanto.
– No voy a dejar que te vayas con éste pendejo. –Suga aprieta más mi brazo, pero no le contesta.
– Lo siento V... nos vemos mañana.

Suga me hala hacia la afuera y casi me arrastra escaleras abajo. Me lleva fuera de la casa y me sube a su auto con brusquedad. Sin duda alguna esto no terminará de ningún modo bien para mí. Suga rodea el auto y se sube en él, ya pocos segundos siguientes estamos en las sombrías carreteras de Third Street con una tensión que desgarra mi aliento sin piedad. Él conduce con rapidez, pasándose todos los semáforos en rojo.

– Vas demasiado rápido... –No sé de dónde saco fuerzas para hablar, pero lo hago, él gira la cabeza y me mira y sigue conduciendo malditamente rápido– Suga... no estás mirando la carretera, –entro en pánico pero él no deja de verme como si quisiera matarme– Suga por favor, ¡Suga mira a la carretera!

Él voltea la cabeza lentamente y mira al frente, y es como si nada.

– Te juro que te arrepentirás de haber estado con Jimin en el baño.

¡¿Qué?! ¿Cómo mierda él sabe que yo y Jimin en el baño? Mi cuerpo está helado, mis ojos quieren salir de su órbita y mi boca de no ser porque está pegada a mi cabeza ya estuviese en mi regazo. Él cruza una calle, y se detiene en frente a su casa. Yo aún estoy en shock mientras escucho mi corazón en mis oídos y mi garganta hecha un nudo. Sin mirarme se baja del auto y abre mi puerta. Yo bajo lentamente pero sigo en el mismo estado. Caminamos hacia la puerta de su casa y la abre con rapidez.

– Entra... –Demanda con firmeza y obedezco como perrito.
– ¿Y mis tíos? –Pregunto cuando estamos en el living.
– Ellos no te salvarán de lo que te haré esta noche... están con tus padres, vuelven mañana. Y cómo cosa rara estás bajo mi responsabilidad.

Él me hablaba con cautela mientras camina de aquí allá en el living mientras se quita su chaqueta y camiseta hasta sólo quedar en sus jeans. Coloca ambas manos en su cadera y me mira. Sé que la ira que trae encima es más grande que su cuerpo. Pero yo aún sigo en shock, en parálisis, en no sé, pero ¿cómo él se enteró?

– Te dije, que me obedecieras, que no me hagas enojar, porque si lo hacía _____, porque si lo hacías... –Repitió más alto mientras cerraba los ojos... aguantando su rabia, supongo yo– Te castigaría.

Lo miro fijamente, está a un metro de distancia de mí y me siento tan pequeña, tan tonta, tan indefensa delante de él.

– ¡Y ENTONCES ME ENTERO QUE ANDUVISTE DE PERRA CON JIMIN EN LOS BAÑOS!

Me gritó mientras que con un pie mandó a volar la mesita de cristal que estaba al lago de nosotros, destrozándose al golpear contra la chimenea que aún estaba encendida. Yo me cubro en respuesta a su ataque a la pobre mesa.

– Mírame. –Ordena e inmediatamente obedezco. Él saca algo de su bolsillo trasero y me lo muestra.

Oh puta mierda... era el consolador... ¿cómo llegó a sus manos?

– ¿Lo ves? Esto me lo dio Jimin... justo antes de decirme que ande más al cuidado de ti... ¿sabes por qué? –su voz era cómo si me estuviera golpeando.
– ¡¿Sabes por qué?! –Repite nuevamente y no sé cómo pero respondo un "no"– ¡POR ZORRA! –

Él arroja el consolador con fuerza a la chimenea y me encara nuevamente.

– Yo lo vi todo ________. –Me habla "calmado".

Perdóname Suga... yo solo quiero llorar y pedirle que me perdone, pero si lo hago sé que más molesto se va a poner.

– Lo vi, todo... –En sus palabras escucho dolor, ¿o me hago ideas? – Y tú eres mía... solo, mía. –Se acerca a mi cara sin mover los pies de dónde está y me lo dice lentamente– ¿entiendes? Mía... ¡Maldita sea, mía!

Se da la vuelta, camina unos pasos y respira hondo.

– Quítate la ropa...

CHAN, CHA, CHAAAN... listo, pueden odiarme hasta mañana c:  

pecados con mi primo(adaptación)suga y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora