Treinta y cinco.

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―He visto a Cassandra Dawson. ―dijeron del otro lado de la línea. Riggs me miró y presioné con fuerza el volante. Subió el volumen de la radio y me concentré en la autopista― Habla Phillips Dough desde el autoservicio ubicado en el kilómetro 62; Denver, Colorado. Estaba acompañada de un joven morocho, ninguno de sus dos compañeros. ―apenas dijo eso, Riggs sonrió― Intentó hipnotizarme pero lo único que logró fue debilitarme. Escapó con una gran cantidad de alimentos y no pude seguirlos.

Se produjo una pausa por unos largos minutos. Parecía que el remitente estaba pensando en qué palabras decir.

―Creo... creo que se dirigían hacia la base de datos en Nebraska. ―dijo luego de un suspiro. Frené el coche de golpe y miré con los ojos bien abiertos a Holland. Luego, giré la cabeza hacia la autopista de la otra mano. Estábamos yendo hacia Phoenix y ahora debíamos regresar para prepararnos.

Si realmente mi hija quería destruir nuestra base de datos y acabar con nosotros para siempre, ahora ya no era una necesidad el hecho de asesinarla, sino que se había convertido en una obligación.

―¿Qué estás esperando? ¡Gira el volante ahora, Jon! ―me gritó desesperado. Hice caso omiso a su pedido. Aunque quiera asesinarla, aunque la haya convertido en lo que menos quería y aunque le haya arruinado la vida, Cassandra era mi hija. Yo le había dado la vida en todos los sentidos, yo quise traerla al mundo, y quise protegerla siempre aunque las circunstancias no se dieron de esa manera. Como todo padre quise verla cumplir su sueño, conocer cada gusto y actitud suya, celarla de cada hombre que se atreva a tocarla y sin embargo no lo hice― Oye hermano, no es momento de ponernos melancólicos. ¡Ella está a punto de asesinarte, de asesinarme y exterminar de la tierra esa base de datos!

Riggs tomó mi cabeza y me obligó a mirarlo a los ojos. Tensó la mandíbula y tapó mis oídos. Lo aparté de un manotazo.

―¡NO! ―grité. Holland volvió a tomarme y no perdió el tiempo. Apreté los ojos con fuerza pero sus palabras me obligaron a abrirlos.

―Vas a doblar y conducirás hasta Nebraska lo más rápido posible. Asesinarás a tu hija sin piedad. ¿Qué harás?

―Conduciré hasta Nebraska y voy a matar a Cassandra. ―repetí retomando la marcha. Doblé en un retorno y transitamos por la ruta en la dirección contraria.

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