5. He venido a salvarte

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-Y después?

-Si no somos lo suficientemente veloces, no tardaremos en ser atrapadas. La sala de guardia está apenas unos metros más allá. Hay un enfermero.

Dicho esto, Rachel agarró la mochila que llevaba y empezó a meter las pocas pertenencias de Amber dentro.
Amber se miró la intravenosa.

Ahora o nunca.

Agarró la aguja, casi suelta. Un coágulo de sangre por debajo de su piel se empezó a ver al levantarla ligeramente.

Respiró hondo.

Tiró de la aguja. Pegó un pequeño grito.

Un par de gotas de sangre se fueron con ella, por la inercia del tirón. Dos, para ser exactos.

El tiempo parecía haberse detenido. Las gotas de sangre seguían cayendo delante de los ojos de Amber. Ella agarró la camiseta delante suyo. Se la puso. De repente, un pitido fuerte y al proveniente del tomógrafo se empezó a escuchar. Entonces, el tiempo volvió a la normalidad.

Rachel corrió hacia la ventana. La abrió de par en par. El cielo estaba completamente negro, el viento azotaba, dando signos de tormenta.
Un trueno se escuchó a lo lejos.
Amber se acercó a Rachel dando tumbos, siendo la tercera vez que caminaba en dos meses. Le dolía todo el cuerpo.

-Qué hacemos ahora?

La respuesta de su acompañante se ahogó por unas voces provenientes de la puerta. De pronto, alguien la golpeó, intentando entrar.

Rachel se sentó en la cornisa. Le hizo un signo a Amber para seguirla.
-Es la única manera!

-Qué?! No haré esto!-dijo ella Retrocediendo.

-Cree en mí!! Soy tu hermana, joder!
Amber retrocedió.

-Qué estoy haciendo aquí? Porqué no me lo dijiste antes!? -Exclamó con rabia.

-Te lo diré todo después! No hay tiempo! Ahora sólo sube a la maldita cornisa!-Chilló Rachel.

Amber tenía lágrimas en sus ojos.
Volvieron a patear la puerta.
Subió a la cornisa con ayuda de Rachel.

-Vale-continuó ella, tragando muy sonoramente- el resto será fácil.

Las palabras que continuaron quedaron enmudecidas por un trueno gigantesco. El viento y la humedad golpearon la cara de Amber, y un escalofrío recorrió su cuerpo.

-L..lo has entendido?

-Q...Qué?!

De repente, abrieron la puerta.
John apareció detrás, junto con algunas enfermeras.

-Amber?!-gritaron.

John sonrió macabramente.
-Lo sabía-masculló.

Las enfermeras gritaron como descosidas, y algunas fueron a alaridos a pedir ayuda. John rompió a correr hacia ellas.

Rachel tomó a Amber de la mano.
-SALTA!!-gritó.

***

Rachel se lanzó al vacío primero, empujando a Amber consigo. John le estaba rozando la chaqueta cuando lo hicieron.

Ahora estaban cayendo. Amber sentía náuseas. Rachel cerraba los ojos. Un rayo iluminó la noche.

El suelo estaba a unos metros de distancia.

Amber gritó.

Rachel apretó la mano de Amber, obligándola a callar.

De repente, iban muy lento hacia abajo, caían a una lentitud casi placentera. Aber escuchó un sonido parecido a los bajos de una canción electrónica. Ese típico "woob". Sonaba muy bajo, casi imperceptible, por debajo de sus pies.

A los segundos, tocaron el suelo.
El sonido cesó.

Amber se derrumbó sobre el asfalto. Empezó a llorar. Por qué le pasaba eso a ella? Quién era para merecer esto?

-Lillyth?-preguntó Rachel, inclinándosé sobre ella.

-NO ME LLAMES LYLLITH!! SOY AMBER! SOY AMBER!-chilló, revolcándose en el suelo. Quedó boca arriba, con los brazos abiertos. La lluvia comenzó a caer. Sintió las gotas caer sobre sus labios secos, hidratándolos poco a poco como una esponja.

Rachel puso du mano en la espalda de Amber y levantó su torso.

-Escúchame ahora. Quiero...Necesito que seas fuerte. Ahora más que nunca. Yo te ayudaré, pero prométemelo.

Amber contestó con un gemido.

-Ra..chel... N...no te recuerdo...No sabía que tenía una hermana... Por qué estás aquí... Quién eres?

De repente, Rachel movió la ceja y miró hacia el otro lado del parque del hospital.

-Han llamado a la pasma-masculló-mierda.

Miró a Amber que, casi inconsciente, miraba hacia un punto fijo por encima de la cabeza de su acompañante. Rachel la sacudió, y la otra pareció volver en sí.

-Levántate! Hay que irse pitando.
Amber se levantó con sollozos y se agarró del hombro de su hermana. Con la otra mano agarró fuertemente la libreta, que había agarrado antes de levantarse.

Los Elegidos- respirandoWhere stories live. Discover now