Capítulo 12: No te preocupes, no te violaré.

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― ¿Me extrañaste?

―Sólo han pasado dos días ―respondo con una sonrisa.

―Dos días increíblemente largos sin mi presencia, admítelo.

―Puedes creer lo que quieras. ―Hago rodar los ojos, pero mi sonrisa no desaparece.

No les voy a decir que ya me siento feliz, pero tener a mi mejor amiga aquí hace que la tristeza se apacigüe un poco.

Ella ríe con fuerza y separa nuestro abrazo. Algo que desearía no hubiera hecho, porque posteriormente ve mi cara y puedo decir que soy un espejo de mis sentimientos.

―¿A quién golpeo? ―pregunta con el ceño fruncido.

―A nadie, Lysh. ―Sacudo la cabeza―. Estoy bien.

―Kathery, tienes que dejar de decir eso. ―Bufa con notoria frustración―. Sabes que a mí no puedes mentirme el noventa por ciento de las veces y ésta, amiga mía, entra en la estadística.

―Lyshia, basta. Ya te dije que estoy bien.

―¿Cuándo se perdió la confianza, eh? ―pregunta de repente, luciendo dolida―. Nos contábamos todo, Kath, todo.

El sentimiento de culpa se arremolina en mi pecho y quiero golpearme contra la pared por la frustración.

No eres tú, Lysh. Perdóname.

―Yo...

No, la verdad es que no sé qué decirle. Ya no quiero mentir u ocultar. Es mejor callar.

Como si fuera tan fácil.

Ella suelta un leve suspiro y baja la mirada. Sus hombros caen y puedo decir que ya se rindió, sabe que no le diré nada.

―Necesito pasar al baño ―dice y emprende su camino hacia el tocador.

Me siento mal, me siento culpable. Santo Jesús, las cosas parecen complicarse cada vez más. Estoy harta de los secretos.

― ¡SANTO BUKLOT! ―grita Lyshia, con genuino terror en su voz.

Oh, no puede ser, ¡Ethan está en el baño!

Corro hacia mi amiga, rezando por que no se haya topado con el chico escondido en mi tocador.

―Lysh... ―Alcanzo a decir antes de tropezar y caer de cara sobre el frío piso metálico.

―Tu amiga se desmayó ―me informa Ethan, con una indiferencia que me sorprende.

― ¿Qué? ―Volteo confundida para ver el desconocido objeto con el que me he tropezado y descubro que es Lyshia, tendida inconsciente en el piso―. Oh, buklot.

Me levanto de su pobre persona tan rápido como puedo y me pongo de cuclillas junto a ella, para después tomar su cara entre mis manos.

―Lysh ―la llamo―. Amiga, reacciona.

La sacudo levemente y ella parece mover los globos oculares bajo sus párpados. Dice algo que no logro entender y abre los ojos, pareciendo perdida por unos segundos.

―Creo que soñé... ―murmura, más para sí misma que para mí.

―No soñaste, niña ―dice Ethan, haciendo que mi amiga abra los ojos como platos y voltee a verlo con sorpresa, incredulidad y hasta me atrevería a decir que terror...

Bueno, esta es una reacción diferente a la mía.

―Eres un chico ―susurra con la voz entrecortada.

―Sus habilidades deductivas son impresionantes ―comenta Ethan, con un aire burlesco―, como las tuyas, Kath. Tenían que ser amigas.

Lo fulmino con la mirada, para después regresarle toda mi atención a Lyshia.

―Lysh, respira ―le ordeno.

―Hay... hay un chico ―dice sin dejar de verlo como si fuera un simio de tres cabezas y cuatro colas, casi hiperventilando de la impresión.

―Así es, Lysh. Y te lo voy a explicar todo, lo prometo. Pero primero necesito que normalices tu respiración.

Ella me obedece, inhalando y exhalando hasta que deja de ahogarse con oxígeno.

― ¿Qué es esto, Kathey? ¿Por qué jolines hay un chico en tu baño?

Suspiro y me siento, cruzando las piernas. Ethan se queda de pie, casi dándonos la espalda, queriendo ignorar nuestra presencia por completo.

―Cuéntame ―dice Lyshia, sondando suplicante―. Sólo cuéntamelo todo.

Y así lo hago. Le digo absolutamente todo: desde como nos encontramos en la calle, hasta la conversación que escuché hace una horas. La informo completamente y siento un gran peso salir de mi pecho. Se siente bien contárselo a alguien que no sea Ethan. Ella parece perder el inesperado miedo hacia el chico y su postura se va relajando.

―Espera... ¿Estás diciéndome que hay más hombres? ―pregunta impresionada―. O sea, que no están extintos.

―Así es. ―Asiento―. Basándome en lo que escuché, estoy casi segura de que sí.

―Oh, Dios, Kathey. ―Sacude la cabeza, tan impactada como yo―. Pero si hay más y nadie sabe de su existencia, entonces quiere decir que están siendo escondidos o algo, ¿no?

―Eso es lo que creemos, Sherlock ―dice Ethan, hablando por primera vez desde que comencé mi relato.

―Oh, buklot. ―Lysh parece haber descubierto algo y me mira con incredulidad―. ¿Crees que se los estén prostituyendo en secreto?

Hago una mueca de asco y sacudo la cabeza.

―Dios, no ―niego, rehusándome a creer tal cosa―. Yo pienso que podrían estar investigando con ellos o algo así. Tal vez incluso hagan experimentos.

―Bueno, es una teoría más creíble. ―Asiente la chica―. Pero más aburrida también. ―Me guiña un ojo.

Suelto una carcajada y casi podría jurar que Ethan quiere reír también. Definitivamente Lyshia ya le perdió el terror, ya está aquí la chica de siempre.

―No me siento seguro estando en la misma habitación que tú ―comenta el rubio, sonando divertido.

―No te preocupes, no te violaré.

*****

¡Holaaaa, mis amores!

Sólo quería agradecerles infinitamente su apoyo, son lo máximo.

Gracias por votar y comentar, en verdad me hacen el día con cada cosa que escriben.

¡Les mando un abrazo de oso!

Nos leemos el próximo capítulo. <3

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Where stories live. Discover now