Capítulo 21 - Ufana e impredecible situación

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La navidad llegó y, con ella, todos los buenos deseos y el sincero amor de sus suegros que vinieron desde Japón para pasar unos días con ellos. Sung Kyu casi se sintió del mismo modo que cuando estaban vivos sus padres y nunca se habría imaginado encontrar a una familia que lo quisiera tanto. La señora Nam era tan considerada, le recordaba tanto a su propia madre.

Esa noche decidieron hacer una gran cena en la casa e invitar a sus amigos más cercanos y sus familias. Fue una enorme celebración llena de obsequios y deliciosa comida. Platillos especiales que Woo Hyun se encargó de preparar porque, después de todo, era un reconocido chef.

—¿Te gusta? —preguntó Woo Hyun en un murmullo cuando se le había acercado para darle un pequeño beso en la mejilla.

—Todo está increíble, y la comida es deliciosa —mencionó Sung Kyu, tomándolo de la mano para levantarse de la mesa y salir al jardín trasero. En todo el día no había podido estar a solas con su esposo.

A primera hora de la mañana los primos Lee se la pasaron "interrogándolo" sobre su vida en América mientras tomaban el desayuno. Parecía que no habían tenido suficiente con todo lo que les dijo desde que arribó a Corea. Esos muchachos eran tan curiosos y a la vez tan enérgicos. Incluso lo llamaron "anciano" cuando le propusieron salir de compras al centro comercial y él había dicho que se sentía agotado.

Pero, ¿qué esperaban? Lo que quería era descansar y pasar todo el tiempo posible al lado de Woo Hyun. Aunque eso no había sido posible porque los chicos Lee lo convencieron de pasar un "divertido" rato con ellos.

Después de eso, lo llevaron al cine, e invitaron también a Dong Woo, quien apareció llevando consigo a Ho Won. Y para ese entonces, Sung Kyu presentía que había algo entre ellos, aunque su amigo se empeñaba en negarlo.

A final de cuentas, Sung Kyu pasó casi todo el día fuera de casa y, hasta que la cena estuvo servida, se sintió más relajado y feliz.

—¿Pasa algo? —inquirió Nam una vez que se detuvieron cerca de las flores. Acunó el rostro de Kim entre sus manos y lo miró con algo de preocupación.

—No. Sólo quería estar a solas contigo un momento.

Sung Kyu suspiró y recargó su barbilla en el hombro de Woo Hyun, éste lo abrazó por la cintura y el muchacho lo sujetó de los brazos.

Muchas veces se imaginó hacer eso durante su estadía en América. Lo único que le daba fuerzas era pensar en Woo Hyun y que lo estaba esperando. Tenía tantas ganas de estar ahí, entre sus brazos, que por un momento deseó no regresar a Vancouver nunca más.

—Tengo otro regalo para ti —murmuró el mayor en su oído y cuando se separó un poco de él, metió una mano en el bolsillo interior de su saco y le extendió una cámara fotográfica. Kim abrió más los ojos y de inmediato la tomó, dedicándole una gran sonrisa.

—La cuidaré mucho, y la primera fotografía que quiero tomar, es una de nosotros dos.

Woo Hyun sonrió ante sus palabras y le dio un fugaz beso en los labios, Sung Kyu encendió el aparato y, acomodando su cabeza en el hombro de su esposo, ambos miraron hacia la lente, antes de que el muchacho presionara el botón para tomar la foto.

—Feliz navidad —susurró Kim.

—Feliz navidad, mi vida.

—Por favor, llámame cuando estés en América, o por lo menos envíame un mensaje, cariño.

—Lo haré, mamá. Discúlpame si los descuidé, los estudios me tienen muy ocupado.

—Lo sé, pero, aun así, no te olvides de nosotros.

La madre de Woo Hyun lo abrazó con más fuerza, le dejó un beso en la mejilla y Sung Kyu vio como sus ojos comenzaban a humedecerse. Sus suegros pasaron una corta semana de visita en la casa y, ese primer día de año nuevo, tenían que regresar a Japón.

El Contrato | WooGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora